EL MUNDO › AUMENTA LA PRESION DEMOCRATA POR LAS MENTIRAS SOBRE IRAK

Marche un presidente a la parrilla

La popularidad de George W. Bush cayó 14 puntos desde el fin de la guerra en Irak en abril, en parte por la economía y en parte por los informes falsos previos a la invasión. Los demócratas pasaron al ataque e interrogaron largamente ayer a Donald Rumsfeld, jefe del Pentágono.

Un día después de que la Casa Blanca admitiera que George W. Bush usó información falsa para justificar la invasión a Irak, el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, fue apestillado ayer por un comité del Senado sobre los informes de inteligencia que se usaron para ir a la guerra. Rumsfeld dijo que recién se enteró en los “últimos días” de que los informes sobre una supuesta compra de uranio en Africa de Saddam eran falsos. Y dijo que su gobierno no invadió Irak porque hubiera encontrado nuevas pruebas sobre sus armas, sino porque la información que había fue vista “desde una nueva perspectiva” después del 11 de septiembre. Bush, que irónicamente se encuentra en su gira por Africa, no quiso comentar la admisión de la Casa Blanca. Pero dijo que está “totalmente seguro” de haber hecho lo correcto al atacar a Irak. El tema, junto al manejo de la economía, está erosionando la popularidad del presidente, que cayó en 14 puntos desde abril.
La polémica sobre las supuestas armas de destrucción masiva en Irak se ha transformado en uno de los temas de campaña de los candidatos demócratas, que buscan disputarle la presidencia a Bush en las elecciones del año que viene. Ayer, varios legisladores demócratas interpelaron a Rumsfeld en una audiencia del Comité de Fuerzas Armadas del Senado. El senador demócrata por Arkansas Mark Pryor le preguntó a Rumsfeld si había recibido información sobre los errores de inteligencia. El jefe del Pentágono se limitó a contestar que “todos los días veo cientos de papeles” y negó haber escuchado o leído algo sobre los errores de esos informes. “Nadie que esté en contacto permanente con los informes de los servicios de espionaje se sorprende de que se hagan correcciones de manera relativamente continua”, explicó Rumsfeld. Y aseguró no estar “ni sorprendido ni asombrado” por este error particular. Sin embargo, sostuvo que “la labor de inteligencia ha sido bastante buena”. Cuando se le preguntó sobre las verdaderas razones para declarar la guerra a Irak, dijo que su gobierno no invadió ese país porque hubiera encontrado nuevas pruebas sobre armas de destrucción masiva, sino porque la información ya existente fue vista “desde una nueva perspectiva” luego del 11 de septiembre. “Esa experiencia cambió la visión que teníamos sobre la vulnerabilidad de Estados Unidos ante el terrorismo”, sostuvo. También dijo que, al margen de los errores que se cometieron y de que todavía no aparecieron las armas, la evidencia de que Bagdad tenía esos programas de armas es que Saddam Hussein “siguió mintiendo y obstruyendo a los inspectores de la ONU”. Según Rumsfeld, Saddam “creía que podía seguir burlando a la comunidad internacional otros 12 años más”. Su régimen tenía “la obligación internacional de destruir sus armas de destrucción masiva y de probar al mundo que lo había hecho. Y se negó a hacerlo”, argumentó.
La cadena británica BBC afirmó ayer que la CIA había informado al gobierno norteamericano que la presunta compra de uranio de Saddam probablemente nunca existió. Según la cadena, unos 10 meses antes de la guerra, la Casa Blanca ya sabía que la información sobre la supuesta transacción en Africa era dudosa. El martes, la Casa Blanca reconoció que en enero pasado Bush usó esta información falsa para justificar la guerra en Irak. Desde Sudáfrica, uno de los países que visita en su gira por Africa, Bush no quiso comentar la admisión de la Casa Blanca. Pero dijo que “no tengo dudas de que Saddam era una amenaza para la paz mundial y de que Estados Unidos hizo lo correcto al derrocarlo”, sostuvo.
Pese a todo, el primer ministro británico Tony Blair sigue defendiendo los informes sobre la compra de uranio de Saddam. En una sesión de la Cámara de los Comunes, el premier dijo que este dato no era una “fantasía” y que había sido respaldado con evidencia de sus servicios secretos. Mientras, la BBC advirtió ayer que no revelará la fuente de información que le reveló que los “dossiers” del gobierno británico sobre las armas iraquíes “fueron manipulados para engañar a la población”. En una carta que el director de la BBC, Gavyn Davies, envió ayer al ministro de Defensa británico, Geoff Hoon, la cadena reafirmó “el principio del buenperiodismo de no revelar fuentes, sin importar cuán intensa sea la presión”. Hoon había pedido a la BBC que diera a conocer su fuente. La popularidad de Blair sigue cayendo velozmente por sus peleas con la BBC y sus propios ministros. Según una encuesta británica, el 54 por ciento de los británicos dice que no confiaría más en el primer ministro, mientras que el 41 por ciento dice que lo hará “pero con reservas”. Pero la polémica sobre las armas no sólo está minando la popularidad de Blair, sino la de Bush. Según el Pew Research Center for the People and the Press, la aprobación de Bush cayó 14 puntos desde que terminó la guerra en Irak. Por entonces, su popularidad en EE.UU. era del 74 por ciento, mientras que ahora es del 60 por ciento.

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Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, negó estar “sorprendido o alarmado” por los errores.
 
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