A las 17.05 de ayer la estación Facultad de Medicina de la Línea D del subte estaba tan frenética como siempre en hora pico: los transeúntes bajaban y subían las escaleras, cruzaban los pasillos apurados hasta llegar a los molinetes, se amontonaban en filas detrás de la boletería para cargar la tarjeta Sube. Todos desfilaban ensimismados en sus trayectos de rutina, ajenos a cualquier estímulo externo. La semana pasada, en el pasillo que sale a Córdoba y Uriburu de esa estación se instalaron una serie de carteles publicitarios del nuevo perfume de Benetton. La pintura de las paredes y una luz de neón que recorre el techo abovedado refulgía ayer de violeta sobre las personas que entraban y salían de la estación: “Purple Revolution (revolución púrpura), United Colors of Benetton”, decía el afiche principal de la campaña, con la sola imagen del frasco de perfume. A las 17.07 un grupo de unas 15 personas se estancó en medio del pasillo. Se hizo un tumulto que no duró más de cinco minutos. Cuando se retiraron, la campaña era otra: “United Killers of Benetton” (asesinos unidos de Benetton), pasaron a decir las publicidades, y en el cartel de salida se leía: “a 60 metros de aquí, en la Morgue Judicial, está el cuerpo de Santiago Maldonado”.

“¡Probame!”, invitaba uno de los afiches en letras doradas. Debajo, la foto del frasco circular de perfume quedó con una imagen en el centro de Julio Argentino Roca, en el tono violáceo de los viejos billetes de 100 pesos; al lado había pegados otros tres círculos con las caras de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrrich; el jefe de gabinete de la cartera, Pablo Noceti; y el presidente Mauricio Macri. El grupo de activistas se disipó rápido y la estación volvió a la dinámica normal. Minutos después, cinco mujeres repartían muestras de perfume a quienes bajaban a la estación. Incluso las personas que miraban con desprecio la intervención de los afiches agarraban los papelitos perfumados. Muchos miraban los carteles y les sacaban fotos. Con complicidad o rechazo, nadie pasaba indiferente. “Gracias, muy rico”, comentó una señora luego de llevarse la muestra a la nariz. Los papelitos tenían el logo de la marca italiana y la insignia “United Killers of Benetton”. El perfume era el más barato que encontraron las activistas. 

“Esta intervención surgió porque nos pareció siniestra la cercanía de esta campaña publicitaria, tan colorida y festiva, a 60 metros de donde está todavía hoy el cuerpo de Santiago Maldonado. Nos parecía muy importante señalar la siniestra coincidencia el día de la marcha a tres meses de la desaparición de Santiago”, dijo a PáginaI12 una de las organizadoras del colectivo, integrado por investigadores en Ciencias Sociales, artistas y militantes. “Creemos que en las últimas semanas el actor Benetton fue totalmente invisibilizado por los medios de comunicación. El conflicto de los mapuches por el que reprimió la Gendarmería el 1 de agosto ocurrió en territorio de Benetton. Es un territorio en conflicto, eso no se puede negar. Es un territorio que Benetton adquirió de una manera bastante irregular; implicó una expropiación de territorios que reclaman históricamente las comunidades mapuches de la zona”, agregó la activista.

La modificación de las publicidades respetó con precisión las medidas de los carteles, los colores estridentes de la firma y el tipo de letra. Salvo por el contenido, las calcomanías parecían elaboradas por los mismos diseñadores gráficos. “900.000 hectáreas compradas a la compañía Tierras del Sud Argentino, arrebatadas por Roca a los mapuches a sangre y fuego”, quedó como zócalo de un afiche en el que una mujer oriental exhibía el frasco con la cara de Roca. Otro detallaba: “las tierras de Luciano Benetton en Argentina suman 48 veces la extensión de la Ciudad de Buenos Aires”, con un mosaico de 48 mapas de la ciudad para graficarlo. En el cartel principal de la campaña, el “Purple” fue reemplazado por “Mapuche Land”: Mapuche Land Revolution. 

“Hay una herencia directa de la conquista del desierto y esa expropiación de los territorios indígenas hacia la acumulación capitalista de este país. Benetton los compró a un precio irrisorio, a un precio muy bajo, a los mismos dueños que lo habían heredado de Roca. Hay una línea genealógica de la conquista del desierto a la situación actual”, apuntó luego. La activista explicó que “muchas de las publicidades de Benetton han tocado temas como la guerra o el Sida, campañas que llamaban la atención por ser políticamente incorrectas. Lo que estamos haciendo es jugar de una manera sutil y explícita a la vez con esa misma campaña, mimetizándonos para señalar la complicidad”. “Nuestra intervención sirve para llegar a gente que se encuentra de golpe en sus trayectos cotidianos con algo que los perturba, que los saca de lugar, los interpela, que lo intranquiliza. La idea es generar un contradiscurso en el territorio de la publicidad. Y, principalmente, es otra forma que encontramos para pedir justicia por Santiago Maldonado”, concluyó. 

Informe: Juan Funes.