EL MUNDO › JUZGAN AL EX PRESIDENTE ALEMáN

Wulff al banquillo

El ex presidente alemán Christian Wulff (foto) será juzgado por el caso de presunto cohecho que le costó el cargo en febrero de 2012, informaron ayer fuentes judiciales. Wulff, de 54 años, se convertirá en el primer ex jefe de Estado alemán que debe responder ante los tribunales. El proceso comenzará el 1º de noviembre en Hannover, norte de Alemania.

La Fiscalía General de Hannover demandó a Wulff en abril por su controvertida relación con el productor de cine David Groenewold, acusado a su vez de corrupción. Según los fiscales, Groenewold pagó en 2008 parte de los viajes de Wulff, entonces primer ministro de Baja Sajonia, a la famosa Fiesta de la Cerveza de Munich: unos 750 euros (algo más de 1000 dólares).

El político de la Unión Cristianodemocrata (CDU) de Angela Merkel aseguró siempre que no sabía nada del pago. Pero la fiscalía consideró que Groenewold usó el pago para ganarse el apoyo de Wulff a su nuevo proyecto cinematográfico, algo que efectivamente ocurrió. Tras la acusación de la fiscalía, la apertura del juicio dependía de la Corte de Hannover, que ayer transmitió a los abogados su decisión de iniciar el proceso en un escrito de 14 páginas, según supo la agencia DPA.

Los fiscales acusaban a Wulff de corrupción, pero el tribunal rebajó a cohecho el caso y disminuyó así la posible condena. El cohecho está penado con hasta tres años de prisión en suspenso o el pago de una multa, mientras que la otra opción prevé penas de hasta cinco años de cárcel. Los abogados de Wulff lamentaron la decisión del juez. “Naturalmente, no era el objetivo de la defensa”, reconoció el letrado Bernd Müssig. Otro defensor aseguró que el ex presidente tendrá que acudir a los tribunales y declarar. “Así está previsto en la ley.”

El escándalo Wulff estalló en diciembre de 2011, cuando el diario más leído de Alemania, el sensacionalista Bild, publicó que el entonces presidente alemán había recibido un crédito privado de un amigo empresario para comprarse una casa. Las acusaciones de tráfico de influencias y vacaciones pagadas por empresarios amigos se sucedieron durante semanas en los principales medios de comunicación alemanes, mientras el político negaba cualquier irregularidad.

Wulff decidió renunciar a la presidencia el 17 de febrero de 2012, apenas 20 meses después de asumir y un día después de que la Fiscalía General solicitara suspender su inmunidad para poder investigarlo. Fue sustituido por el activista anticomunista de los derechos humanos Joachim Gauck. La amplia investigación fue de-sechando y minimizando desde entonces todos los cargos y sospechas, con excepción del viaje a la Oktoberfest de Munich. En abril, la fiscalía ofreció a Wulff y Groenewold evitar la demanda a cambio de un pago de 20.000 euros, pero ambos se negaron. Días más tarde, los fiscales anunciaron la acusación.

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