ECONOMíA › CONTENIDO Y DETALLES DEL PLAN PARA EL CRECIMIENTO INDUSTRIAL

Más valor y más desarrollo

El Plan 2020 proyecta una mejor inserción internacional de la industria, sustentada en un mercado interno sólido. Prevé aplicar una política de innovación más agresiva. El camino que se propone no es competir a través de bajos salarios.

 Por Javier Lewkowicz

El Plan 2020 proyecta una industria manufacturera con mejor inserción internacional, sustentada en un mercado interno sólido, que pueda proveerse de insumos difundidos en forma adecuada y tenga acceso a un sistema financiero más profundo. Prevé aplicar una política de innovación más agresiva y mejorar la capacitación de la mano de obra. Para la producción de bienes con alto contenido tecnológico, pretende atraer a las grandes empresas multinacionales para que produzcan en el país. Pone mucho énfasis en la incorporación de valor a los productos primarios, mediante la regulación para desincentivar la exportación de producto “en crudo”, de manera de generar arraigo y desarrollo local. También indica que se debe forzar a las empresas mineras a aumentar la refinación local del material que extraen.

La capacidad de pensar la industria para los próximos diez años es fruto del proceso de crecimiento económico fuerte y sostenido que se verifica desde 2003. Ese contexto macroeconómico es señalado como uno de los “acuerdos” generales a sostener hasta 2020. “Un mercado interno con capacidad de compra es la base de una estructura productiva competitiva y diversificada, que permite la sustitución de importaciones y el salto exportador. Hace atractiva la inversión privada y permite escalas de producción competitivas. El camino es mantener la solidez macroeconómica proindustrial, una política de ingresos progresiva e inclusiva y evitando las importaciones desleales”, indica el documento del plan.

El crecimiento económico se explica fundamentalmente por el consumo de los trabajadores, de modo que sostener el esquema macro supone desplegar un sendero de salarios reales crecientes (algo que en el plan no se explicita) y, por lo tanto, una disminución relativa de las ganancias en el PIB. El plan 2020 descarta la posibilidad de desarrollar una industria como la del modelo asiático, que está basado en las exportaciones y no es inclusivo en lo social, algo impensable por criterios de equidad y por la larga tradición sindical argentina.

El camino entonces no es competir a través de bajos salarios. Pero para lograr sustentabilidad macroeconómica es indispensable holgura en el sector externo, para lo cual las exportaciones industriales son centrales. Eso supone un desafío para la inserción externa de la industria, ya que las manufacturas asiáticas, sobre todo en segmentos mano de obra intensivos, son tremendamente competitivas, tanto las que amenazan la producción local a través de las importaciones como en terceros países compitiendo con las exportaciones argentinas.

Para impulsar las exportaciones, el plan propone mejorar los instrumentos para financiar la producción y contempla la creación de nuevas herramientas. En el último tiempo han circulado versiones sobre la posibilidad de que el Gobierno cree un Banco de Desarrollo, proyecto que la ministra de Industria, Débora Giorgi, ya le entregó a la Presidenta. El Plan 2020 también indica que es necesaria “una agresiva política de incorporación de innovación, diseño y marketing”. “Que todo incentivo fiscal que se otorgue tenga como contraparte gasto en innovación”, pide. Con el mismo objeto de mejorar la competitividad, asegura que “se necesita desarrollar una política de abastecimiento de insumos difundidos de clase mundial” para que la industria local pueda proveerse en cantidad y a precios adecuados de aceros especiales e inoxidables, termoplásticos, químicos y pasta celulósica, entre otros.

La primera propuesta del plan para lograr “el salto exportador” es “profundizar la integración industrial regional en el Mercosur, Mercosur ampliado y Unasur, para construir una plataforma exportadora a extrazona”, ya que la enorme escala del mercado regional permitiría mejorar la competitividad de las empresas. La coordinación de políticas de incentivo industrial es algo difícil de concretar, pero parece tener más chances en este contexto político de mayor diálogo entre los distintos gobiernos. En el documento se pone como ejemplo a seguir la producción de autos, sembradoras y algunos bienes de capital, y asegura que existe potencialidad en cosechadoras, tractores, medicamentos, alimentos y línea blanca.

El Plan 2020 también señala la necesidad de aumentar las exportaciones a mercados no tradicionales (sur-sur), como en el caso de lo que sucede en equipos de GNC. Indica que en alimentos, maquinaria agrícola, bienes de capital y medicamentos eso se podría replicar. Son manufacturas con un piso de desarrollo local, intensivas en capital, que podrían competir con otros orígenes. A la vez, prevé incentivar las “exportaciones de productos con alto valor agregado a nichos en países desarrollados”, como vinos, quesos, calzado y confecciones, autos y autopartes, sembradoras y software.

En relación con los productos primarios plantea que su industrialización se puede realizar con “regulaciones, incentivos y precios adecuados que induzcan al productor primario para que aumente la oferta dirigida a la industria local”. También indica que se necesita “desarrollar una agresiva política para avanzar en el aprovechamiento industrial de los minerales, incentivando y/o exigiendo a las mineras el procesamiento local del material”.

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El Plan 2020 plantea forzar a las mineras a aumentar la refinación local del material que extraen.
Imagen: Gentileza diario Ancasti
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