DEPORTES › DEFINICION EMOCIONANTE EN LA LIGA NACIONAL

La final entre Peñarol y Boca es de lo más imprevisible

Van 1-1 tras los dos primeros partidos y dejaron una imagen muy diferente de la que habían mostrado en la serie regular. Leo Gutiérrez es el que más se destacó.

 Por Ariel Greco

La serie final de la Liga Nacional de básquetbol entre Peñarol y Boca ya tuvo sus dos primeros capítulos en Mar del Plata, que dejaron la eliminatoria 1-1 y una imagen muy diferente a lo que se preveía antes del inicio. Es que los marplatenses, primeros durante toda la temporada, no pudieron imponer la superioridad que se suponía y terminaron festejando por haber logrado la igualdad parcial en un partido que perdían por diez puntos a falta de tres minutos. Y Boca, que soñaba con robarse un juego, se volvió a Buenos Aires con el lamento de haber dejado pasar una ocasión inmejorable para empezar a probarse la corona. Mañana se jugará el tercer partido, en la Bombonerita, con muchas incógnitas a partir de lo que se vio en los dos primeros encuentros.

Ante un Polideportivo colmado con más de 6500 personas por noche, Boca demostró que tiene las armas para neutralizar las virtudes de Peñarol. Los dos partidos se desarrollaron como pretende el equipo de Gabriel Piccato. En el primero, con mucho nervio y muy mal jugado, se impuso 61-57, la peor marca de Peñarol en toda la temporada. En el segundo ganaba 72-62 con poco más de tres minutos para jugar y parecía tener todo controlado. Sin embargo, una furiosa reacción de los locales, en un estadio que bramaba, paralizó a Boca, que terminó desdibujado y perdiendo 77-75 por un doble del alero Josh Pittman a falta de cuatro segundos.

De esa manera, se plantean varios interrogantes de cara a lo que sigue. Por un lado desde el aspecto basquetbolístico. Y por otro, desde lo anímico. La primera cuestión pasa por saber si Peñarol podrá encontrar el juego de conjunto que lo caracterizó a lo largo del año, con el pase extra para el compañero mejor ubicado como bandera, o seguirá maniatado por la defensa de Boca. Una de las claves para esa pregunta pasa por el nivel del ala pivote Jason Osborne, desconocido en los dos primeros juegos y figura vital en la estructura del conjunto de Carlos Romano. “Boca tuvo la virtud de pasarnos los nervios. Fue muy inteligente. Pero rescato el orgullo y el corazón de mis jugadores para dar vuelta el partido”, sostuvo el entrenador tucumano, que confía en que su equipo se haya sacado de encima la presión de ser el gran candidato.

Para que Boca sostenga la supremacía será necesario que Leonardo Gutiérrez siga manteniendo el protagonismo ofensivo que mostró el viernes y el domingo y que aparezca alguna otra vía de gol confiable. Lo de Martín Leiva, Lázaro Borrell y Raymundo Legaria resultó bastante intermitente, con segunda opción del campeón olímpico. Igual, lo de Boca estuvo más cerca de su techo como equipo, de acuerdo con lo que mostró en la fase regular.

Claro que desde lo mental, la serie cambió de mano. De favorito a derrotado sin escalas, Peñarol recuperó su autoestima con un triunfo increíble que le devolvió las posibilidades y con la certeza de que todavía no mostró su mejor cara. El doble de Pittman bien puede haber sido el punto de quiebre de la serie. Por el contrario, Boca ya no es punto, ahora tiene más presión y dejó pasar una chance importante para dar el golpe de gracia. Y en la caída, si bien hubo mérito del rival, mucho influyeron los errores propios, como las pelotas perdidas y los tiros libres fallados por Luis Cequeira. “Ellos remontaron con determinación y coraje, pero nosotros vinimos a Mar del Plata a buscar un juego y lo conseguimos”, señaló Piccato, como para restarle trascendencia a la oportunidad dilapidada. Habrá que ver cómo sigue. Las respuestas empezarán a conocerse mañana.

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Borrell y Pittman en el segundo partido de la final.
 
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