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Vinieron para hacer goles pero lo verán de afuera

Ni Esteban Fuertes ni Roberto Sosa, los centrodelanteros que River y Boca contrataron para este Apertura, estarán entre los 22 titulares cuando comience el superclásico: uno irá al banco, el otro a la platea.

Es un partido de paradojas. Es el más importante que ambos equipos juegan en la segunda mitad del año y las figuras que trajeron para soñar con la consagración deberán mirarlo desde afuera. Es así: River y Boca superarán los 830 mil pesos de recaudación, pero los jugadores que llegaron hace unos meses como goleadores, para perforar las redes rivales y por los cuales se pagaron en conjunto más de un millón y medio de dólares, no estarán entre los 22 que salgan al campo. Esteban Fuertes lo mirará desde el banco; Roberto Sosa, ni siquiera: tendrá que hacerlo desde la platea.
Por el préstamo de Fuertes, jugador del Lens francés, River pagó 250.000 dólares; la insistencia del entrenador chileno Manuel Pellegrini de contarlo en el plantel pudo más que los cálculos de economía de los dirigentes riverplatenses. Y Pellegrini lo bancó a Fuertes aunque el goleador sólo convirtiera, en lo que se lleva jugado del Apertura, escasos dos goles: ambos contra Estudiantes, en la quinta fecha, cuando River ganó 6-0. Pero ya contra Banfield, Pellegrini había decidido dar el brazo a torcer e incluir como titular a Fernando Cavenaghi, condenando a Fuertes a esperar en el banco...
Lo de Sosa fue más o menos parecido, pero con peores resultados: se le pagaron 1.300.000 dólares al Udinese para repatriar al “Pampa” a préstamo. El jugador estaba fuera de ritmo cuando aterrizó en Boca y le tomó varios partidos ponerse a tono... aunque nunca pudo ponerse a punto como correspondía. Jamás hizo un gol, la paciencia de Tabárez duró poco, y Bracamonte terminó reemplazándolo. Ahora, que el Mellizo Guillermo ya está para jugar como titular, el cordobés va al banco. Y Sosa, y todo ese dinero pagado, tendrá que conformarse con una platea. Ni siquiera jugará en la reserva, un partido con un ingrediente especial: uno de los jueces de línea será la árbitro Florencia Romano.
Es tan paradójico el partido que, aún marchando River y Boca en posiciones expectantes en el torneo –de hecho, valga recordarlo, ocupan la segunda y tercera posiciones en el Apertura– la reputación de los técnicos de ambos conjuntos es tan cuestionada que una derrota eventual de uno u otro conjunto podría preludiar una tormenta que la tabla de posiciones no bendeciría jamás.
Este será el primer superclásico oficial que dirigirá el chileno; ya había dirigido un experimento en Miami, antes del arranque del Apertura, que terminó con una victoria 2-1. Pero por los porotos es otra cosa. El último superclásico oficial se jugó hace siete meses y medio, el 10 de marzo en la Bombonera, y lo ganó River 3-0 con goles de Cambiasso, Coudet y Rojas.
Boca no gana en el Monumental desde hace cinco años: su última victoria en la cancha de River data del 25 de octubre de 1997, 2-1 con goles de Toresani y Palermo, y descuento de Berti para el local. Un partido doblemente histórico, porque fue, además, el último que jugó de manera oficial Diego Maradona. El árbitro de ese encuentro fue Horacio Elizondo, el mismo que dirigirá esta tarde.

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Por Esteban Fuertes pagaron 250 mil dólares y sólo convirtió dos goles en lo que va del Apertura.
 
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