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El interés por el Mundial es coreano, no japonés

A una semana del arranque, el torneo no despierta gran entusiasmo en los países organizadores, pero gana Corea.

Por Dirk Godde y Lars Nicolaysen desde Seúl y Tokio

Cuando falta una semana para que el balón comience a rodar en las canchas de Corea del Sur y Japón en el Mundial de Fútbol de 2002, ambos países comienzan a sentir la cercanía del acontecimiento deportivo más importante del año, pero a diferencia de los países donde el fútbol es el rey de los deportes, como ocurre en Sudamérica o Europa, en ambos coorganizadores del Mundial de 2002 la preparación del torneo no despertó gran interés y se habló de decepción por parte de los organismos rectores del fútbol mundial.
Aunque se considera que la preparación organizativa raya la perfección y la hospitalidad hacia los extranjeros es impecable, en los dos países la fiebre por el Mundial todavía dista mucho de la considerada normal. De todas maneras, un estudio de mercado de la empresa Taylor Nelson Sofres revela que el entusiasmo por el Mundial es desparejo. Según la encuesta, realizada en diez países asiáticos, un 69 por ciento de los surcoreanos está interesado en el Mundial, pero sólo un 33 por ciento de los japoneses lo está. En Taiwan el Mundial interesa aún menos, ya que sólo un 25 por ciento de los encuestados respondió afirmativamente.
Las conversaciones que giran alrededor del fútbol comienzan a hacerse habituales en ambos países, donde deportes como el béisbol son mucho más populares que el fútbol. En Corea del Sur, el número de aficionados que asistieron a partidos de la liga local durante 2001 fue de 2,3 millones, 700.000 menos que a la de béisbol, señala el rotativo JoongAng Ilbo, en cuyas páginas se afirma que “cuando el equipo (nacional) no juega bien, los coreanos no muestran mucho interés”. Hasta ahora, en las cinco participaciones de Corea del Sur en campeonatos del mundo, los asiáticos no consiguieron ganar ni un solo partido.
La FIFA no facilita el contagio de la fiebre. La decepción de los jóvenes de los dos países que quieren asistir a los entrenamientos de las 32 selecciones es grande, puesto que la entidad lo impidió debido a motivos de seguridad. “Nos alegramos por el Mundial, pero por otro lado nos sentimos un poco abandonados”, dijo un maestro japonés.
Los preparativos para el primer Mundial que se celebra en Asia están a punto desde hace semanas. Ambos países quieren utilizar el torneo para promocionarse como destinos turísticos y mostrar su alto nivel tecnológico. Pero tienen que luchar contra la impresión de caos dada por el reparto de entradas y contra la rigurosidad de las medidas de seguridad establecidas por el temor a posibles atentados terroristas y demostraciones de violencia de las diferentes hinchadas.

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La seguridad es muy estricta en Japón, pero en Corea hay más lugar para el entusiasmo popular.
 
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