ECONOMíA › EL EMPLEO NO REGISTRADO SE ESTANCO EN 34,5 POR CIENTO

La informalidad se resiste

El trabajo “en negro” durante el segundo trimestre quedó en el mismo nivel que tenía un año antes. La mejora que se había producido en los primeros años del kirchnerismo se frenó desde 2008. La peor situación se da en el norte del país.

 Por Javier Lewkowicz

El 34,5 por ciento de los trabajadores no están registrados en el sistema de seguridad social y por ello carecen de derechos laborales básicos, según datos que ayer reveló el Indec referidos al segundo trimestre. Esa proporción es igual a la de un año atrás y superior al 32,8 por ciento del primer trimestre. Esta problemática afecta de manera diferente en cada región y ciudad del país. Por ejemplo, la ciudad de Buenos Aires, centro de recientes reclamos contra el Gobierno, tiene un nivel de trabajo no registrado del 22,7 por ciento. Casi 20 puntos más muestran el nordeste y noroeste del país, con 40,1 y 40,9 por ciento, respectivamente.

Desde 2004 la tendencia de la evolución del empleo no registrado es a la baja. En aquel momento, los beneficiarios de los planes sociales, que llegaron a un 7 por ciento de los ocupados, se contabilizaban como no registrados, con lo que ese universo alcanzaba al 52,4 por ciento de los trabajadores. Según estimaciones del Ministerio de Trabajo, si no se toma en cuenta a quienes perciben los planes sociales, entre el 44 y el 45 por ciento de los trabajadores estaban “en negro”. Ese indicador cayó algo más de diez puntos, hasta el 34,5 por ciento actual, después de ocho años.

Sin embargo, el ritmo en la caída se redujo desde 2008, cuando los trabajadores no registrados pasaron del 40,4 al 36,5 por ciento. El dato en 2009 fue de 36,2 por ciento; en 2010, 36,5, y el año pasado, 34,5 por ciento. En todos los casos, la medición se realiza en 31 aglomerados urbanos de mayor representación. En tanto, la desocupación cayó de 8 a 7,2 por ciento desde 2008. La vinculación entre crecimiento económico y “blanqueo” del empleo es en general positiva, dado que un mayor nivel de actividad repercute en el nivel de empleo, que mejora las posibilidades de negociación de los trabajadores y con ello las condiciones laborales. No obstante, se verifican a la par de esa situación fenómenos contrapuestos.

Héctor Palomino, director de Estudios de Relaciones del Trabajo de la cartera laboral, explicó a este diario que “existen cuatro subsistemas muy pesados que funcionan en base a empleo no registrado”. El servicio doméstico es uno de ellos, cuya incidencia crece a medida que la economía despega y la mujer se incorpora a la actividad laboral fuera del hogar. La tasa de informalidad en ese sector es muy alta, entre el 60 y el 85 por ciento según últimas estimaciones. Otro subsistema es la confección en el sector textil, donde talleres clandestinos trabajan tanto para las grandes marcas como para “La Salada”, a cuyos referentes da cierta visibilidad el Gobierno, y otros centros de comercialización.

El sector de la construcción es también un polo que atrae trabajo no registrado, en especial en la fase bajista del ciclo, cuando las grandes obras que contratan “en blanco” se paralizan. En ese momento, los obreros realizan trabajos informales en casas y barrios. Por último, el sector de transporte privado, especialmente en el Gran Buenos Aires, creció mucho frente a la saturación del transporte público motivado por la actividad económica y también utiliza mano de obra no registrada. “Se requiere una estrategia compleja, mucha coordinación e inversión pública para resolver este problema, que es de carácter estructural”, señaló Palomino. Otro sector donde la informalidad es muy alta es el agro, que no está medido en este informe del Indec.

El resultado de la EPH que dio a conocer ayer el Instituto muestra que en Gran Catamarca, Salta y Santiago del Estero-La Banda se verifican las mayores tasas de desempleo, por encima del 10 por ciento. Los menores valores corresponden a la región nordeste, aunque con niveles de informalidad muy altos. En el Gran Buenos Aires, fue de 7,7 por ciento.

La desocupación entre las mujeres menores de 29 años en todo el país es de 14,8 por ciento, la más alta en los grupos etarios y por género que confecciona el Indec, mientras que el 13,3 por ciento de los varones de esa franja están desempleados. En cambio, la tasa de desocupación de jefes de hogar es de 3,8 por ciento en el país. Del total de la población ocupada, el 76,3 por ciento son asalariados.

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Textiles, construcción, empleadas domésticas y transporte, los puntos más altos de la informalidad urbana.
Imagen: Bernardino Avila
 
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