DEPORTES › HUBO CINCO GOLES, DOS PENALES, MUCHOS ERRORES Y

Un ratito de Román y del Melli

Boca ganó bien jugando mal. Algunos momentos mágicos de Riquelme y Barros Schelotto salvaron una noche en que abundaron las torpezas.

Pocas veces un partido mal jugado, desprolijo, tiene jugadas aisladas de semejante calidad individual. Y así fue. Boca, que jugó feo y además lo hizo con uno menos durante más de una hora, le ganó con justicia a un Gimnasia que no tuvo ideas para empatar pese a que llegó con dos penales.
El primer tiempo fue el típico partido entretenido y lleno de emociones porque hubo errores defensivos de tal calibre que cada llegada era medio gol... Los dos atacaron mejor de lo que taparon en el medio y defendieron su arco. Sobre todo del lado de Boca, que empezó tan mal parado que daba pánico: a los tres, Schiavi quedó pagando y Martínez le cometió, por torpeza, innecesario penal a Sava y así, de salida, Gimnasia ganaba 1-0.
Y aunque Boca empató a los diez cuando Delgado tocó picando en diagonal desde posición dudosa una muy buena entrega de Pérez, lo del fondo y el medio campo del equipo de Tabárez no tuvo solución a lo largo del período: todos llegaban tarde y cuando la conseguían le pegaban apurados a cualquier parte. Además, nadie pudo arreglar el desbarajuste general que producía la posición de Troglio. Con el simple expediente de recibir bien abierto y acelerar –a veces con Sanguinetti en tándem– por la derecha, se escapaba del Pelado Pérez y le ganaba a Clemente –después de la expulsión de éste, a Forchetti– para habilitar a Sava, que tuvo varias y debió meter alguna más. Además, por izquierda subía Licht y complicaba a Martínez-Battaglia, que no existieron.
Claro que, del otro lado, el fondo de Gimnasia no supo cómo arreglarse con Guillermo –de gran primer tiempo: un golazo de cabeza y varias gambetas notables– ni neutralizar, a las espaldas de sus volantes, la llegada con pelota dominada de Riquelme. El Diez, no obstante su empeño, se debía arreglar bastante solo porque los laterales subieron poco y mal, Battaglia no existió ofensivamente y Delgado siguió –excepto en el gol– en su nivel de Tokio: muy desacertado toda la noche.
Boca tuvo la suerte de que inmediatamente después de la expulsión de Rodríguez el Mellizo pusiera la cabeza exacta ante un centro ídem de Riquelme: 2-1 y a cobrar. Y terminó zafando el primer tiempo arriba en el marcador, pero jugando muy mal.
El segundo mostró al equipo de Tabárez más ordenado en el fondo y parado de contra con Riquelme bien arriba junto a Guillermo. Gimnasia, como ante Racing, mostró falencias graves en el mano a mano defensivo y hubo un momento –desde los 12 a los 17, cuando llegó el golazo de Riquelme– que se vieron cosas bonitas: tacos, pisadas, caños, amagues ante el arquero, lujos en el área chica del Lobo... Pero tras el derechazo del Diez arriba, entrando por derecha, que puso el 3-1, esa lucecita se apagó. Y hasta el final empujó mal Gimnasia, hizo otro gol Sava tras un penal inventado y hubo un simulacro de emoción. Habrá que ver qué pasa con Racing.

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Delgado acaba de convertir el gol que ponía el 1-1. Iban diez minutos.
Uno de sus pocos aciertos en un partido con torpezas y selectos lujos.
 
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