EL MUNDO › EL ELECTO MANDATARIO Y SU MUJER, MICHELLE, RECORRIERON ORGANIZACIONES DE SERVICIO SOCIAL

Obama asume en el día más esperado

En la víspera, Barack Obama se dedicó al trabajo comunitario. Los actos de hoy convocarán a millones en Washington DC, donde el demócrata jurará al mediodía como el presidente número 44 de los Estados Unidos. Representa un símbolo del cambio.

 Por Por Ernesto Semán

Desde Nueva York

Cuando hoy arranque formalmente la sucesión presidencial, los Estados Unidos comenzarán a dejar atrás uno de los períodos más oscuros de su historia. Nada cambiará de un día para el otro, muchas cosas seguirán mal o peor, y el nuevo mandatario mostrará tanto sus limitaciones como las del cargo que ocupa. Pero los cuarenta ominosos años de una nación que coqueteó entre la frivolidad, el miedo y el fascismo son un contraste lapidario con lo que empieza hoy. En buena parte por eso, decenas de millones de personas se preparaban ayer para festejar la asunción de Barack Obama como presidente de este país.

Los actos de hoy convocarán millones en Washington DC, donde Obama jurará al mediodía como el presidente número 44 de los Estados Unidos. Ayer fue feriado nacional, mientras el país conmemoraba el nacimiento de Martin Luther King (imposible haberlo planeado para esta elección: los presidentes norteamericanos asumen en esta fecha desde antes de que Obama hubiera nacido). El nuevo presidente llamó a recordar al líder de los derechos civiles que el 15 de enero habría cumplido 80 años, haciendo trabajo comunitario (desde hace décadas, la fecha se conoce como “day of service”), un gesto que no por predecible deja de ser relevante.

Si quiere cumplir con algo de lo que logró transmitir en este último año, Obama dependerá de las organizaciones civiles que recobraron vigor durante su campaña para balancear la abulia y la resistencia al cambio que presentan el Estado, los partidos y las corporaciones. El nuevo presidente y su mujer, Michelle Obama, pasaron buena parte del día de ayer recorriendo organizaciones comunitarias, así que se los pudo ver pintando de azul tres paredes del único centro de atención de DC para adolescentes sin techo.

En Nueva York, una tormenta de nieve que cayó durante todo el día entonó el clima de fin de semana largo, mientras decenas de miles de personas emprendían su viaje a la capital para los actos de hoy, incluyendo grupos de estudiantes de una escuela de Brooklyn cuya banda musical fue seleccionada para marchar durante la asunción. Habrá miles de fiestas en distintos barrios y para distintos gustos, tanto por la asunción como por la despedida de George W. Bush. Desde los locales partidarios y sindicales hasta las compañías de cable y los bares diseñaron eventos con pantallas gigantes durante todo el día. Todas las universidades tienen actividades relacionadas con la asunción, y Columbia hará la magna excepción de suspender las clases, algo que no se hizo siquiera durante los atentados del 11 de septiembre: con Obama llega a la Casa Blanca el primer egresado de esa universidad.

Las celebraciones por la asunción empezaron en verdad el domingo, con el concierto ante más de medio millón de personas en Washington. La multitud anticipó lo que serán los actos de hoy, y también las tensiones que irán emergiendo el día después. HBO, la cadena que adquirió los derechos del evento, dejó fuera de su transmisión el sermón de Gene Robinson, el jefe de la iglesia episcopal de New Hampshire que hizo pública su homosexualidad y al que Obama designó para dar inicio a los eventos, atenuando las protestas por la participación del más conservador Rick Warren durante los actos de hoy. Robinson no defraudó las expectativas generadas y pidió que “Dios nos bendiga”, pero “con lágrimas” y con “ira” y con “incomodidad” ante la discriminación, la vida social y la relación “simplista que hemos elegido tener con los políticos”. HBO excluyó a Robinson de su transmisión.

HBO no pudo dejar de transmitir lo que fue, por lejos, el momento más emocionante del día, cuando Bruce Springsteen, Peete Seeger y su nieto, Tao Rodríguez, subieron al escenario para cantar “This Land is Your Land”, una de las canciones más famosas del folk norteamericano. El tema fue escrito en los ’40, casi como respuesta a la versión celebratoria de Estados Unidos que Irving Berlin había inmortalizado un par de décadas atrás con God Bless America, y la versión del domingo incluyó secciones que usualmente se omiten o modifican, sobre todo el que refiere a la propiedad privada (“Un muro gigante trataba de detenerme/tenía algo pintado, decía propiedad privada/ pero del lado de atrás no decía nada/ ese lado fue hecho para vos y para mí”). Para muchos, acostumbrados a Bush, ver al presidente Obama en Estados Unidos a tono con “This Land is Your Land” es revulsivo, aun si Larry Summers y tantos otros en el gobierno pueden ofrecer más de una razón para saber que sus propiedades están a resguardo. HBO no volvió a pasar esa parte, y ayer perseguía las copias de la transmisión que aparecían en YouTube, creando una carrera infinita entre las versiones que la empresa desautorizaba y las que los usuarios volvían a colgar.

Todo eso es parte de una tensión más grande encapsulada en el extendidísimo consenso sobre el nuevo presidente. Detrás de él hacen fila tanto los reclamos de inclusión económica de buena parte de su base social cuanto la empresa Pepsi, que ayer inauguraba en los subtes de Nueva York su última campaña publicitaria con “mensajes para Obama”, incluido el lenguaje de la jerga informal de los negros (“Yo!, wish you good luck”, decía uno). La algarabía mediática alrededor de la cuestión racial tiende a presentar la elección de noviembre vacía de cualquier significado, hasta hacer de Obama un símbolo inocuo que no exprese ninguna idea de cambio más general. Ese terreno común le ha permitido recoger el apoyo popular, la admiración de las empresas, la condescendencia de Bush.

En el blanqueamiento de la negritud de Obama, un ejercicio brutal de desmemoria omite algo tanto más importante como es que, con su llegada al gobierno, Estados Unidos está a las puertas de dejar atrás algunos de los momentos más bajos de su historia. Las convulsiones de la década del ‘60, que abrieron espacios de inclusión social nunca vividos en este país, se cerraron en el ’68 con los asesinatos de Robert Kennedy y King y la llegada al poder de Nixon, beneficiario directo de ambos ataques. Lo que siguió fueron 40 años en los que Estados Unidos coqueteó entre la idiotez y el fascismo y coronó una concentración del poder y de la riqueza que lo ponen en el verdadero borde de la democracia. Todo eso empezará a quedar atrás desde mañana: esos años, pero también el periodismo propagandero que celebra su llegada, la intelectualidad que se nutre de esos medios para trivializar lo que tiene enfrente. Y entonces quedará sólo Obama, minimizado en su proeza personal frente a la magnitud de un poder político, cultural y económico que buscará limar las aristas más interesantes de este proceso, en un país que desde hace mucho tiempo no ha dejado de correrse hacia la derecha.

Compartir: 

Twitter

A Obama se lo pudo ver pintando paredes del único centro de atención para adolescentes sin techo de Washington DC.
Imagen: AFP
 
EL MUNDO
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.