ECONOMíA › EL FONDO APROBO LOS RESULTADOS FISCALES CON UN MES DE RETRASO

Todo listo para que venga Koehler

El último capítulo de presiones al Gobierno por la suspensión de las ejecuciones hipotecarias se cerró ayer. El Fondo dio por cumplida la segunda revisión de las metas y abrió el camino para negociar un nuevo acuerdo. El lunes llega Horst Koehler al país.

Por David Cufré
y Claudio Zlotnik

Un mes más tarde de lo previsto, el Fondo Monetario Internacional aprobó ayer la segunda revisión del acuerdo con Argentina. Nadie esperaba que el directorio de la entidad fuera a romper relaciones, pero la demora en dar el visto bueno a lo actuado por el Gobierno era una forma de presión. Lo hacía porque el Congreso prorrogó la ley que impide las ejecuciones a los deudores morosos, a pesar de que el convenio vigente prohibía expresamente medidas de ese tipo. Frente a ese “desafío”, un mes de guerra fría era la máxima respuesta que el organismo podía dar en el contexto actual. La máxima autoridad del Fondo, Horst Koehler, llega pasado mañana para empezar a negociar el próximo acuerdo. No tenía sentido detenerse más por aquella pulseada, que Néstor Kirchner terminó ganando.
Al aceptar que las metas se cumplieron, el FMI destrabó un desembolso por 320 millones de dólares. El secretario de Hacienda, Carlos Mosse, reveló anteayer que los giros pendientes de los organismos internacionales rondan los 900 millones de dólares. Mientras ese dinero no llegaba, el Gobierno hizo frente a vencimientos de deuda con esas mismas entidades con el superávit fiscal. Roberto Lavagna no tuvo inconvenientes este año en alcanzar los objetivos fiscales, pero el mismo Mosse anticipó, en un mensaje a Koehler, que es imposible generar mayores excedentes en el corto plazo. Se supone que el FMI pedirá elevar el superávit primario de 2,5 puntos del PIB a 3,5 puntos en 2004.
De hecho, uno de los ejes de la próxima negociación con el Fondo es el superávit que deberá alcanzar el Gobierno en los próximos años. “Koehler viene a testear el clima económico. Quiere saber si es cierto que la Argentina no puede aumentar el superávit”, indicó a Página/12 un banquero con fluidas relaciones con Washington. El testeo lo hará en múltiples reuniones con empresarios, banqueros, economistas y autoridades del Banco Central, además de los encuentros con Roberto Lavagna y demás ministros. Pero lo más importante, de acuerdo con la visión que transmitió a este diario una fuente cercana al FMI, es su encuentro con Kirchner. “Aquí se valora mucho el compromiso que asume el Presidente. Koehler quiere conocerlo, escucharlo, ver qué promesas está dispuesto a dar”, mencionó. Y deslizó una ironía: “Si Koehler puede llegar a perder el puesto por los errores que cometió el Fondo con Argentina, al menos quiere venir a ver qué pasa”.
Un consultor que se entrevistará pasado mañana con Koehler consideró que la visita del número uno del FMI es “para marcar la cancha”. Trazó un paralelismo con la asunción de Lula da Silva en Brasil y Lucio Gutiérrez en Ecuador. “Ni bien asumieron, los países del Grupo de los 7 se acercaron para transmitirles sus opiniones”, recordó. En el caso argentino, mencionó la visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell, y ahora el viaje de Koehler.
La negociación abarca temas de gran complejidad: el Fondo exigirá aumentos de tarifas de los servicios privatizados, una urgente solución al problema bancario (a través del pago de las compensaciones por la sustitución del CER por el CVS y por el pago de amparos), el marco de la reestructuración de la deuda con acreedores privados, una nueva ley de coparticipación y las metas fiscales y monetarias.
La dificultad para ponerse de acuerdo en tantos aspectos clave podría derivar en un acuerdo de corto alcance, que cubra los vencimientos con los organismos internacionales hasta fin de año. Ese tiempo se utilizaría para completar la negociación. A la vez, el Gobierno gozaría de un clima político más relajado para afrontar la próxima ronda de elecciones. “Vamos a empezar a discutir un acuerdo de largo plazo, pero si los tiempos no dan, cerraremos uno de corto”, señalaron cerca de Lavagna. En el Banco Central, en tanto, afirmaron que durante los próximos meses no habrá objeciones por un aumento de la emisión.

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Horst Koehler, director gerente del FMI, viene a conocer a Kirchner, ansioso de escuchar promesas.
El titular del organismo sabe que, si fracasa el acuerdo con Argentina, su puesto corre peligro.
 
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