DIALOGOS › ERNESTO BLANCO, EL FíSICO QUE ANALIZA LOS APORTES CIENTíFICOS DE LOS CUATRO DE LIVERPOOL

La ciencia de Los Beatles

Dice que el fenómeno de Los Beatles puede tener una explicación científica. Y que la música puede ilustrar conceptos de la física y la biología. Es uruguayo, investigador y divulgador. Y propone analizar el papel de la música en la lucha por la supervivencia de la especie.

 Por Sonia Santoro

Ingenioso. Divertido. Entretenido. Todo eso, y otras tantas cosas, es Los Beatles y la ciencia: de cómo la música, John, Paul, George y Ringo nos ayudan a entender la ciencia, el libro del físico uruguayo Ernesto Blanco que presentó en la reciente Feria del Libro. Y que tiene también la virtud de contar cómo la ciencia es algo que les pasa a las personas. Personalidades, en realidad, tan conocidas para el mundo entero que cualquier cosa que les ocurra despierta curiosidad (¿o morbo tal vez?) de aun el menos avezado en los discursos científicos o musicales. ¿Puede la ciencia explicar el fenómeno mundial de Los Beatles? O al revés, ¿qué aportes hicieron Los Cuatro de Liverpool a la ciencia? Y también: ¿por qué “Yesterday” es una de las canciones más importantes de la historia? Son algunas de las preguntas con las que tienta Blanco en este libro editado por Siglo Veintiuno en su colección de divulgación Ciencia que Ladra.

–¿En quién o en qué se inspiró para llegar a ser un científico?

–Desde que recuerdo me interesó la ciencia, al principio la biología, ya que me gustaban mucho los animales y leía enciclopedias y libros sobre ellos. En esa época pensaba en ser veterinario: no sabía que se podía ser científico en Uruguay, y de hecho en esa época era casi imposible. A raíz de leer ciencia ficción y a divulgadores de la ciencia me empezaron luego a gustar la astronomía y la física. La decisión laboral no fue tan inmediata porque al entrar a la universidad no tenía claro que en Uruguay se pudiera vivir de la ciencia. En cualquier caso la ciencia iba a estar en mi vida aunque fuera como hobby. Empecé a estudiar ingeniería y paralelamente Licenciatura en Física (como diversión) y luego al ver las posibilidades laborales terminé por volcarme totalmente a lo que más me gustaba, que era la ciencia básica. Finalmente pude dedicarme a una disciplina que une todo lo que me gusta: la física y los grandes animales, incluyendo los fósiles del pasado.

–¿Por qué le entusiasma la física?

–Lo que más me sorprende de la física es la posibilidad de utilizar las matemáticas (algo muy preciso y lógico) para entender y predecir cuestiones del mundo real. La mayor parte del tiempo el mundo que nos rodea aparece como difícil de entender y muchas cuestiones cotidianas están más allá de nuestra posibilidad de predecir con precisión. La física nos muestra que hay muchos fenómenos que pueden ser comprendidos y predichos con precisión matemática y el entender hasta dónde eso es posible parece una empresa realmente interesante y desafiante.

–¿Por qué hace divulgación?

–Mi acercamiento a la ciencia se produjo a través de la lectura de grandes divulgadores de la ciencia como Isaac Asimov, Carl Sagan y Stephen Jay Gould, entre otros. Por tanto me cuesta ver a la ciencia como despegada de su valor cultural. La ciencia puede servir para muchas cosas, particularmente para sustentar avances tecnológicos o médicos, pero también es una empresa cultural. Desde mi perspectiva, el trabajo no está terminado hasta que no se logra transmitir a un público general y de un modo significativo la importancia de los problemas que uno investiga. La ciencia, al igual que el arte, es algo que nos da la posibilidad de reflexionar sobre nuestra vida y nuestro lugar en el universo. Eso es algo que enriquece nuestras vidas. En lo personal, además, me divierte muchísimo compartir la ciencia y explicar aquellas cosas que por mi profesión puedo entender con más facilidad que otras personas.

–En el libro se transmite lo importante de que el trabajo y el placer estén de la mano, ¿cómo logra trabajar así?

–En la ciencia encuentro un ámbito en el cual canalizar muchas inquietudes personales. Y como divulgador puedo además buscar un lado más divertido o artístico para presentar mis ideas. Al buscar el placer personal es muy probable que el resultado también sea placentero para otros. Si bien, en mi caso, he tenido la suerte de dedicarme a algo que siempre me gustó, creo que esto es aplicable a otras profesiones (creo que casi a cualquiera). En muchos casos esa búsqueda implica romper algunos moldes e intentar cosas nuevas, creo que eso es posible en cualquier actividad que uno realice.

–¿Cómo llegó a estudiar animales extinguidos analizando cantos infrasónicos?

