EL MUNDO › EN UCRANIA, AGENTES GUBERNAMENTALES Y MILICIAS PRO RUSAS PROTAGONIZARON INTENSOS COMBATES EN SLAVIANSK

Fuego cruzado en un bastión separatista

Los nuevos choques, que dejaron un balance provisional de una veintena de muertos en el este de Ucrania, aumentan el riesgo de que se desate una guerra civil. Rusia urgió a Kiev a detener la ofensiva y evitar una “catástrofe humanitaria”.

Fuerzas gubernamentales y milicias pro rusas protagonizaron ayer intensos combates en las afueras de Slaviansk, el bastión de la sublevación en el sudeste de Ucrania, con un balance provisional de al menos una veintena de muertos y más de 50 heridos. Los nuevos choques mortíferos que estallaron ayer en el este de Ucrania aumentan el riesgo de que se desate una guerra civil y provocan temores de Rusia de que la paz en Europa se vea amenazada.

Ucrania envió ayer una fuerza militar de elite para restablecer el orden en el puerto de Odessa y su ejército libró combates esporádicos con milicias pro rusas cerca de una ciudad oriental, mientras que Moscú urgió a Kiev a detener la ofensiva y evitar una “catástrofe humanitaria”.

Los combates en el bastión separatista pro ruso de Slaviansk dejaron cuatro agentes de seguridad muertos y unos 30 heridos, anunció el Ministerio del Interior.

Según la administración regional de Donetsk, un civil murió y 15 resultaron heridos por disparos durante la operación en Slaviansk. Un helicóptero MI-24 del ejército fue derribado con un arma pesada cerca de esa ciudad. Los pilotos sobrevivieron, indicó el Ministerio de Defensa. Se trata del cuarto aparato que el ejército ucraniano pierde desde el viernes. Posteriormente se escucharon por primera vez cerca del centro de Slaviansk ráfagas de armas automáticas, lo que sugiere que el ejército estaba ganando terreno. “Mi misión es eliminar a los terroristas”, había declarado previamente el ministro ucraniano del Interior, Arsen Avakov, quien se encontraba en un retén cerca de la zona de combate. “La única táctica es avanzar poco a poco hacia el centro de la ciudad”, añadió.

“Ahora disponemos de datos sobre 20 milicianos muertos y decenas de heridos entre la población civil. Datos más precisos se conocerán por la mañana”, dijo por su parte un portavoz rebelde a la agencia rusa Interfax. Horas antes, el comandante de las llamadas fuerzas de autodefensa pro rusas, Igor Strelkov, había asegurado a la agencia rusa Ria-Novosti: “Hemos sufrido bajas, cerca de diez personas, incluidos civiles, y entre 20 y 25 heridos”.

El jefe de la Guardia Nacional, Stepan Poltorak, observó por su parte que sus adversarios “están bien entrenados y bien equipados”. “Los hemos acorralado en el centro” de Slaviansk y “las rutas (en la zona de combate) están cerradas, no se permite el paso de civiles”, explicó Poltorak. “Hacen de todo para obligarnos a utilizar armas pesadas, pero no lo haremos para evitar que sufra la población civil”, agregó. Aunque un comandante rebelde, Vadim Orel, afirmó por su parte que el ejército ucraniano había disparado desde un helicóptero y utilizó misiles en una localidad a 5 kilómetros de Slaviansk.

La decisión de avanzar sobre Odessa demuestra los temores de Kiev de perder la cosmopolita ciudad portuaria junto a otras partes del este, lo que, sumado a la anexión rusa de la península de Crimea de marzo pasado, convertiría a la estratégica Ucrania en un país desprovisto de salida al mar, sin su actual acceso al Mar Negro. Ayer, luego de la llegada de la unidad militar de elite enviada por Kiev, la situación en Odessa se calmó y no hubo intentos de los pro rusos de ocupar edificios en la ciudad. Bien armados, los integrantes de la fuerza de elite de la Guardia Nacional patrullaron las calles de la ciudad, mientras residentes –dolidos y enojados, pero sin embargo pacíficos– se congregaron para depositar ofrendas florales frente a la sede sindical que se quemó el viernes, en recuerdo a las víctimas del incendio.

Entretanto, Rusia advirtió ayer sobre el riesgo de que se produzca una “catástrofe humanitaria” en las ciudades asediadas por el ejército ucraniano en el este, es decir, Slaviansk y la ciudad vecina de Kramatorsk. “Constatamos ya una penuria de medicamentos y se están comenzando a producir interrupciones de suministros de alimentos”, afirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso en un comunicado.

Poco antes, Moscú denunció en un “Libro Blanco” violaciones “masivas” de los derechos humanos en Ucrania por parte de “las fuerzas ultranacionalistas, extremistas y neonazis”. La crisis de Ucrania amenaza la estabilidad y la paz en Europa si la comunidad internacional no responde de manera adecuada a esas violaciones “masivas” de derechos humanos, afirmó Rusia.

El presidente interino de Ucrania, Alexander Turchinov, había denunciado antes, en la televisión, que Ucrania sufría una agresión. “Esto es una guerra contra nosotros y debemos estar listos para detener esta agresión”, dijo refiriéndose a los incidentes de Odessa del viernes pasado, en los que murieron más de 40 personas. Para Turchinov, “el objetivo de los pro rusos es derrocar al gobierno en Kiev”, y anunció la instalación de puestos de control en la capital y en otras ciudades del país, “donde puede haber saboteadores, provocadores”. “Esperamos provocaciones el 9 de mayo”, día festivo que conmemora en Ucrania y en Rusia la victoria contra la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, añadió.

Frente a esta nueva degradación de la situación, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ofreció su mediación en la crisis. “Estoy dispuesto a desempeñar un papel si es necesario”, dijo Ban ayer durante una visita a Abu Dhabi. El presidente de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), Didier Burkhalter, viajará a Moscú mañana para hablar con el presidente ruso, Vladimir Putin. Los dos discutirán “sobre la puesta en marcha de mesas redondas bajo la supervisión de la OSCE, para facilitar un diálogo nacional antes de la elección presidencial” prevista el 25 de mayo en Ucrania, indicó un portavoz de la canciller alemana, Angela Merkel. El ministro de Relaciones Exteriores, Frank Walter Steinmeier, apostó por una segunda conferencia de Ginebra, pese a la ausencia de resultados concretos de la primera.

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Las fuerzas gubernamentales cerraron las rutas de acceso a Slaviansk, bastión de los separatistas pro Rusia.
Imagen: EFE
 
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