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Los banqueros salieron ayer a criticar abiertamente el manejo de las últimas medidas sobre el corralito por parte del ministro Roberto Lavagna. Sin medias tintas, consideran “una provocación” el decreto difundido el viernes por el Gobierno que autoriza a los bancos a devolver anticipadamente los depósitos. Es un mensaje directo a los extranjeros, que podrían capitalizar sus filiales locales con dólares enviados por sus matrices. Por otro lado, acusan al ministro de sembrar el pánico entre los ahorristas al decir en el Congreso que no se otorgaría más redescuentos a bancos en problemas. Por eso, ayer un grupo de banqueros mantuvo una encuentro reservado con Lavagna para pedirle definiciones sobre la política de asistencia a los bancos que seguirá en el futuro el Banco Central.
“Nos gustaría opinar de las cosas antes, y no después. Estar toda la semana detrás de las novedades y después enterarme un sábado a la mañana de que salieron las normas no es la forma en que me gusta trabajar”. Así, Carlos Heller, titular de la Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina (Abappra), desnudó la falta de diálogo entre los banqueros y el Ministerio de Economía. Vale aclarar que Abappra es la asociación “aliada” del Gobierno, porque no sólo avaló el plan bonos de Lavagna, sino que emitió un comunicado respaldando la gestión oficial. En cambio, la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), que aglutina a las entidades extranjeras, está declaradamente en guerra con Economía, desde que el ministro desechó el plan Bonex compulsivo de Remes Lenicov y avanzó con un programa optativo de canje de plazos fijos por bonos.
Sea como fuere, la oposición a devolver depósitos anticipadamente con recursos propios, como estipula el decreto del viernes, unifica posiciones entre extranjeros y nacionales. “Nos reunimos a hablar (con el Gobierno) pero estas cosas no aparecen y 48 horas después nos enteramos por los diarios de decisiones que se toman”, disparó Heller, gerente del Credicoop. “Para que la gente entienda bien, lo que se está autorizando es anticipar la devolución de los depósitos programados pesificados a 1,40; es decir, no la devolución que la gente pretende, que es el valor de origen”, explicó. Y agregó que “sólo podrán devolver dinero los bancos que no tengan redescuentos, porque los que tengan préstamos del Banco Central lo único que podrán hacer es pasar dinero de la reprogramación al corralito, esto es convertirlo en dinero transaccional”. Así, según Heller, “sólo podrán entregar dinero en efectivo, los que empleen recursos propios. En la lista son poquitos y no son los bancos más grandes”, aseguró.
Ayer, Heller y otros representantes de Abappra se reunieron con Lavagna para pedirle explicaciones sobre cómo se seguirá otorgando redescuentos a los bancos. Lavagna había dicho en una reunión con diputados que se cortaría la asistencia a las entidades que no aportaran fondos propios para complementar la ayuda oficial. Esto obliga a los bancos extranjeros a traer el equivalente en dólares por los pesos que reciben en préstamos de la autoridad monetaria. Pero a los nacionales los deja en una posición delicada, ya que la única forma de capitalizarse es con aportes de accionistas locales. En el encuentro, Lavagna habría tranquilizado a los banqueros prometiéndoles que –aunque de manera más selectiva– el Banco Central seguirá asistiendo a las entidades en dificultades.
Hasta ahora, el único banco que prometió anticiparse a la reprogramación de los plazos fijos fue el Ciudad. Como publicó este diario, tiene un plan para devolver en efectivo todos los depósitos de menos de 5000 pesos y pasar a cuentas a la vista los de menos de 30.000 de mayores de 60 años. Sin embargo, el decreto del viernes, sólo abriría la posibilidad de pasar a cuentas a la vista los plazos fijos, ya que para devolver efectivo el banco sólo podría hacerlo con tres fuentes deingresos: préstamos externos, capitalización de los accionistas; o captación de nuevos fondos.
Por ahora, el resto de la entidades locales y extranjeras prefieren que sus clientes opten por los bonos del Estado, para sacarse de encima el problema de los depositantes atrapados en el corralito. Tanto, que tomaron como una provocación que Economía haya levantado la restricción para devolver depósitos a aquellas entidades que, con fondos propios, estuvieran dispuestas a hacerlo.