ECONOMíA

En el lugar del hombre del medio, ponga a Yabrán

El publicista Marcos Valerio personifica los tejes y manejes de la corrupción política de Brasil, que salpica al actual PT de Lula pero se retrotrae al gobierno de Fernando Henrique Cardoso.

Por Darío Pignotti
Desde San Pablo

Aunque suenen parecido, publicitario y publicista son oficios bien distintos. De ello da prueba Marcos Valerio de Souza, personaje crucial en la crisis de corrupción que tiene a maltraer al actual gobierno brasileño y amenaza con poner en evidencia los negocios del anterior. Valerio es, en principio, un publicitario, es decir se dedica a fabricar y vender anuncios sobre bienes materiales y electorales, como jabones o candidatos, para el mercado de masas. Hombre de hablar vacilante y monocorde, Valerio no es un publicista, expresión que define al que divulga y defiende sus ideas en la prensa o en la plaza pública.
El balance de ésta, que fue la octava semana del escándalo que involucra al Partido de los Trabajadores y al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, deja como novedad saliente la posible detención del publicitario, pedida por la Comisión Parlamentaria Mixta de Investigación (CPMI) ante el Ministerio Público. En la reunión celebrada ayer entre legisladores y fiscales, los primeros alegaron que con la prisión se impedirá al sospechoso seguir borrando pruebas que lo comprometen. Y lo que es más grave: la vida de Valerio, dicen los parlamentarios, probablemente estará más segura en una celda de la Policía Federal que en su elegante residencia de un country de Belo Horizonte. La propia esposa y socia de Valerio, Renilda Santiago, dijo en el Congreso esta semana que teme por la vida de su familia.
Según la revista Veja, el imputado amenazó a la cúpula del PT con que si es detenido romperá su pacto de silencio y podría denunciar que Lula también sabía de la corrupción. Muchos sospechan que podría ir más lejos y contar todo lo que sabe de la última década, cuando de empleado bancario ascendió a empresario a fuerza de contratos publicitarios y, fundamentalmente, tráfico de influencias. En un país donde los sicarios se contratan sin mayor trámite, no faltarían interesados en acabar con ese archivo viviente antes que éste les trunque su carrera a diputado, juez o gerente.

Más que maletero:

En los comienzos de la saga iniciada el 6 de junio, cuando el diputado Roberto Jefferson denunció la compra de congresistas, Marcos Valerio fue caracterizado como el “hombre del maletín”. Según esa percepción, el titular de las agencias de publicidad DNA, SMP&B y MultiAction sería una suerte de Mario Pontaquarto, el funcionario del Senado argentino, que llevó 5 millones de dólares en sus maletas para distribuir entre parlamentarios en el 2000.
Con el correr de las investigaciones quedó develado que lo suyo no es cargar las maletas para terceros: desde que llegó el PT al gobierno por sus cuentas circularon unos 500 millones de reales. Pero desde el 2000 a la fecha esa cifra se duplica, por lo que el presidente del Supremo Tribunal Federal, Nelson Jobim, ordenó levantar el secreto de sus movimientos bancarios desde 1998, año en que, además del presidente Fernando Henrique Cardoso del PSDB, fueron electos 26 gobernadores provinciales.
Está probado que Valerio facilitó la recaudación ilegal que pagó la campaña del entonces candidato a gobernador de Minas Gerais Eduardo Azeredo, actual presidente del PSDB. Resta saber si además de abastecer las cajas negras electorales también facturó como lobbista o lavador de coimas que pudieron haber existido en las multimillonarias privatizaciones de entonces. Fue en 1998 cuando se “desestatizaron” las empresastelefónicas, un negocio donde el empresario Daniel Dantas resultó ser uno de los grandes vencedores. Dantas depositó, por lo menos, 27 millones de dólares en las cuentas de Valerio, un indicio más que expresivo sobre los vínculos de Valerio con éste y el anterior gobierno.
A comienzos de esta semana, el mercado se mostró intranquilo. La explicación de la mayor parte de los analistas fue que temen que Lula dé un giro a la izquierda. Otros observadores supusieron que el estrés se debía a la comparecencia de la esposa de Valerio en el Parlamento y la sospecha de que se “quiebre”.
En algunos medios, como la Revista Carta Capital, especulan que Valerio puede ser la punta de un negociado aún más pesado del que se conoce hasta el momento: el envío ilegal al exterior de unos 35.000 millones de dólares a través de las cuentas CC5, en los años ’90 y comienzos de esta década.
Todos temen lo que pueda hacer este hombre cercado, cuyo poder dependía, en gran medida, de la destreza con que se movía en las sombras. Su inmunidad y su poder se desplomaron el mismo día que su imagen ganó estado público. Una parábola que recuerda a la de Alfredo Yabrán, alguien que también tenía pavor a quedar preso.

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