El barrabrava de River baleado el martes a la noche, Martín Gonzalo Acro, murió ayer después de 30 horas de agonía sin que, hasta el momento, haya pedidos de captura para el o los asesinos. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, deslindó a River de responsabilidad alguna, circunscribiendo el caso a “un hecho policial”, mientras un vocero del presidente del club, José María Aguilar, anunció que el dirigente recibió nuevas amenazas en su teléfono celular y que permanecería sin efectuar declaraciones.

El abogado de Alan Schlenker, el mediático líder de una de las facciones de la barra, no descartó ayer que su defendido haga una presentación espontánea ante la fiscalía de Saavedra, que lleva adelante las investigaciones. Según el letrado, Schlenker no tiene “conocimiento de cómo sucedió” el ataque y agregó: “Es un hecho que a Alan lo perjudica”. Las versiones que circularon desde el día del ataque indicaban que Acro, que había pertenecido al grupo de los Schlenker, en los últimos tiempos se había pasado a la otra facción, liderada por Hugo Adrián Rousseau.

Durante la mañana, decenas de hinchas de River, varios de ellos integrantes de la barra brava, se reunieron en los patios internos del hospital junto a los familiares del hincha fallecido.

El cuerpo de Acro fue derivado a la Morgue Judicial, habida cuenta de que hay una causa abierta, que dejó de caratularse como “homicidio en grado de tentativa” a “homicidio simple”, un delito que contempla penas de hasta 25 años de prisión. La fiscalía de Saavedra, a cargo del Dr. José María Campagnoli, sigue otros dos casos violentos de la interna de la barra ocurridos este año: la llamada “batalla de los quinchos”, en febrero, y la posterior del Playón, en mayo.

Fuentes judiciales dijeron que Campagnoli había pedido la prisión preventiva de Acro, al considerarlo uno de los responsables de la denominada “batalla de los quinchos”. No obstante, la Justicia sólo lo procesó por lesiones, por lo que el fiscal apeló esa decisión ante la Cámara del Crimen, lo que no tuvo resolución.

“Sería una locura relacionar al club con lo que está sucediendo en este caso”, dijo ayer el ministro Fernández. Según distintas fuentes, el titular de la cartera del Interior fue quien convenció a Aguilar de no presentar la renuncia durante la difícil jornada del miércoles. “Con Aguilar hablamos del hecho delictivo y de que pueda tener raíces en el club o que a lo mejor pueda tener que ver con dineros secundarios que provengan de algún lugar que desconozco.”