CONTRATAPA

Sueños y materia

 Por Rodrigo Fresán

Desde Barcelona

UNO “Estamos hechos de la misma materia de los sueños y nuestra pequeña vida termina durmiendo”, dijo Shakespeare con los ojos más abiertos que cualquiera de nosotros. Y, como de costumbre, tenía razón. Empezamos dormidos, terminamos dormidos, dormimos una tercera parte de nuestras vidas y alguna vez yo sentí que no había nada más absurdo que dormir. Calculaba horas soñadas como horas perdidas. Me torturaba con todo lo que podría hacer y no hacía en esas horas en suspensión. Me acostaba tarde y me levantaba temprano. Ahora no. Ahora soy feliz en pijama desde las 7 de la tarde y me froto las manos ante la horizontal de lo vertical y el placer único de ese instante en el que, sosteniendo un libro, las letras comienzan a bailar frente a tus pupilas y de pronto (to be continued...).

DOS De ahí que ahora cada vez que veo ese popular videoclip de la banda Black Eyed Peas para su popular canción “I Gotta Feeling”, sienta unas impostergables ganas de cerrar la puerta por dentro con llave y meterme debajo de la cama. Es decir: en mis tiempos nocturnos yo nunca fui a una fiesta así, como la que se muestra en ese clip; pero sí fui a otras que funcionaban como variaciones sobre ese aria de andar pegando saltos contra las estrellas y estrellarte contra el techo. “Tengo la sensación de que esta noche va a ser una buena noche”, cantan los muchachos y muchachas que, seguro, durante el día, leen novelas de vampiros románticos. Saludos a todos ellos. Yo ya di.

TRES Dormidos, en la profundidad de la noche, se supone que somos más vulnerables que nunca. Y de eso va Paranormal Activity de un tal Oren Pelli: el nuevo triunfo del cine dinfra-indie con apenas 15 mil dólares de inversión y comprada por Steven Spielberg para su millonaria distribución mundial. Y pocas cosas más rentables y más baratas que dar miedo, y la película ya recaudó mucho y lo que ofrece –tras la estela de aquella The Blair Witch Project, cámara de video y a otra cosa– es la vulnerabilidad absoluta de un matrimonio durmiendo. Y, por supuesto, los inexplicables ruidos que los despiertan. Después, enseguida, ya se sabe: se acaba el sueño para que empiece la pesadilla. Paranormal Activity no está mal, aunque no sea nada del otro mundo. Lo mejor, en realidad, son sus avances: vistas del público viendo la película, filmados con lente infrarroja, dando gritos y pegando saltos en sus butacas. Así, lo que se muestra allí no es la causa sino el efecto. Y, sí, nada produce más terror que te despierten cuando todos duermen y, si no, pregúntenselo a ese teléfono sonando en el centro de la noche. Y los padres y las madres del mundo saben que el terror es otra cosa, que no es que el terror no te deje dormir sino que el terror no duerme. Nunca.

