ECONOMíA › DESESPERADO RUEGO DE DUHALDE A BUSH EN BUSCA DE AYUDA

“Pido formas de asistencia rápida”

Ruckauf entregó una carta de Duhalde a Bush pidiendo que actúen los siete países más ricos del mundo. Washington solo accedió a considerar que el plan sustentable está en marcha. Y el FMI pide defender a los bancos extranjeros.

Qué mejor que un chiste para romper el hielo. “Vengo en nombre de los plomeros argentinos”, se presentó el canciller Carlos Ruckauf. Estaba ansioso por decirlo. El hombre que hace de la sonrisa una de sus herramientas políticas explícitas tenía el libreto bien planeado y ensayado. Su interlocutor, el secretario del Tesoro Norteamericano, Paul O’Neill, había contestado el año pasado a las imploraciones financieras de Fernando de la Rúa que él no podía “quitarle el dinero a los plomeros y carpinteros norteamericanos”. O’Neill también sonrió, pero no tardó en retornar a la formalidad, apiadarse en voz alta por lo que llamó “la tragedia” argentina y contar que estaba anonadado por el fenómeno de los cacerolazos, que vio por TV. Ruckauf llevó bajo el brazo una carta del presidente Eduardo Duhalde dirigida a su par George Bush en la que le pide “con la mayor premura fórmulas de asistencia rápida”. La respuesta fue que comprenden la urgencia y reconocen el esfuerzo pero que la ayuda se canalizará vía FMI.
Ruckauf viajó en nombre del gobierno argentino para intentar restablecer la asistencia financiera que fue suspendida en diciembre. Además de su entrevista con el responsable de la política económica estadounidense, el ex gobernador se reunió con Colin Powell, otro de los altos funcionarios de la administración Bush. Al secretario de Estado le preguntaron en conferencia de prensa si habría o no ayuda para Argentina. “Están luchando duro por llegar a un plan sustentable y creíble”, respondió, haciendo de este modo un reconocimiento a las autoridades argentinas que despertó esperanzas en la delegación oficial. La expectativa también se vio sustentada en al menos dos términos que utilizó O’Neill: “comprensión” por la situación argentina y “predisposición” para ayudar.
La posición de Estados Unidos fue resumida por un funcionario que mantuvo su identidad en reserva: “Nos importa la situación de la Argentina, queremos que su gobierno tenga éxito, comprendemos que son amigos y socios y que tenemos una relación amplia basada en muchos factores. Esperamos suministrar apoyo en el contexto de un plan sustentable”. Esta mismo fue lo que le transmitió O’Neill al canciller. Antes de tomar una decisión, Estados Unidos quiere ver el plan económico en su totalidad y la aprobación del presupuesto por parte del Congreso antes de desembolsar ayuda que, de todos modos, vendrá canalizada a través del FMI.
En su carta a Bush, Duhalde prometió que el Gobierno “dejará de lado lo más rápido posible medidas transitorias de corte dirigista que hemos heredado o nos hemos visto obligados a tomar”. De este modo, el Presidente hizo un guiño a la ortodoxia económica con la promesa de que no cerrará la economía ni impondrá regulaciones exageradas. A cambio de esto, Duhalde señaló: “Estimado presidente y amigo, agradecería profundamente si el gobierno de Estados Unidos considerara, con la mayor premura, fórmulas de asistencia rápida a mi país. Tal vez dicha asistencia pudiera ser coordinada con las naciones que integran el Grupo de los 7”.
En concreto el reclamo de Estados Unidos y del FMI para activar la asistencia financiera tiene tres ejes: flotación cambiaria, política fiscal extremadamente austera y control de la emisión monetaria. Todos estos puntos serán discutidos desde hoy por el emisario del FMI, Claudio Loser, quien arriba a Buenos Aires con instrucciones precisas de las autoridades del organismo. De esas discusiones surgirá el diseño final del plan económico que será anunciado el próximo sábado.
Por lo pronto, desde Washington la interpretación de los funcionarios argentinos que acompañaron a Ruckauf fue optimista. “Se habló del trabajo en conjunto que tienen que hacer dos aliados naturales para resolver sus problemas, en un tono muy comprensivo que muestra la consideración que tiene el gobierno americano, y también el nivel de preocupación que existe por lo que está ocurriendo en Argentina”, describió el secretario de relaciones económicas de la cancillería Martín Redrado. Ese clima de camaradería se tradujo en factores extraeconómicos: el canciller argentinole mostró a Powell coincidencias en relación a Cuba y le dijo que estaba dispuesto a trabajar con Estados Unidos para que “el pueblo cubano fuera libre” (ver aparte).
La promesa de Duhalde de retrotraer medidas “proteccionistas” y la sorprendente revelación sobre el tratamiento que se dará al caso cubano muestran lo que el Gobierno está dispuesto a regalar en pos de conseguir el socorro crediticio. El nuevo embajador argentino en Washington, Diego Guelar, enfatizó que “no estamos recibiendo ningún tipo de exigencia por parte de Estados Unidos; al contrario, estamos recibiendo muestras de enorme solidaridad”.

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El canciller en la reunión con Paul O’Neill, equivalente norteamericano de un ministro de Economía. No varió la exigencia de un plan.
 
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