–Mi campo de especialización es la paleobiomecánica, es decir la aplicación de la mecánica newtoniana (una rama de la física) al estudio de los seres vivos que existieron en el pasado de nuestro planeta. La idea es usar a la física como herramienta para reconstruir el modo de vida y los hábitos de los dinosaurios y otros sorprendentes animales del pasado. En una ocasión nos planteamos la posibilidad de estudiar los huesos del oído medio de los grandes perezosos que habitaron Sudamérica y Norteamérica hasta hace unos diez mil años. Algunos de esos perezosos alcanzaron el tamaño de rinocerontes o incluso elefantes actuales. Ese trabajo nos mostró que estos animales eran capaces de oír sonidos muy graves, en algunos casos infrasónicos. Esos sonidos son muy buenos para comunicarse a larga distancia. Vimos además que estos animales tenían ciertas adaptaciones para emitir sonidos en esas frecuencias. Por tanto la idea que tuvimos es que pudieran usar los infrasonidos para comunicarse entre ellos. Algo así como canciones de amor infrasónicas resonando por nuestras llanuras hasta hace unos diez mil años. Este tipo de trabajo me llevó a reflexionar con más profundidad sobre el uso de los sonidos que hacen los animales y los seres humanos (por ejemplo, con la música).

–¿Qué es el proyecto “Beatlemanía científica”?

–Es un ciclo de charlas y conferencias en el que se utiliza la música de Los Beatles interpretada en vivo como mecanismo para amenizar e ilustrar conceptos de la física y la biología de la música. La música la hago junto con un grupo de científicos y estudiantes de ciencias. Al principio participaban mis colaboradores más cercanos, pero actualmente se han sumado estudiantes que no necesariamente se formarán en biomecánica. Ha tenido distintos formatos debido a una evolución natural de la actividad y también al adaptarlo a distintos públicos y posibilidades de los lugares en que podemos presentarnos.

–¿Qué instrumentos toca?

–No soy un músico profesional y lo que hacemos es totalmente autodidacta para la mayoría de nosotros. La baterista, Valentina Sancristóbal, es integrante de una orquesta sinfónica juvenil y por tanto tiene una sólida formación musical (además de haber ingresado a Facultad de Ciencias para estudiar física médica) y tenemos desde hace unos meses a un tecladista, Ismael Acosta, que es profesor de piano (y estudiante de ciencias biológicas). Yo toco la guitarra que había estudiado un poco en mi adolescencia y retomé con este proyecto y canto en la mayoría de las canciones (desde que empezó el proyecto estoy tomando clases de canto con un profesor que siento como un verdadero maestro, ya que lo que aprendo ahí va mucho más allá del canto desde el punto de vista técnico). En alguna canción toco el bajo, en ocasiones muestro algunas cosas de ritmos desde el punto de vista de la biomecánica usando técnica y zapatos de tap. En un nuevo proyecto que estamos iniciando con nuevas canciones estoy tocando la armónica en algunos pasajes (como no sé nada, puedo tocar de todo). En estos tres años del proyecto hemos ensayado muchísimo y tocado muchas veces frente al público (creo que más de 30 veces), por lo que hemos aprendido y mejorado mucho; el resultado es una interpretación digna de las canciones que el público recibe muy bien, pero no somos profesionales de la música (la mayoría) y lo interesante es precisamente que somos científicos haciendo música como forma de comunicar algo. Me gusta mantener las cosas de esa manera y que quienes se incorporen en el futuro sean científicos o estudiantes de ciencias, lo cual ayuda a romper un poco el estereotipo que solemos tener de los científicos.

–¿Por qué Los Beatles y la ciencia?

–Básicamente tiene que ver con que es una música que nos gustaba a todos los integrantes de mi grupo de trabajo representando a tres décadas (gente de 40 y pico, otra de 30 y pico, otra de 20 y pico). Para mí, personalmente era mucho más fácil de interpretar por tener sus melodías y ritmos muy grabados en mi memoria. Además, al conocer gran parte de la carrera y obra musical de ellos, me sentía mucho más cómodo encontrando conexiones con la ciencia.

–¿Hay una fórmula científica que explica el éxito de Los Beatles?

–Por supuesto que no hay una única explicación completa a ese fenómeno y menos que pueda ponerse en una fórmula. Ese éxito tiene que ver con fenómenos muy complejos de tipo social, psicológico y en algún nivel tal vez también biológico o físico-matemático. Pero no es un fenómeno tan sencillo de poner en una ecuación como podría serlo el movimiento de los planetas del Sistema Solar o la caída de una manzana. Sin embargo, hay algunos estudios que se han realizado sobre Los Beatles que permiten tener algunas claves a la hora de pensar sobre este asunto. La importancia evolutiva que la música tiene para nuestra especie, cuestiones fisiológicas de cómo respondemos a los sonidos, nos ayudan a ver cómo la música de Los Beatles puede resultarnos importante (lo mismo podría decirse de otros músicos y de fenómenos que se dan en otras culturas). También hay análisis sobre qué temas y discos de Los Beatles fueron más exitosos a nivel popular y de qué características eso depende. Nuevamente allí podemos tener claves para entender ese fenómeno. Creo que la respuesta final queda en manos del lector luego de que vea algunas de las claves que la ciencia puede ofrecer. No es un tema cerrado y creo que afortunadamente es así.

