ECONOMíA

El día de la verdad

 Por Stephen Foley *

Usted tiene 1 (libra esterlina). Inviértala sabiamente y puede terminar con 2 (libras esterlinas). Si alguien le presta otra (libra esterlina) y usted invierte ambas, terminará con 4 (libras esterlinas). Aun cuando devuelva la (libra esterlina) que le prestaron, usted habrá triplicado su ganancia. Eso es capacidad especulativa. Ahora, digamos que usted tiene 30 mil millones en efectivo y otros bienes. Los usa para convencer a otros de que le presten 1 billón. Usted logra ganancias multimillonarias en dólares durante años, paga dividendos enormes y recicla todo el dinero en nuevos préstamos a empresas, a compradores inmobiliarios y a pequeños inversores. Eso es capacidad especulativa estilo Wall Street. Pero imagine que usted invirtió su dinero imprudentemente. ¿Qué sucede si su inversión de 2 (libras esterlinas) termina en la mitad de su valor? Sólo le queda 1 (libra esterlina), y ésa se la tiene que devolver al que se la prestó. Termina sin nada. Multiplique esto por las proporciones de Wall Street y tendrá una crisis de crédito. Si eso suena demasiado simple, es la matemática de la que se han burlado durante años los banqueros que se enfrentaron ayer a su día de la verdad. Tenían modelos complejos para probar que todas sus inversiones, todas usadas colateralmente entre sí, no podían reducirse a la mitad. Sus modelos no predijeron la caída inmobiliaria de Estados Unidos. ¿Por qué se les permitió prestar 30 veces el valor de sus bienes? Porque se prestaban entre sí. Porque creían que habían inventado maneras inteligentes de reducir los riesgos de la especulación. Porque estaban ávidos de más. Y porque nadie los detuvo.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12. Traducción: C. D.

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