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Un ala del gobierno de Lula reniega del Mercosur y sueña con el ALCA

El ministro de Industria criticó que se prioricen mercados “poco expresivos” y “limitados” en vez de avanzar en el ALCA. De la Argentina, dijo que “no podemos seguir pagando la cuenta de los que no invierten”.

Esta vez, el ministro de Industria y Comercio Exterior de Brasil decidió no guardarse nada: señaló que el gobierno de Lula, al que pertenece, tiene la culpa de que las negociaciones comerciales con Estados Unidos o Europa no hayan avanzado. Luiz Fernando Furlan recordó su pasado de lobbista de los grupos empresarios y dejó de lado su rol de funcionario, el que ejerce hace dos años. “Priorizamos cerrar acuerdos limitados con el Grupo Andino o con mercados poco expresivos, mientras que no conseguimos avanzar con el ALCA ni con la Unión Europea”, dijo, sin poder evitar que el Mercosur se sintiera aludido. “Hay sectores en el gobierno (de Lula) que aún no entendieron que el gran mercado que hay que abrir es el de los países ricos.”
Furlan, un próspero empresario avícola que ha tenido más de un roce con la política de Itamaraty (sede de la Cancillería), respondió al diario paulista O Estado que “fue nuestra culpa” si las negociaciones con los principales centros comerciales del mundo no avanzaron. “No logramos avances ni en el ALCA ni con la Unión Europea, donde los frutos serían más rápidos, pero damos prioridad a cerrar acuerdos limitados con la Comunidad Andina (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) y con mercados poco significativos”, señaló el ministro.
El titular de Industria y Comercio Exterior también tuvo expresiones poco amigables hacia la Argentina, al apuntar que “no podemos continuar pagando la cuenta de grupos que, dentro del Mercosur, no invierten, no se modernizan y bloquean todo”. Y completó ratificando que, para él, lo que importa es el tamaño. “El mercado brasileño es más importante para la Argentina de lo que el mercado argentino es para Brasil”, dijo, subrayando lo que es obvio.
El tono de los dichos de Furlan demuestra que los conflictos comerciales entre ambos países, que llegaron al punto de que la Argentina aplicó restricciones al ingreso de electrodomésticos producidos en Brasil, permanecen como una herida abierta. Y dañan, además, las posibilidades de consolidar el Mercosur como una política de integración.
A diferencia de Furlan, y para disgusto de éste, Celso Amorim, canciller brasileño, reiteró recientemente que el ALCA no es una “obsesión” para su país, al tiempo que destacó el fuerte progreso del intercambio con los países emergentes, que absorben un 49 por ciento de las exportaciones brasileñas “contra el 30 por ciento de hace unos años”. “No estamos hablando de algo político, doctrinario o ideológico: es una cosa práctica”, había expresado Amorim, destacando que esa evolución se había dado en un contexto de crecimiento del comercio con Estados Unidos y con Europa.
Pero no es sólo en la política comercial exterior en la que Furlan quiere diferenciarse del resto del gobierno. También criticó, en el mismo reportaje, la política de altas tasas de interés aplicada por el Banco Central para contener la inflación y pidió medidas para impedir que la caída del dólar afecte las exportaciones. “Solamente en julio estaremos en condiciones de contabilizar los estragos causados por el cambio inadecuado de hoy”, dijo, al observar que los ciclos de las exportaciones suelen durar seis meses. “Soy portavoz del sector productivo que ve con preocupación la excesiva revalorización del real; mi obligación es hacer viables las exportaciones”, afirmó.
Furlan acusó además a la política monetaria de no tener en cuenta que “la mayor parte de la inflación brasileña es causada por las tarifas públicas y por los precios ajustados por contrato. Además, las tasas de interés demasiado altas atraen capitales (externos) y bajan el precio interno del dólar”.
La de Furlan no es una lucha solitaria contra el ala antineoliberal del gobierno de Lula. Desde Hacienda y Agricultura comparten su punto de vista, aunque de momento se preservan de chocar en público con otras áreas. Desde el palacio presidencial del Planalto prefieren, sin embargo, mantener el debate en un bajo perfil y evitan cruzar al furibundosecretario de Industria. “Furlan está muy fortalecido por los resultados de la balanza comercial y muy preocupado por mantenerlos”, comentó una fuente cercana al Presidente. “Un ministro débil nunca tendría esas expresiones públicamente”, agregó. “Hay discrepancias en el área comercial, pero ambas parten se acomodaron bien; no hay nada que provoque disgregación en el gobierno”, completó.

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Los dichos de Luiz Furlan evidencian las discrepancias dentro del gobierno de Lula.
 
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