EL MUNDO › LA IMAGEN DE LOS CONSERVADORES Y LOS LIBERALES QUE GOBIERNAN GRAN BRETAÑA ES LA PEOR EN MUCHOS AÑOS

Tambalea la coalición conservadora-liberal

Un promedio de todas las mediciones del último mes coloca a los conservadores a seis puntos de los laboristas y a sus socios en el gobierno relegados a un humillante 11 por ciento, su peor sondeo desde que formaron gobierno, en mayo de 2010.

 Por Marcelo Justo

Desde Londres

La popularidad de la coalición conservadora-liberal demócrata está cayendo en picada. La última encuesta de encuestas, un promedio de todas las mediciones de un mes, coloca a los conservadores a seis puntos de los laboristas y a sus socios en el gobierno relegados a un humillante 11 por ciento, su peor sondeo desde que formaron gobierno en mayo de 2010. “Lo más perturbador para la coalición es que la percepción que hay sobre su propia competencia y la de sus principales figuras está también cayendo a toda velocidad”, señala el especialista en sondeos de la Universidad de Strathclyde John Curtice.

A pesar de presidir el programa de ajuste más drástico desde la posguerra (una poda del gasto fiscal de 80 mil millones de libras en cinco años), la coalición había sobrevivido relativamente intacta los vaivenes de una economía que en el último trimestre del año pasado tuvo crecimiento negativo. La economía sigue sin dar señales de recuperación, pero la razón del cambio de percepción pública es más política que económica. El presupuesto presentado ante el Parlamento en marzo, que disminuyó la carga impositiva de los ricos y congeló las exenciones de los jubilados, se ha convertido en un salvavida de plomo para el gobierno.

En una medición previa al presupuesto, los laboristas tenían un 39 por ciento de la intención de voto, dos puntos más que los conservadores. En los sondeos posteriores al anuncio, el partido de Ed Miliband subía un punto, a un 40 por ciento, mientras que los conservadores perdían 3 puntos y quedaban con 34 por ciento de apoyo. “El fin de marzo fue como un huracán. Es la primera vez que la idoneidad y capacidad de los conservadores es abiertamente cuestionada”, señala Curtice.

Los conservadores mantuvieron esta imagen de seriedad y competencia gracias a que en las elecciones de 2010 lograron convencer a una gran mayoría de que la crisis económica se debía a la irresponsabilidad fiscal de los laboristas y no a la crisis internacional. El caballo de batalla de la coalición fue desde entonces la resolución del déficit fiscal con un programa de ajuste que contempla el despido de unos 700 mil empleados estatales. Con una hábil estrategia comunicativa, la coalición lamentaba el sacrificio que imponía el ajuste, pero lo atribuía al despilfarro de los 13 años precedentes del Nuevo Laborismo de Tony Blair y Gordon Brown.

A semanas de cumplir dos años en el poder, con la OCDE prediciendo una segunda contracción económica para el primer trimestre (técnicamente una recesión), esta excusa ha perdido brillo. Los recortes anunciados en 2010 recién ahora están empezando a efectivizarse. Más de 100 mil puestos estatales han desaparecido: quedan cientos de miles de despidos por delante. La predicción de crecimiento para este año es de entre 0,6 y 0,8 por ciento. Según la OCDE, el Reino Unido tiene décadas por delante de austeridad.

El consuelo de la coalición es que la actual ventaja de los laboristas se basa más en el descontento que en méritos propios del partido opositor. Si bien la reputación del primer ministro David Cameron y su ministro de economía George Osborne ha caído a su nivel más bajo en los dos últimos años, según el politólogo John Curtice, “los laboristas siguen estando detrás en cuanto a la percepción pública sobre su competencia para gobernar”. Esta percepción está cambiando. Según el politólogo, cada vez más votantes piensan que los conservadores son responsables del ajuste fiscal que anunció el gobierno en 2010. La pata débil del laborismo parece su líder Ed Milliband, que transmite más imagen de estudiante distraído y sabelotodo que de estadista capaz de capear tormentas.

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El primer ministro conservador, David Cameron (izq.), y su vice liberal, Nick Klegg, en el peor momento de su coalición gobernante, según las encuestas.
Imagen: AFP
 
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