CULTURA

“Sería bueno que los adultos se dejaran enseñar por los jóvenes”

La educadora Emilia Ferreiro, discípula de Jean Piaget, advierte sobre la instalación del conocimiento como mercadería descartable.

Por Angel Berlanga

“Con la informática estamos participando de una revolución en las prácticas vinculadas con la producción, uso y difusión de lo escrito”, dice Emilia Ferreiro, la psicóloga argentina a la que se responsabiliza de haber torcido, a partir de la publicación en 1979 de su libro Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño, el rumbo de la enseñanza de la lectoescritura en la escuela. “Yo he tenido el enorme privilegio de ser la única latinoamericana que hizo su tesis de doctorado dirigida por Jean Piaget”, señala. Ferreiro reside en México y vino a Buenos Aires para participar del Congreso Mundial sobre Bibliotecas e Información, en el que protagonizó –con una conferencia titulada “Bibliotecarios y maestros de educación básica en el contexto de la alfabetización digital”– una de las sesiones plenarias de un encuentro que concluyó ayer y reunió a unos tres mil participantes de diversos países. “Así como antes tuvimos ‘niños televisivos’, en los niveles de educación básica, ya tenemos ‘niños informatizados’, chicos que crecieron sabiendo que esa tecnología estaba instalada en la sociedad”, sostiene en la entrevista con Página/12.
–Usted se mantiene equidistante entre los fundamentalistas de la “alfabetización digital” y quienes se resisten tenazmente a incorporar la computadora a la enseñanza.
–Yo estoy fascinada con la nueva tecnología, incluso hice un libro electrónico el año pasado; me parece que abre unas posibilidades absolutamente fantásticas y es un desafío muy lindo. Pero basta de que ahora es lo único y va a solucionar todos los problemas, porque así no vamos a encontrar un punto de partida.
–¿Qué sería necesario para afrontar ese desafío?
–El problema es que estamos en un momento de transición. Los chicos y los jóvenes tienen una relación muy tranquila con las nuevas tecnologías, mientras que los adultos, y en particular muchos docentes, tienen una relación complicada, se acercan con temores y reticencias. Sería fantástico que ocurriera un quiebre en la relación educativa, algo que se da muy pocas veces en la historia: que los adultos se dejaran enseñar por los jóvenes. Si se ve a la computadora como un competidor, en el sentido de que ofrece mayores atractivos que el pizarrón, y se lo pone en espacios controlados, bajo llave, así no vamos; hay que animarse, igual que con los libros, a meterlos en el salón. Se dirá: “Pero hay que tener muchas”. Sí, pero esto va muy rápido. Me preocupan las reticencias, “necesito un curso de capacitación...”. Yo digo: “En tu casa, ¿quién te capacitó? Tu hijo, o tu sobrino. ¿Por qué no hacemos lo mismo en la escuela?”.
–¿Esas reticencias aparecen también en Europa?
–Claro, es impresionante el caso de Francia, por ejemplo: tienen la tecnología instalada y apenas la usa el veinte por ciento de los maestros. En España pasa lo mismo.
–Más allá de la digitalización, ¿cree que la escuela, en Latinoamérica, está formando lectores críticos?
–No se hace tanto como se declara. Hay que seguir insistiendo. Para pasar a la práctica hacen falta muchas cosas. Hace falta que el maestro se sienta un profesional calificado. Y que se defienda como tal, porque pareciera que en el campo de la educación todos pueden meter mano. Es cierto, sobrepasa los límites del aula, no sólo se realiza en la institución, ya lo sabemos; pero hay una especificidad institucional, y si se renuncia a ella hay muchas cosas que simplemente no van a pasar.
–Usted advierte sobre las declaraciones “solemnes” de los ministros de Educación latinoamericanos en torno de lo prioritario de instalar Internet en las escuelas sin un marco programático.
–Es que también hay un negocio, ¿no? Es evidente. Las primeras declaraciones sobre internet en las escuelas salieron en la sección “Finanzas” de los periódicos: después bajó a “Educación”. Cada vez quesurge una tecnología se apuesta primero a que esté en todas las casas, luego a que haya más de un equipo, luego a que cada persona tenga el suyo... Así se multiplican las ventas exponencialmente. Uno de los líos de Internet en las escuelas es que nadie está pensando en el soporte técnico necesario, y si no se resuelve las computadoras quedarán paradas rápidamente. ¿Internet en las escuelas? Aplaudo. El problema es que no se piensa un proyecto: les han dicho a los maestros que repitan el slogan, pero no se discute qué tipo de máquinas, conectadas a qué tipo de redes, con qué programas. Mientras los maestros estén ahí, pasivos, educativamente hablando no pasa nada.

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Ferreiro es una figura clave en la enseñanza de la lectoescritura.
 
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