Norma Birri de Vermeulen, tal el nombre que lleva, desde ayer, la plaza de la ciudad deportiva de Rosario Central en Granadero Baigorria. Normita, Madre de la plaza 25 de mayo, siempre decía que una partecita de ese predio era de ella, porque había aportado -junto a su familia- como muchos otros socios, para su construcción. Normita fue, además, una de las pioneras en hacer memoria en el club. 

"Visitó la pensión de Granadero Baigorria y les contó a los pibes que por entonces vivían y soñaban allí su historia y la de su hijo Osvaldo, quien permanece desaparecido", rememora el grupo de "hinchas canayas con memoria" que trabajan desde 2017 en distintas actividades ligadas a los derechos humanos en el club, al principio con un ingreso a la cancha en la previa del 24 de marzo, y luego participando, como club, en la marcha que conmemora el aniversario del golpe de estado. 

"En este camino contamos con la ayuda del club, cuya actitud siempre fue la de colaborar en este trabajo de reconstrucción de nuestra memoria colectiva", aseguraron, y así pudieron acceder a los padrones societarios. "Logramos encontrar a 11 víctimas del terrorismo de Estado que habían sido socios y socias de nuestra querida institución, y el 26 de marzo de 2019 se colocó una placa con sus nombres en uno de los paredones del Gigante. Dos años después, en el predio de Arroyo Seco, se plantaron 11 árboles y se les restituyó la condición de socios con entrega de carnets a sus familiares", remarcaron. "Uno de los momentos más emotivos se dio cuando el plantel de Primera División disputó un encuentro oficial con los 11 nombres tatuados en las camisetas", cuentan.

Ayer, fue el turno de rendirle homenaje a una canaya que siempre se enorgullecía de su camiseta. "En HIJOS, un compañero y compañera que compartíamos además de la militancia, la pasión por Central, en algún momento empezamos a pensar en hacer algo de derechos humanos dentro del club", cuenta Santiago Garat, que participa de la comisión de Memoria. Así, también, se convirtieron en fundadores de la Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol Argentino. 

"Entendemos que el fútbol es una gran herramienta para llegar a otro público, a otros sectores que por ahí no leerían algo que nosotros publicamos de Derechos Humanos, pero al poner una publicación con una camiseta central, un jugador, lo leen y por ahí eso también aporta a la lucha de la construcción de memoria, verdad y justicia y también a las campañas de Abuelas", sigue Garat. 

Abuelas de Plaza de Mayo lleva adelante una campaña para seguir buscando a las 300 personas nacidas en cautiverio, que todavía están desaparecidas. Los nietos que aún no han recuperado su identidad.