ECONOMíA › ERNESTO AMBROSETTI, ECONOMISTA JEFE DE LA SOCIEDAD RURAL

“Con la convertibilidad era igual”

El especialista de la entidad rural niega que el sector agropecuario viva una fiesta gracias a la devaluación. Afirma que hay producciones a pérdida y responsabiliza al Gobierno.

 Por David Cufré

Ernesto Ambrosetti es el economista jefe del Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural. En este reportaje con Página/12, da su versión de la realidad en el sector agropecuario. “El dólar alto es para la industria”, acusa, y justifica la contundente protesta que termina mañana.

–Es difícil entender por qué la Sociedad Rural va al paro si la actividad agropecuaria genera fuertes ganancias.

–El motivo del paro es la pérdida de ingresos que sufre el productor por la falta de transparencia en los mercados de la carne y de los granos, generada por la intervención del Gobierno. Si se suman las pérdidas en granos, carnes y leche, alcanza a 2000 millones de pesos entre enero y octubre. Es lo que dejaron de percibir los productores por las trabas a las exportaciones de carne, el precio sugerido a los molinos de 370 pesos y la no formación de mercados de granos de las últimas semanas por esta situación.

–Será una reducción de la rentabilidad, ¿pero cuánto ganó el campo este año?

–Es reducción de la rentabilidad en algunos casos y entrada en pérdida en otros. En el país hay 300 mil empresas agropecuarias, de distintos tamaños, escalas, tecnología, sistemas de producción y capacidad empresaria. Si nos remitimos al caso de la carne, el costo de producción a pasto del kilo de novillo es, en seis modelos diferentes, de entre 2,46 y 2,60 pesos. Y el precio de referencia del Gobierno es 2,40.

–¿Qué pasaría con el costo de la carne para los consumidores si se dejara que el precio de la hacienda lo fijara el mercado?

–Estamos de acuerdo con que haya estabilidad de precios, pero el Gobierno le resta ingresos al productor y el consumidor no lo aprecia, porque la baja no le llega. El productor es el que soporta toda la transferencia de recursos a otros eslabones de la cadena.

–¿A cuáles?

–A los grandes exportadores de granos y carnes. Lo que decimos es que para mantener los precios al consumidor se tiene que establecer un mecanismo consensuado. En granos, una solución sería que el Gobierno subsidie en forma directa y explícita a los molinos para que no suba la harina. Nuestros cálculos son que alcanzaría con unos 64 millones de dólares anuales. Pero al liberar el precio del trigo, el productor en lugar de recibir 370 pesos recibiría 450, lo que generaría para el Estado mayor recaudación por cargas impositivas y retenciones. Se podrían recaudar unos 200 millones y se destinarían 64 millones a subsidios.

–A fin de 2001 el precio del novillo era de 60 centavos el kilo y hoy es de 2,40. Además, se pasó de un peso un dólar a tres a uno. ¿Aun así hacen falta subsidios?

–Pero también aumentaron los costos. Los insumos en dólares se triplicaron. Las semillas de las pasturas, el alambre, las vacunas, todo eso sigue en dólares. Los salarios aumentaron más de un 100 por ciento. Los costos de producción subieron más que el precio de la carne. Igual no alcanza. Si alcanzara estaría todo el mundo tranquilo. El problema con esta política es que los productores se vuelcan a la soja.

–¿Entonces al campo no le sirve que el Gobierno sostenga el dólar arriba de tres pesos?

–El dólar alto es para la industria, no para el sector agropecuario. A nosotros nos juegan las retenciones. Cuando salimos a comprar tecnología, tractores, sembradoras, fertilizantes, agroquímicos, el valor del dólar es 3,10, pero cuando el productor vende el trigo recibe un dólar de 2,44, y de 2,34 en el caso de la soja. Si el dólar estuviera a 2,40, aunque sea se igualaría el costo de mis insumos con lo que recibo por la producción. La industria necesita un dólar alto porque no es lo suficientemente competitiva, porque no ha invertido.

–¿El sector agropecuario está mejor o peor que en la convertibilidad?

–El tipo de cambio real efectivo en el caso de la soja es casi igual al uno a uno. Y las condiciones en el resto de los sectores son similares. En el trigo estamos en 1,14 peso. A medida que crece la inflación, volvemos al uno a uno.

–¿Y por qué los precios de los campos están en valores record?

–Si vos tenés 5000 hectáreas, la producción es rentable; si tenés 500, agarrate. Si tenés grandes extensiones, tecnología de última generación y capacidad de inversión, la producción es rentable. Para los medianos, más o menos, depende el caso, y para muchos chicos no. Eso lleva a una fuerte concentración de las empresas agropecuarias.

–¿La Sociedad Rural hace un paro en defensa de los productores más chicos?

–La Sociedad Rural históricamente está vista como una entidad que defiende a los grandes ganaderos, pero la verdad es que nuclea a una diversidad muy grande de productores de todo el país, con distintas producciones y distintas escalas. La Sociedad Rural representa a todo el sector agropecuario.

–¿Qué debería hacer el Gobierno en el caso de la carne?

–Debería mantener el precio interno de los 12 cortes populares hasta fin de 2007, liberar gradualmente las exportaciones hasta autorizarlas totalmente a fin del próximo año y dejar de regular el precio en Liniers. Si el carnicero tiene que vender 12 cortes a precios económicos, podría aumentar otros cortes como el lomo. Y el productor volvería a recibir un precio superior a sus costos. Se puede conciliar el corto plazo con el mediano y largo. Se pueden controlar algunos precios para que no salte la inflación, pero con un sistema transparente y no distorsionado. Se pueden desarrollar normativas que no le resten ingresos a los productores sin aumentar los precios a los consumidores. Si las empresas de transporte reciben un subsidio transparente por el gasoil, por qué nosotros no.

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