El periodista y jefe de la sección El Mundo de Página|12, Santiago O'Donnell, sostuvo que "hay una batalla judicial, política y cultural" contra el programador, periodista y fundador del sitio web WikiLeaks, Julian Assange.
"Lo primero que hay que hacer es empezar por la batalla cultural y esta idea de que Assange robó información y es un espía. Es importante entender que la información no se puede robar. Uno accede a la información o no accede", explicó O'Donnell en diálogo con AM750.
La información no se puede robar
WikiLeaks es una organización mediática internacional sin fines de lucro que, según su sitio oficial, publicó más de diez millones de documentos que revelan, entre otros crímenes, la violación de derechos humanos por parte de varios gobiernos, como los de Estados Unidos, Arabia Saudí, Siria y Turquía.
La idea de que Assange "robó información" está muy extendida y se sostiene sobre la premisa de que el fundador de WikiLeaks difundió datos sensibles sobre corporaciones y gobiernos mediante la transgesión de leyes que penalizan los delitos informáticos.
Las corporaciones y los Estados, explicó O'Donnell, ponen obstáculos a la distribución de información a través de ese tipo de legislaciones para que los datos sensibles como la información clasificada "queden concentrados en pocas manos".
"Está mal confundir un delito informático con el acceso a la información, sobre todo si es de interés público", señaló el autor de ArgenLeaks. Los cables de Washington sobre la Argentina, de la A a la Z (2011) en diálogo con Escuchá Página|12. Es más, el derecho a la información, como el derecho a la privacidad, están defendidos en las constituciones de varios países del mundo, entre ellos, la de Argentina.
La extradición: la batalla judicial
Este martes, Assange enfrentó el primero de dos días de audiencia en su lucha contra la extradición a Estados Unidos. La cita es en Londres y el acusado se excusó de asistir por su deteriorado estado de salud.
Hasta ahora, contó O'Donnell, quienes obtenían la información eran perseguidos judicialmente. Sin embargo, quienes publican, los periodistas, no pueden ser enjuiciados por investigar porque publicar, que es en definitiva lo que hizo WikiLeaks, "es un acto público, como la palabra lo indica".
En ese marco, el autor de Politileaks (2014) advirtió que WikiLeaks fue definida por Estados Unidos como "un servicio de inteligencia privado y hostil". Es decir, a Assange se lo acusa de ser un espía, y el espionaje es, en toda la jurisprudencia de la mayoría de las democracias occidentales, un delito político, y los delitos políticos no se extraditan.
"Los espías nunca se extraditan, en todo caso se canjean. Doblemente se está fallando a toda la tradición y a toda la jurisprudencia por razones geopolíticas", señaló O'Donnell.
La ofensiva de Estados Unidos: la batalla política
Según el editor de la sección El Mundo de Página|12, la insistencia y la demonización de Assange por parte de Inglaterra se debe a que un sector conservador británico responde, a pesar del Brexit, a los deseos de Norteamérica.
"Assange obtuvo información tan importante, tan relevante, que dejó tan mal parado a Estados Unidos que ahora quieren cruzar esa línea y empezar a perseguir a un periodista", planteó O'Donnell.
Y concluyó: "Si no circula la información de interés público, si queda en manos de poca gente, las democracias mueren".