EL MUNDO › EL PATRIOTISMO CONTRA IRAK ES EL EJE DE LA CAMPAÑA EN EE.UU.

Cuando Saddam hace ganar elecciones

Bajada: Mientras la administración Bush volvía a arremeter contra Irak, su presidente se concentró en ganar el apoyo del Congreso para una acción militar. El trasfondo son las elecciones legislativas del 5 de noviembre, y la estrategia de Bush de retratar a sus críticos como antipatrióticos.

Por Matthew Engel *
Desde Washington

La administración Bush busca ahora asegurarse el apoyo doméstico para una acción militar contra Irak y para eso urgió al Congreso norteamericano para que apruebe una resolución autorizando un ataque antes de que el Consejo de Seguridad de la ONU vote sobre el asunto. Mientras los funcionarios de la administración continuaron criticando a Saddam Hussein, los líderes del Congreso se unieron ayer, abierta aunque no siempre convincentemente, detrás de la política de George Bush hacia Irak y acordaron llevar una rápida votación al Congreso. Por ahora, Bush está logrando lo que se propone: según una encuesta de Gallup para CNN y USA Today, un 57 por ciento de los norteamericanos apoya el ataque a Irak y un 55 por ciento estima que el Congreso debe dar las facultades al presidente para que lo ordene. En la ONU, el jefe de inspectores Hans Blix presentará hoy un informe sobre lo que se dialogó con los iraquíes, mientras Estados Unidos y Gran Bretaña preparan un borrador de resolución que autorice el uso de la fuerza.
En su desayuno semanal de trabajo con el presidente, las figuras principales de los dos partidos en el Senado y la Cámara de Representantes se comprometieron a votar una resolución sobre Irak antes de las elecciones legislativas del 5 de noviembre. El secretario de Defensa Donald Rumsfeld fue después hasta el Capitolio y le dijo al comité de Defensa de la Cámara de Representantes que la votación debía producirse, en realidad, antes de que el Consejo de Seguridad dicte su propia resolución, intensificando así la presión sobre la ONU. Se espera que Bush hable en los próximos días sobre el tema, y que para entonces tendrá el mandato para atacar a Saddam cuando quiera. Rumsfeld reiteró la urgencia de atacar Irak. “No hay ningún estado terrorista que plantee una amenaza más grande e inmediata a la seguridad de nuestro pueblo y la estabilidad del mundo”, declaró. Mientras hablaba al Congreso, dos mujeres aparecieron sorpresivamente a sus espaldas con carteles, cantando “inspecciones, no guerra”. El presidente del Comité de Defensa, Duncan Hunter, ordenó que fueran sacadas de la sala.
“El asunto no son las inspecciones”, siguió diciendo Rumsfeld. “El objetivo es el desarme de Irak. Esto es lo que se acordó con Irak. Esto es lo que se acordó con la ONU.” De todos modos, el portavoz de la Casa Blanca Ari Fleischer insistió más tarde: “Nuestra política es el cambio de régimen”. Y el presidente Bush lo reiteró luego de su desayuno con los congresistas: “La gente razonable entiende que este hombre no es razonable; nos tenemos que manejar con esto”, dijo Bush.
Los líderes demócratas le ofrecieron el apoyo del partido. “Tenemos que estar juntos en Estados Unidos para apoyar la vía diplomática y la militar, si es necesaria, para resolver el problema”, declaró el líder demócrata de la Cámara de Representantes, Dick Gephardt. Pero detrás de la solidaridad aparece un cálculo político. Las elecciones del 5 de noviembre están cada vez más presentes en la capital norteamericana: el lunes y el martes, más que tratar con asuntos geopolíticos o bélicos, Bush estuvo reuniendo fondos para los candidatos republicanos en Iowa y Tennessee. Y la base del cálculo demócrata ha cambiado dos veces durante la semana pasada: primero, cuando Bush pareció haber ganado la partida en la Asamblea General de la ONU, y segundo el lunes, cuando el ofrecimiento de Irak confundió a la opinión mundial.
Hay fuertes indicaciones de que los republicanos se preparan para usar el tema de Irak para criticar la falta de patriotismo de la oposición. En la carrera vital en Dakota del Sur en el Senado, el demócrata Tim Johnson está bajo la lupa republicana por su oposición de 1991 a la guerra del Golfo, y George Bush padre está buscando fondos para su oponente republicano, John Thune. Esto encaja con un patrón que se reproduce en todo el país y por el que los candidatos republicanos, en lugar de concentrarse en asuntos locales teniendo en cuenta que es una elecciónlegislativa, centran la campaña en enfatizar la solidaridad con el presidente. Esto preocupa a los demócratas, que intentan que el tema de Irak se diluya lo antes posible. Y la única manera de hacerlo es darle al presidente en el Congreso la autoridad que quiera lo más rápido posible, a la espera de que en las negociaciones en la ONU se pueda frenar una nueva ola de guerra y patriotismo, al menos hasta antes del 5 de noviembre.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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George W. Bush reunido ayer con los líderes demócratas Tom Daschle y Dick Gephardt.
 
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