¿Se puede correr todo un año de Fórmula 1 con 30 millones de libras o 42 millones de dólares? Los equipos tendrían que hacer recortes salvajes a sus listas de expensas al someterse a las auditorías que pretende establecer la FIA para controlar los gastos, recortes que, en algunos casos, representarían competir con la octava parte de lo que se dispone en la actualidad.

Según los periodistas británicos Christian Sylt y Caroline Reid, que monitorean anualmente la economía de la Fórmula 1, los equipos de punta como Ferrari o McLaren necesitarán gastar durante 2009 unos 300 millones de dólares; y los independientes (que no dependen o están asociados a un gran fabricante de automóviles), como Williams, Brawn GP o Toro Rosso, gastarán alrededor de 120 millones. Estos últimos deberían recortar dos tercios de su presupuesto para poder entrar en caja.

De acuerdo con Sylt y Reid, un equipo de línea invertirá en 2009 unos 90 millones de dólares en la producción de los chasis y otros 65 millones en la construcción de los motores; la carga salarial alcanza los 60 millones (un quinto del presupuesto total), aunque sin incluir a los pilotos, que se llevan otros 25 millones. Ferrari o McLaren gastarán, además, 15 millones en transporte, viajes y hotelería, 27 millones en gastos ocasionados por las carreras (desde repuestos y nafta hasta los services de los motores) y otros 18 millones en marketing.

El tope presupuestario impuesto por la FIA para 2010 incluye los salarios de los pilotos. Si en esta temporada los equipos de punta gastan 25 millones promedio para sus dos conductores y el año que viene tendrán que acomodar ese gasto en el presupuesto global de 42 millones, está claro que los volantes deberán esperar una cruda reducción de sus pagos.

El inglés Jenson Button aceptó reducir este año su contrato con la Honda, de 13 millones de dólares, a “sólo” cinco millones como parte del acuerdo para que la Honda financiara el primer año de competición de la Brawn GP, como se denominará este año la escuadra. Los japoneses invertirán 100 millones de dólares, una cifra menor a la que suponía cerrar la escudería, pero los nuevos dueños, encabezados por Ross Brawn, deberán despedir a 300 de los 700 empleados.