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Por Eduardo Pavlovsky*

Se habla mucho del problema argentino. Es verdad que nunca estuvimos peor económicamente. También es cierto que nuestra burguesía ya había girado al exterior 150 mil millones de dólares previo al corralito. Tenemos entonces dos países: uno rico afuera y otro pobre y vaciado adentro. Las burguesías mexicanas y brasileñas, también aliadas a los capitales financieros internacionales, dejaron parte del soborno en sus países. Son más nacionalistas. Nosotros no dejamos nada. Esa es la gran singularidad de nuestra burguesía. Ese es un fenómeno argentino. Con todo, muchas veces pareciésemos olvidar que pertenecemos a Latinoamérica, donde el 60 por ciento de la población vive entre la pobreza, la miseria y la marginación. También la violencia cotidiana en nuestras calles, que tanto nos preocupa, no es mayor que la violencia en las calles de las principales ciudades latinoamericanas. Casi me arriesgaría a decir que es menor. En otras palabras, el subdesarrollo de los recursos humanos es un problema latinoamericano, el continente de mayor desigualdad social del mundo. La Argentina es, por otro lado, el país de mayor desigualdad social del continente. Veamos datos de la gran complejidad de la situación. Existe un documento W199 denunciado por el periodista norteamericano Greg Palast (periodista de la BBC y el London Observer) donde se habla de un plan sistemático de exterminio sobre Latinoamérica que cuenta con la responsabilidad directa del Banco Mundial y del FMI (entrevista realizada por Alex Jones en su show de radio el 4/3/2002). Existiría una serie de documentos secretos que el Banco Mundial y el FMI requieren para que los gobiernos latinoamericanos acuerden vender sus activos clave. Disponen tomar pasos económicos en cuatro fases sucesivas, que según Palast “devastan literalmente a las naciones implicadas”. Habría un promedio de 111 puntos a firmar para cada nación.
Incluso se menciona la existencia de documentos internos en nuestro país. El Plan Secreto Argentino. Greg Palast afirma que según dicho documento el desastre argentino sucedió porque a fines del ‘80, por órdenes del Banco Mundial y el FMI, se comenzó a vender todos los activos públicos. “Ellos llegan y sobornan a los políticos de turno para transferir los sistemas de agua potable, las vías férreas, las compañías telefónicas, las compañías de gas, etcétera. Los gobiernos individualmente a los funcionarios del gobierno de turno. Miles de millones de dólares por cabeza en cuentas bancarias suizas.” Conocemos esto en nuestro país. El plan sistemático requiere de la “miseria de la mayoría de la población”. Unos se enriquecen a costa del empobrecimiento de la mayoría. El gran denunciante de estos mecanismos es el Premio Nobel de Economía (Stiglitz), que visitó varios países latinoamericanos observando que sus presidentes y ministros se quedaban con centenares de millones de dólares. Stiglitz sugirió un proceso de sobornización en todas las altas esferas de los gobiernos latinoamericanos. Comprar a precios muy bajos los activos públicos sobornando al gobierno de turno. En la próxima etapa comienzan a exigir los recortes presupuestarios, “que corten ciertos beneficios al desempleo, que saquen los fondos de las pensiones, el presupuesto de la educación, etcétera. Si Ud. recorta la economía en el medio de la recesión creada por el Banco Mundial y el FMI, va a terminar demoliendo la Nación”; estos recortes se utilizarían para realizar los pagos a los bancos extranjeros que cobran intereses usurarios. Por eso, según el periodista norteamericano, también exigieron a nuestro país que derogara la ley de Subversión Económica para evitar que los bancos y sus altos funcionarios fueran a la Justicia.
En la etapa final se termina por desarmar el gobierno y ellos instalan el propio gobierno corporativo. Señala también que roban los activos y luego los transfieren a otras compañías globales más antiguas. Palast dice: “En mi país sólo podemos hacer estas denuncias de saqueo institucionalizado a los países en desarrollo a través de la prensaalternativa. El pueblo norteamericano en su mayoría ignora o no cree entender estos temas”.
Para hablar entonces de nuestras crisis debiéramos comenzar a mencionar la enorme complejidad de la misma y los múltiples factores que entran en juego. Según Palast, el plan de exterminio hacia Latinoamérica está en curso. Mucho del periodismo progresista de nuestro país omite estas denuncias y se contenta con “argentinizar” nuestro problema. El que conoce muy bien de todo este plan es nuestro ex presidente, que está intentando confeccionar el Nuevo Plan de Exterminio con sus socios financistas norteamericanos, ahora en Washington. El sí sabe lo que es el soborno.
* Psicoanalista. Autor, director y actor de teatro.