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Las estadísticas de los institutos de investigación privados coinciden con el Gobierno en que existe una mayor demanda de empleo por parte de las empresas. Algunos arriesgan que en el último año se crearon medio millón de puestos de trabajo. Aunque esta buena noticia carga con una faceta negativa: tres de cada cuatro nuevos empleos son en negro. La Universidad Di Tella, que ayer dio a conocer su índice de demanda laboral, confirmó un nuevo aumento de ese indicador que ya alcanzó a los niveles de principios del año 2000, momento en que empezó a notarse un agravamiento de la crisis que estalló al año siguiente.
El especialista en el mercado laboral Ernesto Kritz calculó, en diálogo con Página/12, que a partir de octubre de 2002 se generaron 500.000 puestos. Y que ello se confirmaría el próximo mes, cuando el Indec divulgue la nueva encuesta sobre desempleo. Según Kritz, los principales creadores de puestos son los sectores de la construcción (“la crisis había golpeado muy fuerte a este rubro”, dijo) y la industria, en especial aquellas que lograron incluirse en el proceso de sustitución de importaciones.
En su último informe, la Di Tella consignó que la demanda laboral se elevó 2,74 por ciento el mes pasado. Y que el más beneficiado fue el sector de personal técnico. “Se trata de mano de obra beneficiada por la devaluación: se relacionan con productos que antes se importaban o no se reparaban, como sí se estila ahora”, comentó a este diario Victoria Lamdany, analista de la universidad. La investigación reveló que creció la demanda de personal en la mayoría de los sectores, con la única excepción de los trabajadores profesionales.
El índice de demanda laboral que elabora el Di Tella aumentó 102,4 por ciento en el último año. Ya se ubica en 109 puntos, el nivel más alto en dos años. Con la salvedad de julio y enero últimos, el indicador muestra una clara tendencia positiva que se inició en abril del año pasado, en coincidencia con la estabilidad que por entonces comenzaba a mostrar la economía. Hay que tomar en cuenta que este índice laboral se confecciona en base a los avisos clasificados solicitando personal, lo que le otorga a esa medición un claro sesgo: detecta preferentemente los pedidos de trabajo de más alta calificación.
“La clave para los próximos meses es lo que suceda en el sector servicios, en especial en los comercios”, destacó Kritz. “La reacción en este rubro es mucho más lenta que en el resto, al menos en el empleo formal”, añadió. Por la transformación económica que se dio en la Argentina de los años ‘90, el sector de los servicios emplea más gente que la industria. De ahí su relevancia para que continúen mejorando los preocupantes indicadores sociales.
Kritz comentó entonces que el 75 por ciento de los puestos que se generan son informales: esos trabajadores no están cubiertos por ninguna obra social ni aportan para su jubilación.