ECONOMíA › PLAN DE LA CAMARA PARA REFLOTAR LA CONSTRUCCION

Lo que sobra es voluntad

 Por Cledis Candelaresi

Si no fuese por los organismos multilaterales, los constructores estarían más cerca de imponer al Gobierno su plan para resucitar la obra pública, virtualmente congelada. Los técnicos del BID y el Banco Mundial objetan el mecanismo que los empresarios acordaron con Economía para ajustar el valor de los contratos tras la devaluación. El Fondo Monetario, en tanto, se opone a otra propuesta de repatriar capitales para la construcción de viviendas. El remozado plan de la Cámara Argentina de la Construcción está diseñado en etapas e incluye mantener el sistema de peajes y el empleo de fondos de las AFJP.
La propuesta fue esbozada ayer por Eduardo Baglietto, titular de la CAC, durante el último panel del coloquio. Pero muchos de sus puntos, ligados a la coyuntura, son discutidos en detalle cada miércoles en una reunión que los empresarios mantienen con el propio Eduardo Duhalde y su jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof. El Presidente es uno de los interlocutores oficiales más amigable que encontraron los constructores en los últimos tiempos, presuntamente, porque resucitar la construcción puede ser la llave para desperezar la economía y darle algo de brillo a la opaca gestión de gobierno.
Pero con la crisis financiera y la escasez de fondos públicos, Duhalde y la CAC saben que cualquier programa puede ser letra muerta, como la última propuesta de la Cámara presentada el año pasado a Fernando de la Rúa. “Tenía una primera etapa de cuatro años, con inversiones de 22 mil millones. Casualmente, lo mismo que costó la pesificación asimétrica”, se lamenta Baglietto.
El nuevo plan de la CAC está diseñado en tres etapas. Una de “cortísimo plazo”, en su gran mayoría ya consensuado con el gobierno. Duhalde ya accedió a aumentar en 25 millones de pesos mensuales durante ocho meses los recursos del Fonavi y también habría dado el OK a un pago inmediato de 100 millones a constructoras pymes. También admitió por decreto actualizar los contratos de obra pública que estaban en ejecución antes de la devaluación. Pero hasta ahora, según se quejan los directivos de la CAC, no han podido hacer efectivo el ajuste, por los cuestionamientos técnicos del BID y el Banco Mundial.
Con miras al largo plazo, la Cámara está elaborando un programa que incluye la idea de favorecer la repatriación de capitales. La DGI no indagaría sobre el origen de los fondos que ingresen al país si éstos se integran a fondos fiduciarios que tengan por fin la construcción de viviendas en un plazo perentorio. La alternativa sedujo a Roberto Lavagna quien, sin embargo, advirtió a los constructores que nunca sería aceptada por el FMI, entre otras razones, porque poco le simpatizan los fondos específicos.

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