–¿En qué contribuyeron Los Beatles a la ciencia?

–Un aspecto concreto es el de proporcionar un muy interesante objeto de estudio con sus canciones y las letras de las mismas para distintos análisis científicos que comento en el libro. Creo que también su historia es muy inspiradora para quienes participamos de una actividad creativa como es la ciencia. Ese grupo de jóvenes músicos autodidactas que dedicaban desde su adolescencia largas horas a ensayar, a experimentar y a buscar aprender sobre la música son un ejemplo interesante de cómo la experimentación y la búsqueda de nuevos caminos puede llevar al éxito. Eso es algo que cualquier joven científico necesita. Otro aporte más concreto es al invento de la tomografía computarizada.

–¿Puede comentarlo?

–La tomografía computarizada se desarrolló debido a los excedentes financieros que estaba teniendo la empresa EMI, gracias al gran éxito financiero de Los Beatles. La idea surgió a partir de los desarrollos bélicos del radar, pero en este caso un investigador pensó en un uso pacífico y que además implicaba dar vuelta las cosas. En lugar de emitir ondas desde un punto para localizar algo que puede estar en algún otro lado, emitir ondas desde muchos lados para tratar de observar lo que ocurre en un punto. Este problema fue resuelto desde el punto de vista teórico por varios investigadores, pero el dinero para llevar a cabo la puesta a punto de la tecnología sólo pudo tenerse en los laboratorios financiados por EMI. Los Beatles no tuvieron una influencia directa en las decisiones o las ideas de ese proceso, pero al principio de sus carreras sufrieron la pérdida de un gran amigo de John Lennon e integrante de la banda por un problema en su cerebro que podría haberse detectado con esta tecnología. Es decir que se puede ver una conexión más profunda de Los Beatles con esta historia y los impactos que ha tenido para salvar otras vidas.

–¿Para qué sirve la música en la lucha por la supervivencia de la especie?

–Este es un tema de debate en la ciencia y hay varias ideas respecto de cuál sería la principal ventaja de la música. Es probable que no haya una respuesta única, pero hay al menos cuatro ideas que se han propuesto (esto se discute en profundidad en el libro). Una es que fuera la selección sexual, es decir que la música no daría una ventaja directa en la lucha contra otras especies, pero sería útil para los individuos a la hora de conseguir pareja para reproducirse (algo esencial desde el punto de vista evolutivo). La música cumpliría una función similar a la de la cola del pavo real macho. También está la idea de que las canciones de cuna (que existen en todas las culturas humanas y que Los Beatles también tenían algunas) sirviera para calmar a los bebés en situaciones vitales para la supervivencia y que incluso fuera de utilidad para el desarrollo de la habilidad de procesamiento de sonidos necesaria para su vida adulta. Otra idea es que la música fuera, en algún momento del pasado, el único lenguaje que tenían los homínidos, un lenguaje más impreciso, pero más emocional y potente. Otra es que la música cumpliría un papel muy importante para unir grupos humanos.

–¿Cómo es eso?

–Hay muchas actividades sociales y que implican la necesidad de actuar en conjunto, como equipo, en las que se utiliza la música. Ejemplos pueden ser los cantos de las barras de aliento deportivas, las marchas militares, la coordinación de conducta que genera la música en un concierto. El poder de nuestra especie está en actuar en conjunto y no siempre en el poder de los individuos. La música podría ayudar a eliminar vergüenzas y temores en situaciones en las que es importante que un grupo humano se coordine. En el pasado esto podría haber sido muy importante para la supervivencia de los grupos humanos. Es también un factor de socialización y unión en fiestas y diversos rituales que aumentan la cohesión social.

–¿Por qué “Yesterday” sigue vigente hoy? ¿Cuál es la relación de los músicos con sus sueños?

–La vigencia de “Yesterday” no la puedo explicar en términos científicos, pero es interesante saber que surgió en un sueño de Paul McCartney. Un estudio científico muestra que es frecuente que eso les ocurra a los músicos (soñar con música nueva). También los sueños son importantes en otros procesos creativos como los que se dan en la literatura y también en los descubrimientos científicos.

–¿Podría haber escrito los Rolling Stones y la ciencia? ¿Los Beatles son sólo una excusa para acercarnos a las ciencias duras?

–En este caso parece que me hubiera leído la mente. Estoy precisamente empezando a trabajar en un proyecto vinculado con los Rolling Stones, pero todavía es prematuro hablar al respecto, ya que recién estamos (la editorial y yo) empezando a ver qué resulta de esta experiencia de Los Beatles y la ciencia. Es claro que un proyecto como éste puede ser hecho con otros músicos u otros tipos de música. Lo de Los Beatles se puede ver como una excusa para divulgar la ciencia (como dije no es imprescindible hacerlo de esta forma), pero en mi caso es más que eso, es un tema muy interesante en sí mismo y sobre el cual la ciencia nos puede dar una nueva mirada. También puede verse al revés, divulgar la ciencia es una excusa para poder acercarme a Los Beatles y su música.

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