EL MUNDO › BOMBARDEOS EN BASORA CONTRA LAS MILICIAS CHIíTAS QUE COMBATEN EN EL SUR

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Después de cuatro días de combate en los que las tropas del gobierno enfrentaron una dura resistencia de los chiítas, los norteamericanos entraron en acción. Hubo bombardeos en el polo petrolero y toque de queda en Bagdad.

Aviones de la coalición internacional en Irak atacaron ayer posiciones de la milicias chiítas en Basora, el puerto en la costa sur, al tiempo que el primer ministro iraquí Nuri al Maliki ofrecía recompensar a aquellos rebeldes que entregasen las armas. Los ataques aéreos comenzaron antes del amanecer y suponen la primera intervención de la coalición en los combates que enfrentan al ejército iraquí contra los milicianos chiítas desde el martes en Basora, principal centro petrolero iraquí, ubicado a 550 km al sur de Bagdad.

Se trató de dos misiones de bombardeo dirigidas contra grupos de lanzadores de cohetes y contra agrupaciones de milicianos chiítas en Basora, declaró el comandante Tom Holloway. Los enfrentamientos se trasladaron ya a la capital del país y a otras ciudades iraquíes. La cifra de bajas en combate desde el martes se eleva a más de 180 muertos y centenares de heridos. Estos ataques coinciden con la oferta de Maliki de recompensar a los milicianos que abandonen la lucha. La oferta es válida hasta el 8 de abril y engloba las “armas pesadas y medias” disponibles en Basora, según un comunicado de su oficina.

Sin embargo, la propuesta sólo atañe a aquellos que no han participado en los combates que se libran desde hace cuatro días en Basora, según el asesor de Maliki, Sadek al Rekabi. La iniciativa “va dirigida a aquellos que tienen armas en sus casas, de manera que eliminemos estas armas y les demos una recompensa”, precisó Rekabi.

Maliki ya había dado 72 horas de plazo a los milicianos del Ejército del Mahdi, del joven clérigo radical Moqtada Sadr, que participan en los combates de Basora para que depusieran sus armas. Este ultimátum, aunque fue anunciado el miércoles, expiró el viernes por la mañana, porque el plazo empezó a contar desde el inicio de los combates, el martes por la mañana, dijo Rekabi. La ofensiva va dirigida contra los bastiones de la milicia de Moqtada al Sadr, cuyos representantes acusan al gobierno de querer liquidarlos. Sadr, que pone en duda la legitimidad del gobierno de Maliki, instó a hallar una solución “pacífica”.

Mientras, Bagdad y las principales ciudades del país se encuentran bajo toque de queda. El viernes por la mañana parecía haberse detenido el tiempo en un Bagdad sin tráfico debido a una prohibición de circulación, que estará vigente hasta el domingo por la mañana, en un intento por amainar los enfrentamientos entre los milicianos y las tropas. Las calles estaban vacías y los comercios cerrados.

En el barrio de Sadr City, bastión de la milicia del Ejército del Mahdi, se oficiaron las exequias de las víctimas de los enfrentamientos.

Dos guardias de la seguridad del vicepresidente iraquí, Tarek al Hachemi, murieron después de que obuses de mortero impactasen contra el despacho del político, ubicado en la zona verde, el barrio fortificado de Bagdad que alberga varios ministerios iraquíes y diversas embajadas. Esta zona ha sido objetivo de numerosos ataques con cohetes en los últimos días, que provocaron también la muerte de dos estadounidenses.

El viernes, al menos cinco policías murieron en nuevos combates en Nasiriya (350 km al sur de Bagdad), así como dos milicianos y un civil, según la policía. En Mosul, a 396 kilómetros de Bagdad, nueve civiles murieron y otros siete resultaron heridos cuando un atacante suicida detonó su carga explosiva al interior de un autobús que se dirigía a Siria, cerca de un puesto de bloqueo del ejército. En tanto, en Bakuba, 60 kilómetros al norte de Bagdad, ocho militares fueron asesinados por milicianos mientras patrullaban la zona. También en esa ciudad, 21 civiles que se desplazaban en dos ómnibus fueron secuestrados por un grupo armado. El coronel Najim al Sumaidaie dijo que el secuestro fue cometido en un falso puesto de seguridad montado por insurgentes en al Adaim, al norte de Bakuba. En otro incidente fueron asesinados tres miembros del Consejo del Despertar de Kirkuk.

Según un comunicado de la dirección del plan de seguridad, entre las principales medidas que ordenó tomar el primer ministro iraquí Nuri Al Maliki figura la de “tratar con determinación y fuerza a las organizaciones armadas, sin negociaciones ni treguas”. Las declaraciones de al Maliki se produjeron después de una sesión parlamentaria convocada con carácter extraordinario para resolver esta crisis, que ya ha dejado más de 140 muertos. Sin embargo, en la sesión, en la que se apreciaron notables ausencias, los legisladores se limitaron a acordar la formación de una comisión de investigación.

Fuentes parlamentarias han afirmado que las conversaciones continuarían previsiblemente anoche, en casa del ex primer ministro iraquí Ibrahim Yafari para intentar encontrar una salida a los enfrentamientos, que estallaron el pasado lunes entre el Ejército del Mahdi y el ejército iraquí.

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Comandos policiales iraquíes llevando prisioneros chiítas en Hilla, durante los duros combates de ayer.
Imagen: AFP
 
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