El ministro de Economía, Axel Kicillof, afirmó ayer que el programa Progresar alcanzó los 700 mil inscriptos, de los cuales 70 mil regresaron a los estudios. Lo dijo en el primer día de actividades de las Jornadas de Soberanía Nacional y Latinoamericana de la Procuración del Tesoro. “Nuestro gobierno pone la economía al servicio de un proyecto político que apunta al crecimiento con inclusión social. Nos atenemos a ese objetivo. No nos casamos ni nos enamoramos de ninguna herramienta para lograrlo. Es un cambio profundo respecto de la conducción del Estado”, dijo. El funcionario destacó que las políticas activas del sector público tienen que concentrarse en tres frentes: la ampliación de derechos y oportunidades para los sectores postergados de la población, para tener justicia social, la reindustrialización, para tener independencia económica, y el desendeudamiento, para tener soberanía política.

El lanzamiento de la Asignación Universal por Hijo, la Ley de Movilidad Jubilatoria, las moratorias previsionales, el Progresar, la recuperación de las AFJP, entre otros, fueron algunas medidas que subrayó Kicillof para mostrar el aumento del piso de protección social durante los últimos años. “En 2015 vamos a llegar al ciento por ciento de adultos mayores con jubilación. Eso es justicia social porque es gente que había quedado desamparada en los ’90 con el modelo neoliberal. La estatización de los fondos de pensión era algo impensado en otra época. Había muchos negocios detrás, por lo que desarmarlos implicaba grandes conflictos de interés”, mencionó. Resaltó además el efecto de la Asignación Universal por Hijo para mejorar la calidad de vida de los sectores más vulnerables de la población. “Ahora nadie quiere sacarla. Logramos un consenso total. Pero tiempo atrás no todos decían lo mismo.” En la última década, los individuos cubiertos por algún programa de transferencia de recursos estatales pasaron de 1,5 a más de 3,8 millones de personas.

La distribución de la riqueza, además del incremento de los beneficios sociales, fue otro de los puntos sobre los que se concentró el ministro de Economía. “Nos buscaron convencer por mucho tiempo de que si hay crecimiento el mercado se encarga de distribuirlo. En La riqueza de las naciones de Adam Smith se decía que los frutos del crecimiento se iban a repartir entre las clases inferiores del pueblo. Pero es al revés. Lo que se necesita es distribuir para poder crecer. Esa es la mejor política, la recomendable, para los países periféricos. La demanda del mercado interno actúa como una polea para sostener el proceso de expansión económica”, dijo. Agregó que “en los manuales de la ortodoxia hablar de distribución es hablar de una mala medida económica. Pero la realidad argentina nos demostró que no es así. Tiene que haber demanda para que haya oferta. Hoy tenemos un Estado para el que la distribución y la inclusión social son un patrimonio indispensable de la política económica”.

La reindustrialización de los últimos años fue un tema clave en la exposición de Kicillof. “Los liberales piensan que la Argentina sólo puede ser un productor agropecuario porque somos ricos en recursos naturales. Pero eso implicaría dejar sin ocupación a millones de personas. Martínez de Hoz hizo por primera vez el cálculo de cuánto trabajo demandaba el campo. Eran 6 millones de empleos y dejaba afuera a 19 millones de individuos. En ese momento todavía no había comenzado el proceso de maquinización de la producción del agro”, mencionó. Destacó que “el dilema entre campo o industria que plantea la ortodoxia es falso. La creación de empresas en distintos sectores manufactureros fue explosiva a partir de 2003. Pero además este año vamos camino a alcanzar un nuevo record histórico de cosecha. Hemos demostrado que se puede hacer las dos cosas”. El ministro destacó que la apuesta por la industria es un elemento clave en la estrategia de desarrollo porque significa independencia económica. “La reindustrialización está recién comenzando. En un proceso de este tipo 10 o 12 años no es nada. Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner marcaron el camino y ahora falta mucho para seguir haciendo”, apuntó.

El desendeudamiento, según Kicillof, es también un punto central para avanzar en el proceso de desarrollo con soberanía política. “Un país sobreendeudado es un país sin espacio para aplicar política económica propia. Sólo tiene margen para respetar las políticas impuestas por los organismos internacionales de crédito. La Argentina tiene experiencia en esto. Nos llevaron al default más grande de la historia a nivel mundial”, afirmó el ministro. Agregó que “los fondos buitre son un rebrote. Un nuevo intento de dominación, de avasallamiento contra el país. No hay nadie en el planeta a favor de los buitres. Pero en la Argentina tiene defensores locales, que lo que único que pretenden es atacar al Gobierno. Muchos de éstos son economistas de la oposición que comulgan con la idea liberal del ajuste. Un programa miserable que cuenta con cuatro pilares que se aplican en todo momento y todo lugar: el ajuste fiscal, el recorte monetario, la apertura comercial indiscriminada y el endeudamiento externo”, cerró.