EL MUNDO › EN 1961, FRANCIA EXPUSO A SUS FUERZAS A LA RADIACION

Soldados como conejillos de Indias

 Por John Lichfield *

Desde París

Francia expuso deliberadamente a trescientos de sus conscriptos a una prueba de la bomba atómica en el Sahara en 1961. El objetivo de los experimentos era determinar si los soldados podían pelear inmediatamente después de una explosión nuclear, según publicó ayer la revista Le Parisien.

Un informe oficial citado por el medio sostenía que una hora después de la prueba nuclear en el sur de Argelia, se les ordenó a algunos de los conscriptos a avanzar hasta 275 metros antes del punto de la explosión. Aunque ha existido durante años una controversia sobre las enfermedades sufridas por el personal francés que presenció esas pruebas nucleares, esta es la primera vez que emerge evidencia sobre la política deliberada del gobierno francés de exponer a sus soldados a la radiación.

“Francia nos dejó librados a nuestra suerte”, denunció Lucien Parfait, uno de los conscriptos que participó de las dieciséis pruebas francesas de la bomba atómica en el Sahara entre 1960 y 1966. “Mi amigo Gaston ya tuvo 47 operaciones... Nos usaron y después se olvidaron de nosotros. Ni siquiera siguieron su propia lógica y estudiaron los efectos que tuvo en nuestra salud”, agregó. Algunos de los efectos en Parfait son evidentes. Hace algunos años tuvo que amputarse la nariz.

El ministro de Defensa francés, Hervé Morin, había recientemente impulsado una nueva ley que creó un fondo de compensación de 10 millones de euros para todo el personal militar cuya salud haya sido afectada por las 210 pruebas nucleares dirigidas por Francia hasta 1996. Sin embargo, el funcionario dijo ayer no saber nada del informe militar sobre las pruebas de Argelia, difundido por la revista parisina y redactado en 1998. Se limitó a prometer que adoptaría una política de “transparencia completa” sobre el trato que las Fuerzas Armadas francesas dan a sus miembros que han sido expuestos a la radiación.

El informe revelado ayer es un resumen de todas las pruebas realizadas en el sur del Sahara. En la tercera, el 25 de abril de 1961, se estudió si los soldados podían operar en un “ambiente nuclear”. “El objetivo era estudiar los efectos físicos y psicológicos de las armas nucleares en el ser humano”, explicaba el informe. Varias hojas después alcanzaba una conclusión positiva. “Parece que, hasta los 800 metros del Punto Cero, un soldado puede, físicamente, continuar combatiendo”, señaló el documento.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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