CUATRO Y la otra noche me fui a dormir y, cuando me desperté, Europa ya tenía nuevo presidente y “ministra” de Asuntos Exteriores. A nadie le importaba demasiado el asunto (en los más de diez años que llevo viviendo en este continente, el único momento de conjunción continental y euforia multieuropea que he experimentado ha sido la llegada del euro), se optó por representantes “grises y de bajo perfil” (para tristeza de los que aspiraban a líderes con más prensa como el un tanto quemado Tony Blair o el incombustible Felipe González), y conozcan ustedes al conservador belga adicto a la escritura de haikus, Herman von Rumpuy (con todo el look de uno de esos graciosos secundarios de Tintín), y a la baronesa laborista británica Catherine Ashton (que parece surgida de alguna comarca de Little Britain) de la que, se dice, no tiene ninguna experiencia diplomática para semejante cargo. Lo cierto de todo esto es que Merkel y Sarkozy pactaron darles diplomas a estos dos y repartirse los despachos y carteras verdaderamente importantes, pactando un eje franco-alemán. Zapatero –de quien se dice fue vital para conseguir estos nombramientos por unanimidad– se mostró satisfecho, se sintió protagonista por la velocidad y el consenso (como si éstos fueran garantía de algo) y expresó su satisfacción porque “como responsable de un gobierno con más ministras que ministros, me resultaba difícilmente entendible y aceptable que no hubiera ninguna en los principales cargos de la Unión”. Y yo me pregunto –con todo respeto y cautela– si nombrar a una mujer para un puesto que no sirve no es, también, una forma de discriminación. Zapatero piensa que no, y lo explicó de este modo: “Yo he llegado a presidente sin haber sido ministro ni ostentado ningún cargo ejecutivo”. Ah... Ahí nomás, Daniel Cohn-Bendit definió a Van Rompuy como “insulso” y a Ashton como “insignificante”, y aseguró que Europa “ha tocado fondo”. Sarkozy, por su parte, gesticuló mucho, palmeó muchas espaldas, volvió a consagrarse como el mejor imitador de Louis De Funès, pidió disculpas al primer ministro irlandés por el gol clasificatorio con main de dieu, pero agregó que ni sueñen con que se vaya a repetir el partido. Merkel sonreía esa giocondesca sonrisa suya. Y uno y otro, después de la fiesta, no tenían cara de sueño: tenían cara de sueños, que no es lo mismo.

CINCO Otras noticias de esa mañana eran la liberación del pesquero “Alakrana” previo pago de rescate (con el Partido Popular exigiendo exigencias) y Obama admitiendo que Guantánamo no sólo no se iba a cerrar en los plazos establecidos sino que, además, prefería no aventurar nueva fecha de clausura. “En Washington las cosas van más lentas de lo que yo pensaba”, se excusó. Y me temo que habría que ir degradando ese Nobel de la Paz por un Nobel de la Tregua. Días atrás –ante los bombardeos en Afganistán y los incumplimientos en políticas medioambientales–, alguien comentaba que cualquier día de éstos a Obama lo va a agarrar un chaparrón en los jardines de la Casa Blanca y descubriremos que el hombre destiñe, que no era negro, que era igual al que lo precedió e igual al que vendrá: gris. Y yo entonces corrí las cortinas y, bostezando, me volví a la camita.

SEIS Actividad anormal: la bailarina portuguesa Rita Marcalo –subvencionada por el Arts Council británico– presentó su última performance. A saber: privarse de sueño, ingerir estimulantes a lo largo de 24 horas y provocarse una crisis epiléptica en público. Para los que disfruten con este tipo de numeritos: la gripe A ha mutado. Para peor. El resto –la gente normal–, al sobre: expresos y certificados.

SIETE Paranormal Activity –como El bebé de Rosemary, La noche de los muertos vivientes, El exorcista, El inquilino, Poltergeist, El resplandor y las recientes REC y REC 2– es, también, digno exponente de lo que podría definirse como terror inmobiliario y descendiente directo de las casas embrujadas decimonónicas. Ya saben: gente encerrada sin poder salir o gente encerrada para que no entren. Así que aquí va otra de terror inmobiliario, otra perfecta razón para quedarse nadando entre sábanas y no salir. Una noche de julio de 2008, una pareja y su hijo interrumpieron sus vacaciones y, advertidos por sus vecinos, volvieron rápidamente a su hogar de los últimos veintiún años para encontrarse con que sus llaves ya no servían para sus cerraduras y que allí adentro se había instalado una tribu de okupas. Y –actividad paranormal fuera de la ley pero en toda regla, una de las dos ocupaciones ilegales que se producen al día en Barcelona y alrededores– allí se quedaron los fantasmas, amparándose en su “precariedad económica”, con la anuencia de un juez sensible, explicando que la vivienda estaba vacía... La cuestión es que la familia continúa pagando el alquiler para no perder el ventajoso contrato (pagan 148 euros), los intrusos siguen allí, el expediente crece y crece y el mismo magistrado de antes multó a los invasores con un euro de fianza. ¿No les da miedo? ¿Y cómo era aquella otra cita? Ah sí: “Mucho tiempo he estado acostándome temprano”.

Genio.

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