EL MUNDO › EE.UU. QUIERE AYUDA MILITAR EN IRAK PERO SIN CEDER EL CONTROL MILITAR DEL PAIS

El juego de pedir tropas por nada a cambio

Tras el atentado a la sede de la ONU, Washington y Londres van tras una nueva resolución del Consejo de Naciones Unidas que autorice el envío de tropas internacionales, pero siendo la autoridad en ese país. Francia les advirtió que tendrán que resignar su control.

Por José Manuel Calvo *
Desde Washington

El gobierno estadounidense está aprovechando la conmoción creada por el atentado del martes contra la sede de Naciones Unidas en Bagdad, para plantear una nueva resolución de la ONU, que consiga el envío de contingentes militares de países que hasta el momento no han querido implicarse en la posguerra iraquí. Un intento similar, hace un mes, fue condicionado por Francia, Alemania e India a que cualquier nueva resolución corrija las ambigüedades de la 1.483 y evite que las tropas estén bajo mando norteamericano. Para lo que no está la situación, según Kofi Annan, secretario general de la ONU, es para enviar cascos azules a Irak.
El secretario de Estado, Colin Powell, se entrevistó ayer en Nueva York con Annan y compareció con él ante la prensa para anunciar el proceso de debate de la nueva resolución. De sus palabras se desprende que el gran obstáculo –el mando militar estadounidense– no está resuelto: “En la resolución podrían plantearse asuntos relacionados con el papel que podría jugar la ONU”, se limitó a señalar el secretario de Estado, añadiendo que los 27 países que ya han enviado tropas, como España, Reino Unido, Italia o Polonia, quieren que haya un mando estadounidense al frente de la misión: “Hay que asumir el control de una gran organización militar. Eso es lo que proporciona a la coalición el liderazgo norteamericano”. Para Powell, se trata de reforzar lo que ya existe: “Los 27 países tienen en conjunto 22.000 soldados; hay cinco más” –Japón, Portugal, Moldavia, Filipinas y Tailandia– “cuyo aporte militar está en curso; y otros 14 con los que estamos hablando”.
A todo este conglomerado de parches en torno a los 140.000 soldados estadounidenses y los casi 20.000 británicos que ahora se quiere relanzar por razones más políticas que militares se lo denomina, en fuentes del Departamento de Estado, la “presencia internacional de seguridad”.
Lo que está por verse es si este intento va a reeditar las tensiones que desgarraron el Consejo de Seguridad hace meses. Powell, que considera que no hay ambigüedad en las atribuciones que las anteriores resoluciones proporcionan a EE.UU., expuso ayer el punto de partida de Washington en el debate: “Lo que estamos diciendo es que queremos que la ONU juegue un papel vital. El asunto de ceder autoridad es algo que no hemos discutido hoy”.
La primera reacción francesa fue clara: el que quiere algo celeste, que le cueste: “Compartir las cargas y las responsabilidades en un mundo de naciones iguales y soberanas implica compartir también información y autoridad”, fueron las palabras pronunciadas ante el Consejo por Michel Duclos, número dos de la representación de Francia en la ONU.
John Negroponte, embajador estadounidense ante Naciones Unidas, dejó abierta alguna posibilidad: “Hay muchas reflexiones y valoraciones en cuanto a lo que habría que hacer para abordar los muchos desafíos que se plantean en Irak. No tenemos propuestas específicas sobre la mesa en este momento”. Powell ha hablado sobre la resolución con responsables de exteriores de Francia, Alemania e Italia, según el Departamento de Estado, además de, obviamente, Reino Unido. El británico Jack Straw se entrevistó ayer en Nueva York con Kofi Annan.
La gran preocupación de los países más críticos con la guerra y la posguerra es que se aproveche el momento creado por el atentado, para conseguir más tropas, sin variar sustancialmente el modelo actual de liderazgo por parte de Estados Unidos de la Autoridad Provisional de la Coalición. “Todo el mundo habla de que hay que mejorar la seguridad en Irak, pero... ¿Cómo hacerlo? Me da la impresión de que no tenemos respuesta por el momento”, según Gennady Gatilov, número dos de laembajada de Rusia en la ONU. Por su parte, el jefe del Pentágono, Rumsfeld reiteró desde Honduras su decisión de no enviar más tropas a Irak. Y celebró la detención del dirigente iraquí conocido como Alí el Químico. El número tres del juego de naipes del Pentágono, que éste había dado por muerto anteriormente.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12

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Kofi Annan (izq.), secretario general de la ONU, junto al secretario de Estado, Colin Powell.
 
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