EL MUNDO › OFENSIVA DE BUSH PARA CAPITALIZAR LA VICTORIA EN AFGANISTAN

¿Quién dijo que lo mejor ha pasado?

Después de la victoriosa campaña de Afganistán, George W. Bush se preparaba anoche para defender un nuevo aumento de gastos militares y una nueva rebaja en los impuestos a las corporaciones. Su popularidad del 83 por ciento no tiene precedentes a un año de mandato.

Por Julian Borger*
Desde Washington

El presidente George Bush se preparaba anoche para pronunciar su primer discurso sobre el Estado de la Unión y aprovechar el extraordinario nivel de popularidad ganado por su liderazgo de la guerra contra el terrorismo para impulsar una controvertida agenda económica basada en gran parte en recortes impositivos a las empresas. La tasa de aprobación popular del 83 por ciento de que disfruta el presidente no tiene precedentes a un año de la presidencia, y la sensación de satisfacción nacional por la continuación de la guerra en Afganistán probablemente aumentó anoche por la emblemática presencia en el Capitolio del líder interino de ese país, Hamid Karzai. Karen Hughes, una de las más cercanas asesoras de Bush, dijo que el discurso se enfocaría en “sus tres grandes metas para Estados Unidos”: ganar la guerra contra el terrorismo, proteger a la patria y ganarle a la recesión.
Bush iba a describir la campaña contra el terrorismo como algo que recién comienza. Según Hughes, Bush iba a decir que mientras sólo necesitaron 19 secuestradores para causar la devastación el 11 de setiembre, unos 100.000 terroristas habían sido entrenados en los campos de Al-Qaida de Afganistán y que la mayor parte todavía están sueltos. La amenaza continua impuesta por armas de destrucción masiva en manos de estados incluyendo a Irak y Corea del Norte iba a ser citada para justificar el mayor aumento en los gastos de defensa en 20 años, de casi 48.000 millones de dólares. hasta totalizar 379.000 millones de dólares. El presupuesto de seguridad interno, que cubre inteligencia, patrullas de frontera, policía y equipos de respuesta de emergencias, será duplicado a 38.000 millones de dólares.
Pero la parte más contenciosa del discurso iba a enfocarse en la recesión, que esta semana surgió en una encuesta de opinión como una fuente aún mayor de preocupación nacional que el terrorismo, particularmente a la zaga del escandaloso colapso de la empresa de energía Enron. Los asesores de la Casa Blanca dijeron que el presidente pediría la aprobación del Senado de un proyecto de ley de estímulo económico ya aprobado por la Cámara de Representantes, y que Bush describió como una herramienta esencial para volver al crecimiento y a los empleos. Los demócratas describen la ley como un premio impositivo para favorecer a donantes generosos de las grandes corporaciones.
Pocos de los enormes recortes impositivos, sostienen los críticos, representan un gran incentivo para crear empleos. Bajo la legislación, por ejemplo, la desacreditada empresa Enron recibiría una devolución de impuestos de 254 millones de dólares, aunque la bien conectada firma de Houston logró evadir impuestos a las ganancias empresarias durante cuatro de los cinco últimos años.
Con Bush desalojando a sus oponentes en las encuestas de opinión aún en temas de política interna como educación y economía, los demócratas interpretan que la única debilidad significativa del presidente es su percepción por el público como un mandatario demasiado próximo a los intereses especiales de las compañías. En un memo distribuido entre los demócratas en la víspera del discurso, los tres estrategas en jefe del partido, Stan Greenberg, James Carville y Robert Shrum, señalaron la debacle de Enron como un tema promisorio a la hora de lanzar una cautelosa ofensiva contra un presidente popular en el comienzo de un año de elecciones parlamentarias.
“Enron tiene el potencial para moldear todo el ambiente político durante 2002, impactar otros temas y reducir la confianza en la administración Bush y los republicanos,” decía el memo. Es un tema que probablemente se preparaba para destacar Dick Gephardt, titular demócrata de la Cámara de Representantes, Dick Gephardt, que debía dar una respuesta formal al discurso anoche. Ayer se decía que Bush estaba en su 25ª versión del discurso de aproximadamente 45 minutos, y sus asesores predijeron que en la versión final no habría una mención directa de Enron. Vituperaría en general contra la “irresponsabilidad empresaria” y pediría mayores protecciones para los planes de pensiones para empleados.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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Bush aprovecharía la guerra para reducir los impuestos.
Los demócratas contraatacaban con los favores a las empresas.
 
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