ECONOMíA › EL SECRETARIO DE INDUSTRIA EXPLICA LA ESTRATEGIA OFICIAL FRENTE A LA CRISIS EXTERNA

“La industria nacional es competitiva”

En su primera entrevista desde que asumió el cargo, Javier Rando asegura que el sector fabril sigue teniendo una agenda positiva pese a las tensiones internacionales. También responde sobre el tipo de cambio, la política comercial y el estado de la inversión.

 Por Javier Lewkowicz y David Cufré

“Aumentar el nivel de integración de partes nacionales en los productos manufacturados es lo que hace sostenible el crecimiento económico.” En su primera entrevista como secretario de Industria, el economista Javier Rando dialogó con Página/12 sobre la desaceleración del nivel de actividad, el tipo de cambio, la política comercial y la estrategia que el Gobierno tiene en materia industrial. Según explicó, el énfasis está puesto en mantener un nivel de producción alto mientras se reduce el contenido importado de cada producto. Para ello, el colaborador de la ministra Débora Giorgi destaca que en el marco del Plan Industrial 2020, fabricantes y proveedores de los distintos sectores fabriles conforman mesas de discusión donde se “despiezan” los productos finales para impulsar la provisión local.

–¿A qué responde la desaceleración de la industria en los últimos meses?

–Existe un menor ritmo de crecimiento en algunos sectores, no una caída, que no es unicausado. Algún sector puede estar afectado por la situación en los mercados internacionales, otro expuesto a un determinado país cuyo mercado interno está afectado. En otros países hay caída o desaceleración de la actividad, en un escenario previo ya desfavorable. En nuestro caso no es así, el nivel de actividad está alto. Nunca antes se habían producido 800 mil autos en el país, por dar un ejemplo. Por eso los empresarios se acercan a diagramar planes de inversión. Es decir que existe una agenda positiva, que se refleja en la demanda de los créditos del Bicentenario. Lejos de discontinuar los planes de inversión, las empresas trabajan para llegar a los niveles de integración nacional que les exigimos. A la vez, eso genera un proceso inversor en los proveedores.

–¿Qué perspectivas tiene en relación con el contexto internacional?

–Para el segundo semestre no se ve una clara recuperación. Importantes economías no terminan de encontrar el camino para poder crecer y plantean recetas procíclicas sobre un escenario negativo. De todas formas, nuestro mercado interno tiene bases sólidas, con lo cual el industrial tiene asegurado un nivel de actividad importante, sumado a que las exportaciones industriales están en el nivel más alto de la historia.

–La suba del tipo de cambio en Brasil reinstaló el debate de si es mejor una depreciación del real con mayor crecimiento económico o viceversa.

–Prefiero que Brasil mantenga un buen nivel de actividad a que entre en recesión.

–La política comercial es criticada por algunos empresarios, que argumentan que es dificultoso importar equipos y máquinas que no tienen reemplazo por producción nacional.

–La política de administración de comercio permite preservar sectores sensibles y acompañar el desarrollo de sectores incipientes. En definitiva, todos los países administran su comercio; pueden ser más o menos explícitos, pero de una u otra manera lo hacen. Argentina tiene 40 millones de habitantes y una industria muy diversificada. Hay una conducción política firme que dice “avancemos con la industria”, que es la actividad que permite generar puestos de trabajo, mejorar los sueldos y la distribución del ingreso. Sucede que hay sectores que no tienen interés en que la industria nacional crezca.

–¿Son las medidas de control las que explican la fuerte caída en las importaciones?

–El factor determinante es la mayor sustitución de importaciones.

–¿Qué lectura hace del valor del dólar y de los planteos que los industriales hacen sobre un supuesto atraso cambiario?

–La mención del tipo de cambio no es algo recurrente entre los empresarios cuando se juntan con nosotros. Analizamos seriamente la estructura de costos. Hacemos el despiece de los productos para detectar qué se puede fabricar acá y qué no. Si se debe nacionalizar una pieza, se desagrega la estructura de costos del bien importado y del nacional. En caso de haber diferencias a favor del importado, hay que estudiar cómo avanzar para hacer mejoras técnicas, obtener certificaciones y homologaciones. Se trabaja con el INTI y Sepyme para mejorar procesos internos de cada fábrica y se analiza si hay competencia desleal. Porque se puede tener al final del día una plancha ciento por ciento nacional, pero que es la más cara del mundo, o que directamente no planche, y ésa no es la idea. Muchas empresas mejoraron su posición en el mercado interno y algunas también se pudieron internacionalizar, porque las manufacturas de origen industrial pasaron del 29 al 35 por ciento del total exportado. Ese es el mejor termómetro de que la industria nacional es competitiva.

–En los últimos años ha habido un crecimiento generalizado de la industria. En algunos casos se recuperaron sectores al borde de la desaparición en los ’90, y también emergieron nuevos. ¿Hacia dónde apunta ahora la estrategia?

–El Ministerio de Industria trabaja para incrementar la integración de partes y piezas nacionales de las cadenas industriales que están creciendo y que van a seguir haciéndolo. El desafío es aumentar la integración porque es lo que hace sostenible el crecimiento, permite reducir las brechas de déficit al interior de cada una de las cadenas industriales. Debemos sostener niveles altos de actividad con una integración nacional creciente, que retroalimente la industrialización. La industria tiene que tener un peso cada vez mayor en la economía, porque es la actividad que tracciona la investigación y el desarrollo y genera renta y empleo sin depender de vaivenes de precios internacionales. Desde 2003, la industria logró recuperar cuatro puntos porcentuales en el PBI, ahora estamos en un 21 por ciento, con un crecimiento generalizado en todos los sectores. No hay evidencia empírica de economías que se desarrollaron en base a las actividades primarias.

–¿Qué oportunidades se abren para la industria nacional como proveedora de YPF?

–Hay muchos proveedores nacionales vinculados con la industria del petróleo y gas. Sucede que Repsol no estaba comprometida con la industria argentina. Por eso estamos trabajando para mejorar la vinculación entre el sector petrolero y el entramado productivo local.

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Imagen: Leandro Teysseire
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