La empresa Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (Sbase) y la concesionaria Metrovías retiraron de circulación “preventivamente” dos formaciones de la línea B compradas al Metro de Madrid porque los coches están “sospechados de contener un mineral prohibido” con efectos cancerígenos. La medida, señaló Sbase en un comunicado, fue tomada “ante las declaraciones que hizo el Metro de Madrid a medios españoles, según las cuales los coches contenían asbesto en componentes eléctricos, un material prohibido en ambos países”. Fuentes del servicio de subte porteño aseguraron que, al momento de comprar los coches, en 2011, el Metro madrileño no informó sobre la presencia de amianto en los coches CAF 5000. Por su parte, la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) señaló en un comunicado su “profunda preocupación” por el daño que el asbesto podría provocar en sus representados, habida cuenta de que en Madrid “causó cáncer a trabajadores por exponerse prolongadamente” a él. 

El comunicado de Sbase aseguró que “este componente no representa riesgo para los pasajeros ni para los operarios si no es manipulado”, y afirmó, además, que a pesar de que las formaciones -cada una de las tres compuestas por seis coches– fueron retiradas del servicio, la decisión no tendrá impacto sobre los viajes cotidianos. “La frecuencia de la línea no se verá afectada en tanto se trata de 3 formaciones sobre un total de 27 que hacen el recorrido Leandro N. Alem - Juan Manuel de Rosas”, indicó la empresa en el comunicado.

Los coches retirados de circulación conforman “tres formaciones CAF 5000 que circulaban en la Línea B” y la decisión fue tomada luego de que, el 16 de febrero, el diario El Mundo, de Madrid, informara que se había detectado amianto en vagones viejos de tres líneas del subte madrileño. El diario español informó el viernes que el Metro había “confirmado la existencia de amianto en dos de los modelos de tren que circulan por la red” y que la “sustancia cancerígena se encuentra en el recubrimiento de ‘un pequeño componente eléctrico’ situado en la parte inferior de los vagones al cual los viajeros ‘no tienen acceso’, por lo que ‘no supone ningún peligro’”. Las autoridades reconocieron que “el único riesgo posible derivaría de la manipulación de dichos dispositivos”. La noticia trascendió luego de que el Sindicato Unión General de Trabajadores (UGT) advirtiera que el servicio público de salud confirmó, a fines del año pasado, un caso de cáncer registrado en un trabajador del subte afectado por la exposición prolongada al amianto, una enfermedad que fue categorizada como enfermedad profesional y reconocida como tal por el propio Metro. 

En su comunicado, Sbase señaló que “exigió al metro español que confirme la presencia de este mineral en las formaciones compradas en el año 2011” y que se encuentran en circulación desde hace cinco años. Por su parte, la AGTSyP informó que “ordenó a todos los trabajadores que no deben subirse o tocar los CAF 5000. Las secretarías de Salud Laboral y Asuntos Jurídicos y Actas del sindicato tomaron cartas en el asunto para realizar las denuncias correspondientes ante Metrovías, Sbase y organismos correspondientes”.