EL MUNDO › INCIDENTES ENTRE ISRAELíES Y PALESTINOS, A PESAR DEL ALTO EL FUEGO EN MEDIO ORIENTE

Puñal en Jerusalén, metralla en Gaza

Dos oficiales de la Guardia de Fronteras israelí fueron apuñalados en una de las entradas a la ciudad, mientras que un palestino sufrió disparos en las piernas cerca de la frontera entre Israel y la Franja. Ordenan demoler un asentamiento.

Dos oficiales de la Guardia de Fronteras israelí resultaron heridos ayer en la ciudad vieja de Jerusalén, al ser apuñalados por un individuo que huyó del lugar, informaron medios locales. El hecho se registró a primera hora del día en las inmediaciones de la Puerta de los Leones, uno de los accesos a la vieja ciudad de Jerusalén amurallada. Uno de los heridos es un agente de 19 años que fue apuñalado en el cuello, mientras que el segundo, de 35, sufrió lesiones en la mano. Ambos fueron trasladados a un hospital de la ciudad. En tanto, un palestino resultó herido en las extremidades inferiores por disparos de fuerzas israelíes en la frontera de Gaza con Israel cuando, según el ejército israelí, atravesó la valla divisoria.

Tras la agresión, la policía inició una búsqueda en torno de la ciudad vieja, donde se erigieron puestos de control para dar con el sospechoso, mientras que la Puerta de los Leones fue clausurada. De acuerdo con la investigación, el principal sospechoso es un árabe que apuñaló al joven oficial cuando un grupo de feligreses musulmanes abandonaban la Explanada de las Mezquitas tras el rezo matutino.

Al ver el ataque, el segundo oficial forcejeó con el agresor y resultó herido al intentar detenerlo. “Se trata de un suceso grave. La policía de Jerusalén trabajará hasta detener al terrorista”, dijo el jefe de la policía del distrito de Jerusalén, Moshe Adri.

Desde el mes de julio, la ciudad es objeto de tensión y provocaciones mutuas entre judíos y palestinos, agravadas por el conflicto bélico en la Franja de Gaza, concluido en agosto. Israel ocupó en la Guerra de los Seis Días de 1967 la parte este de Jerusalén, que incluye la ciudad vieja –que entonces formaba parte de Jordania–, y considera toda la ciudad como su capital “eterna e indivisible”, pese a que la comunidad internacional no la reconoce como tal.

Los palestinos reclaman el sector oriental como capital de su Estado y ven la expansión israelí como la principal amenaza a la fórmula de solución pacífica que se resume en dos Estados para dos pueblos.

De hecho, el Tribunal Supremo de Israel ordenó la evacuación y demolición del asentamiento de Amona, donde residen alrededor de 50 familias, en un plazo de dos años, informó el diario local Haaretz.

Amona fue construido en 1997 sobre un terreno de propiedad privada palestina ubicado cerca del asentamiento de Ofra, y en 2006 sufrió el desmantelamiento de nueve estructuras permanentes. En 2008, residentes palestinos solicitaron la demolición de la totalidad de este asentamiento considerado ilegal por las autoridades israelíes, que diferencian entre aquellos que cuentan con permisos y aquellos que no, a pesar de que, según el Derecho Internacional, todos los asentamientos son ilegales.

El pedido palestino pasó por múltiples etapas y el Estado israelí decidió desmantelar Amona antes de concluir 2012, si bien luego dio marcha atrás y aseguró que únicamente demolería las estructuras sobre las que pesaran solicitudes individuales.

Por su parte, algunos de los residentes de Amona aseguraron haber comprado varias parcelas de tierra, si bien la policía israelí determinó posteriormente que los títulos de propiedad habían sido falsificados. El presidente del Tribunal Supremo, Asher Grunis, afirmó en su fallo que el hecho de que parte de los terrenos pudieran haber sido comprados no afecta a la decisión del tribunal. “La compra de tierra no allana el camino para la construcción sin permisos”, destacó. “Las estructuras fueron construidas en terrenos de propiedad privada y no hay posibilidad de autorizar su construcción, incluso de forma retroactiva”, agregó.

“La decisión de evacuación no fue tomada a la ligera. Las implicancias de llevar a cabo la demolición serán duras y dolorosas para los residentes y sus familias, que establecieron un asentamiento comunal. Sin embargo, estas dificultades no pueden permitir que se valide una construcción ilegal”, concluyó.

Por otra parte, el líder de Hamas en Gaza, Ismail Haniye, aseguró ayer que el movimiento islamista sigue comprometido con el alto el fuego pactado con Israel en agosto pasado, mientras la otra parte lo respete de la misma manera.

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Palestinos de Ramalá marchan por un ministro de la AP muerto en un choque con policías israelíes.
Imagen: AFP
 
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