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El Frente para la Victoria terminó en palos para ciertos bonaerenses

La reunión del kirchnerismo para pensar política a nivel nacional terminó en un desafío abierto al “aparato conservador” del justicialismo en la provincia. No es casual: todos sabían que “la mayor batalla” se dará en los pagos de Eduardo Duhalde.

 Por Martín Piqué

Comenzó como una apacible reunión de “compañeros” y terminó como el primer desafío público al “aparato conservador” del PJ bonaerense. Lo que era un acto más del kirchnerismo –convocado por el diputado Francisco “Barba” Gutiérrez– se convirtió en la prueba más clara de que el Presidente peleará por la provincia de Buenos Aires. Y eso implica competir con Eduardo Duhalde por el liderazgo en el distrito. Así lo admitieron los oradores del encuentro que juntó a quinientas personas en la Facultad de Ciencias Sociales. “En la provincia se dará la mayor batalla”, anticipó Gutiérrez. “Si están nerviosos no es porque estamos perdiendo, sino que estamos ganando. Aquel muñequito que pensaban que iba a ser chirolita es el jefe del Estado, el jefe del movimiento y el jefe de la Nación”, afirmó Miguel Bonasso, diputado del PRD.
La convocatoria a un nuevo encuentro del kirchnerismo había surgido de una serie de reuniones que comenzaron en el Hotel Bauen y siguieron en la Facultad de Ingeniería. Allí habían participado todas las vertientes del kirchnerismo, que ayer se volvieron a juntar en Ramos Mejía al 700, aunque con la excepción del grupo Michelángelo. La idea era avanzar en la construcción del Frente para la Victoria –la estructura electoral que apoyará a Kirchner–, elegir una mesa coordinadora con algunos dirigentes y organizarse para crear mesas por todo el país, en especial por la provincia de Buenos Aires. Luego de leer el documento de la convocatoria, los participantes se dividieron en seis comisiones para debatir.
Repartidos por las aulas de la facultad, se veía a los dirigentes que habían firmado el documento. Además de Gutiérrez y Bonasso, estaba el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde; la diputada Juliana Marino, la senadora Diana Conti, el ex intendente de Avellaneda Oscar Laborde y el ex frepasista Aldo San Pedro. También el ex ARI Eduardo Jozami –en el acto habían muchos “ex”–, Ricardo “Pacha” Velasco y el secretario de Cascos Blancos de la Cancillería, Gabriel Fucks. En las comisiones se escucharon críticas muy fuertes contra Duhalde, pero también autocríticas sobre “el papel de la militancia”, demandas y censuras al Gobierno.
Pero las críticas a la administración K –como el reclamo de que en un año se cree un millón de puestos de trabajo para “no perder este nivel de legitimidad”– se daban en el marco de confianza propio de los que comparten pertenencia. “La conexión entre la derecha blanca y el aparato del PJ es Macri. Por eso la batalla de la provincia de Buenos Aires es también nacional”, advertía el ex frepasista Alejandro Mosquera. “Solá está vetando las expropiaciones de las empresas recuperadas por los trabajadores”, se quejaba el miembro de una cooperativa. “Uno de los principales clientes de la consultora de Lavagna (Ecolatina) es Monsanto”, cuestionaba un pelilargo que decía ser dirigente de base del conurbano. Pero lo mejor llegó en el cierre del acto.
El desafío
Fue en el plenario final, en el que hablaron todos los organizadores, cuando se descubrió el verdadero objetivo político del acto. Allí se escucharon las críticas más duras –dirigidas a Duhalde y al aparato del PJ bonaerense– que se hayan oído hasta ahora en un acto kirchnerista. “Algunos hasta se dan el lujo de criticar la política de derechos humanos. Que nadie se atreva a perturbar este camino que el Presidente está trazando”, advirtió el Barba Gutiérrez. No hizo falta que dijera que se refería a Duhalde. Las críticas también partieron de viejos frepasistas como Aldo San Pedro, quien estuvo al frente de la Legislatura y hoy preside el Partido de la Victoria. “A este país no lo podemos transformar ni con los Duhalde ni con los Solá”, cargó.
Aunque sorprendió a los incautos, el tono de los discursos reflejó el momento que vive la relación entre el Presidente y su antecesor. Los oradores hasta recordaron uno de los puntos débiles de Duhalde, la masacre de Avellaneda, que terminó con los asesinatos de los piqueteros del MTD Aníbal Verón. También se habló de “intendentes que hacen caja para sus proyectos políticos y personales” y se prometió que la “lucha contra el aparato” no iba a ser “con más aparato, sino con militancia organizada”. “No esperemos que el aparato reflexione mágicamente sobre lo que han hecho en estos 16 años”, advirtió Laborde. Irónicamente, esas críticas provinieron de un ex intendente del conurbano, otro ex frepasista que gobernó Avellaneda y perdió por mucho en la última elección.
Aunque abundaban los “ex” –especialmente ex frepasistas– en el encuentro, también hubo presencia de dirigentes que pertenecen al PJ. Fue el caso del diputado mendocino Gerardo Conte Grand, del bloque justicialista y del kirchnerista Grupo Talcahuano. Su presencia fue especialmente destacada en la reunión porque, en la opinión de Bonasso, demuestra que el frente que está armando el kirchnerismo incluirá también a los justicialistas. “Algunos se olvidan de que el Presidente es justicialista. Pero es así. Y por suerte, en el Ejército tenemos a un teniente general (por Ricardo Bendini) que ha reivindicado a Savio, a Mosconi y a Perón”, dijo Bonasso. “No vamos a permitir que se conjugue el verbo chirolizar”, agregó el diputado kirchnerista en un hallazgo retórico.

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Bonasso, Gutiérrez y buena parte de “ex” –sobre todo del Frepaso– se encontraron ayer.
Fue en la Facultad de Ciencias Sociales, con seis comisiones, 500 militantes y un cierre duro.
 
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