EL MUNDO › PRIMERA RENDICIóN DE CUENTAS DE PIñERA ANTE EL CONGRESO DE CHILE EN VALPARAíSO

Con más promesas que autocríticas

Con un discurso de mano dura, el presidente chileno anunció la creación del Ministerio de Interior y de Seguridad Pública y la implementación de cuatro nuevos programas de prevención ciudadana y lucha contra el narcotráfico.

En su primera rendición de cuentas públicas a 70 días de asumir la presidencia, Sebastián Piñera hizo más promesas que autocríticas. Frente al pleno del Congreso en la ciudad portuaria de Valparaíso, el mandatario comenzó recordando la devastación que dejó el terremoto a principio de año y pidió mantenerse optimista. “Nos proponemos que al terminar esta década Chile no sólo se haya levantado, superado la adversidad que nos golpeó, sino también se haya convertido en un país desarrollado, sin pobreza y con verdaderas oportunidades para todos. La reconstrucción se debe convertir en una verdadera oportunidad para el Chile del futuro”, propuso, sonriente, luciendo su banda presidencial.

El discurso fue largo y orientado al futuro, y las promesas fueron dos: menos pobreza y más mano dura. “Hemos hecho sentir a los delincuentes que la mano cambió”, aseguró Piñera, al anunciar la creación del Ministerio de Interior y de Seguridad Pública, y la implementación de cuatro nuevos programas de prevención ciudadana y lucha contra el narcotráfico. “Con el narcotráfico, parece que hemos bajado más de la cuenta los brazos”, advirtió, con el ceño fruncido.

Pero su énfasis fue sobre los delincuentes reincidentes y en el “alarmante” aumento de delitos en el país. “Hay veces en que el delincuente sale de la cárcel antes que la víctima del hospital”, se quejó, al criticar las penas que hoy día reciben los condenados. Para solucionar esa debilidad judicial propuso crear nuevas fiscalías especializadas, aumentar la fuerza policial e implementar medidas como los brazaletes electrónicos para los presos que no cumplen sentencia en las prisiones.

Como lo hizo en su campaña electoral, Piñera les dedicó un buen rato a las promesas sociales. Prometió derrotar la pobreza extrema en los próximos cuatro años, implementando el Ingreso Etico Familiar, un bono de 250 mil pesos chilenos para familias de al menos cinco integrantes.

Para ejecutarlo, creará el Ministerio de Desarrollo Social, que será además responsable de coordinar las políticas para paliar la pobreza y el aumento de las ayudas sociales. Ayer anunció algunos de los nuevos subsidios. Uno dirigido a las familias de menores ingresos para que puedan construir o ampliar sus casas, un bono por natalidad y otro para las parejas que cumplan 50 años de matrimonio. Este último, explicó, servirá para recuperar “el valor de la familia”.

“El discurso es incongruente. Promete más prestaciones sociales con menos recursos. Esa es la gran incoherencia del nuevo populismo de la derecha”, se quejó el senador socialista Camilo Escalona, luego de la ceremonia en el Congreso. Piñera evitó ayer mencionar el ajuste presupuestario, que prometió durante la campaña y ratificó como presidente, y el aumento de impuestos que anunció hace unas semanas y provocó la ira de sus propios compañeros de gobierno. Prefirió centrarse en las promesas que inspiraron aplausos de un lado de la tribuna y del otro.

El ejemplo más claro fue la proyección de crecimiento macroeconómico que presentó. Dijo que su objetivo será llegar a crecer al seis por ciento anual y crear hasta 200 mil puestos de trabajo en su primer año de gobierno. Para conseguirlo presentó un proyecto de ley para reducir el tiempo de trámite para crear nuevas pymes de 27 a 16 días, y otros para acentuar aún más la flexibilidad laboral, que ya existe en el mercado chileno. Es la forma más fácil, aseguró, de crear nuevos puestos de trabajo.

En pos de aumentar la recaudación y financiar el aumento del gasto público, Piñera anticipó que intentará reemplazar la ley reservada que transfiere a las Fuerzas Armadas parte de las ganancias por la explotación del cobre para que esas instituciones tengan sus propios recursos para modernizarse. También se comprometió a crear una agencia que se ocupe de solucionar los problemas de infraestructura que dejaron los gobiernos anteriores, principalmente el sistema de colectivos urbanos de la capital, más conocido como Transantiago.

Dentro del recinto, los aplausos y las sonrisas predominaron; afuera, en cambio, el clima fue otro. Frente al Congreso, una pequeña multitud de empleados públicos aprovechó el primer mensaje del presidente ante el Poder Legislativo para expresar su repudio por el despido de más de 700 compañeros. La Agrupación Nacional de Empleados Fiscales denunció que con el cambio de gobierno llegó un fuerte recorte de personal, que, según advirtieron, va a continuar con otros 1500 despidos dentro del Ministerio de Educación, una de las carteras que más sufrió el ajuste de Piñera.

Los manifestantes querían recibir a las nuevas autoridades cuando salieran de la ceremonia, pero la protesta no duró tanto. Los carabineros los enfrentaron con gases lacrimógenos y carros hidrantes, hasta que los obligaron a desconcentrarse. Según el coronel Nelson Hevia, prefecto de Valparaíso, el primer discurso a la Nación de Piñera dejó tres detenidos y un herido.

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El presidente chileno es aplaudido mientras ingresa al Congreso Nacional, en Valparaíso.
Imagen: EFE
 
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