ECONOMíA › LA RESERVA FEDERAL ESTADOUNIDENSE SUBIO LA TASA

Pasos cuidadosos de Greenspan

 Por Claudio Scaletta

Mientras el dólar continúa devaluándose contra el euro –la moneda europea superó ayer 1,30 dólar por unidad–, la Reserva Federal subió un cuarto de punto la tasa de interés hasta el 2 por ciento anual. El incremento forma parte de la secuencia que el titular del banco central estadounidense, Alan Greenspan, insinuó a mediados de año cuando dijo que implementaría una serie de “aumentos cuidadosos” de la tasa. El dato del mercado, la leve devaluación frente al euro y la medida gubernamental, la suba de tasas, suman el mismo efecto: ayudan a contrarrestar parcialmente el inmenso déficit externo de los Estados Unidos.
En 2004 el déficit fiscal proyectado de Estados Unidos será de 631 mil millones de dólares, lo que equivale al 6 por ciento de su producto. Cualquier país con un déficit por encima del 5 por ciento de su PIB está en problemas. En Estados Unidos las cosas parecen funcionar de otra manera, aunque su rojo fiscal no deje de aumentar. En 2001 fue de 386 mil millones y en 2003 de 531 mil. La política de seguridad nacional de George Bush está resultando cara.
Aunque la velocidad de respuesta varía, el efecto de un aumento de la tasa de interés en cualquier economía es el mismo: a mayor tasa, menor crecimiento. Por eso, los bancos centrales utilizan esta variable como una potente herramienta de política económica. Cuando a principios de esta década la economía estadounidense comenzó a dar señales de recesión, el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal implementó una violenta baja de la tasa de referencia. En el año 2000, el promedio de dicha tasa fue del 6,4 por ciento, en 2001 bajó al 1,8 y en 2003 fue de sólo el 1 por ciento. Si no se producen nuevas variaciones, este año la tasa regresará a un promedio del 1,8 por ciento. Dado que la inflación proyectada es del 2,4 por ciento, la tasa interbancaria continuará teniendo un valor ligeramente negativo.
Según se explicó ayer en Estados Unidos, la “normalización” de la tasa de corto plazo respondió al buen resultado mostrado por algunas variables. Entre ellas la creación de empleo y el crecimiento que, no obstante, se frenó en los últimos meses hasta una proyección del 3,5 por cinto para el último trimestre.
Los indicadores de largo plazo parecen menos optimistas. La pregunta que cualquier economista se hace frente a los déficit es cómo se financian. En Estados Unidos, la clave fue el ingreso de capitales privados del resto del mundo. Desde 1996 su economía fue la que registró el mayor crecimiento de la productividad y de oportunidades de negocios de la economía mundial. En los últimos tiempos, sin embargo, la productividad comenzó a frenarse y, ostensiblemente, la entrada de capitales es insuficiente para compensar el déficit externo. El consecuencia, el dólar comenzó a devaluarse, pero no contra todas las monedas. Estados Unidos goza también de otro privilegio. La mayoría de los países del resto del mundo, en especial las potencias asiáticas, no quieren una devaluación del dólar porque ello afectaría sus competitividades. En consecuencia, sus bancos centrales compran dólares y bonos del Tesoro retroalimentando así la entrada de capitales a Estados Unidos.
Esta secuencia funcionó bien mientras el crecimiento de la productividad estadounidense se mantuvo a la cabeza del ranking mundial y su déficit fiscal no alcanzaba los faraónicos niveles actuales. Al mismo tiempo, la productividad europea reactivó su crecimiento y, con ella, la valuación del euro. El costo de oportunidad de los bancos centrales que compran dólares frente a euros pasó a ser mucho mayor. Los capitales privados comenzaron a mirar a Europa. La propia OPEP habló de la posibilidad de cotizar el barril en euros. En Wall Street ya apostaban a una caída del dólar si ganaba Bush, de quien esperan más gasto público y menos impuestos. A ello se suma que hoy es más importante el ingreso de capitales por decisiones de gobiernos del resto del mundo que del sectorprivado. Las recomendaciones de política de manual para contrarrestar los déficit suelen ser dos, devaluar la moneda y frenar la economía.

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