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Si usted me permite, señor presidente

 Por Juan José Panno

Voy a empezar este debate interno, señor presidente de este honorable cuerpo, adelantando mi voto a favor de la sanción de una ley mordaza que no va a venir mal para nosotros mismos en tanto argentinos típicos y que resultará beneficiosa –a no dudarlo– para los opinadores de micrófono fácil. Una ley que sera necesaria también para recortar a los maradonólogos de primera y última hora, antimaradonólogos fanáticos, detractores de profesión, exégetas del rival de turno y sobre todo a los propietarios de medios que bajan línea en función de los propios intereses que disfrazan sus opiniones bajo la supuesta pretensión de lo mejor para el fútbol argentino.

Quiero saludar, si usted me permite señor presidente, que la Selección Argentina se haya clasificado para el Mundial y que lo haya conseguido con recursos tal vez poco estéticos, sin poder ofensivo, sin el brillo que podíamos pretender, sin distribuir la riqueza futbolística, pero con armas legítimas y dignas. Quiero saludar fundamentalmente que se haya ganado, porque una derrota contra los uruguayos y un triunfo de Ecuador seguramente se habría interpretado como un fracaso del gobierno que hizo pactos con el Diablo Grondona, quien a su vez colocó a Maradona al frente del equipo para que tirara paredes con Moreno, Moyano, D’Elía y los 44 sobornados que votaron la otra ley mordaza. Porque lo que no logró el llamado campo, lo que no logró el multimedio de la calle Piedras, lo que no logran las encuestas truchas, ni las operaciones de prensa, ni los editoriales malignos (pagos o no), lo podría haber logrado la Selección quedándose afuera del Mundial. Una derrota, me temo señor presidente, podría haberle dado pie a Lilita Carrió para que dijera que tenía razón con el vaticinio del apocalipsis.

Hemos leído, hemos escuchado, señor presidente, y tengo aquí los audios y los recortes si es necesario, aquello de que hay que clasificarse de cualquier manera, lo cual es en sí un verdadero despropósito. Me gustaría que alguien me explicara qué quiere decir eso de ganar de cualquier manera, y más me gustaría que me explicaran cómo se hace para ganar de cualquier manera si el rival también quiere ganar de cualquier manera. Se ganó, señor presidente, de una manera parecida a lo que proponíamos desde Líbero hace un par de días: “Hay que tener la pelota”, dijimos, y la Selección Argentina tuvo la pelota en gran parte del desarrollo del partido, y ésa fue una de las claves para que el asunto tuviera el desarrollo que tuvo. Es más, pedíamos la inclusión de Bolatti y las circunstancias –la casualidad– jugaron en nuestro favor para que justamente Bolatti hiciera el gol. Porque usted habrá visto, señor presidente, de qué manera paró la pelota, cómo se perfiló, con qué precisión le dio para colocarla junto a un palo. Gracias a Dios que no estaba Brazenas para cobrarle off-side. Me gustaría que se entienda este gol como una reivindicación de Huracán, del campeonato que absurdamente le fue negado, señor presidente. Quiero advertir en medio de la euforia circulante que corremos el peligro de que nos vendan la imagen de este importante triunfo con el abrazo de Maradona con ese hombre narigón que permanecía en las sombras y apareció para el saludo mediático. Algunos hasta se creerán lo de la buena onda entre los dos y hasta fantasearán con el abrazo de Balbín y Perón. Pero la verdad es que Bilardo, que de él estamos hablando señor presidente, es una especie de Cobos dentro del oficialismo de la Selección y mostró la hilacha –debemos recordar señor presidente– cuando quedó a cargo del poder ejecutivo del equipo cuando Maradona viajó a Italia a mejorar un poco su estética.

Será necesaria la ley mordaza para los periodistas que le ponen fichas a Maradona buscando con toda mala leche una declaración explosiva y para el propio Maradona, que parece que se siente obligado a dar un título cada vez que abre la boca y para el relator de Canal 13, que alguien definió muy bien como “asustador oficial de la Selección Argentina”. Y para todos los que nos adelantaban que los uruguayos eran peligrosos y que nos iban a pasar por arriba...

Quiero cerrar mi intervención, señor presidente, deseando que la aplicación de la ley haga que el DT de la Selección evite escatológicos pedidos y que la realidad lo ilumine para que encuentre un equipo, una entidad, un camino. Este es un día de moderada alegría, señor presidente, para los que queremos al fútbol, los que tenemos la esperanza de que se podrán corregir los múltiples errores de los últimos tiempos y se podrá llegar al Mundial con una idea de juego, con los mejores intérpretes y sin tener que estar con el corazón a cuatro manos.

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