CULTURA › OPINION

Un clásico y contemporáneo

Por Pedro Luis Barcia*

Chesterton dice que clásico es un autor a quien se lo puede citar sin haberlo leído. No se refería a algunos intelectuales argentinos, sino a una laya vasta de gente. La idea de que leer un clásico es como visitar un mausoleo o chupar un clavo proviene de la mala, o ninguna, educación literaria que hemos recibido. Quintiliano desplazó esta voz latina, classicus –que mentaba al dueño de extensas tierras–, al campo del espíritu humano: es el autor que ofrece en su obra un vasto espacio por explorar y cultivar mediante esa excursión gozosa y nutriente que es la lectura.
El Quijote es contemporáneo de todos los hombres de todos los tiempos, porque cuestiona las raíces del hombre. ¿De qué realidad se trata en cada episodio que cursamos? No es un texto complaciente sino problemático. Cada época lo lee desde sus propias obsesiones y dudas. Es atemporal y actual, a la vez. Esta gran novela es maestra de la diversidad de lo humano, en concepciones del mundo y en las voces que las expresan; exalta, por sobre todo, la libertad y la tolerancia, el perspectivismo y la complementariedad, valores tan necesarios en esta hora argentina. Al leerlo, sigamos el consejo de un agudo lector crítico, Martínez Estrada: “Lo que se ha destilado poco a poco/ no quieras tú bebértelo de un trago./ Bebedor, o lector, o caminante: / despacio, despacio, despacio”.

* Director de la Academia Argentina de Letras.

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