EL MUNDO › ATENAS RECHAZA TRABAJAR CON LOS TECNICOS DE LA TROIKA QUE EXIGEN UN PLAN DE AUSTERIDAD

Dura negociación con Bruselas por la deuda griega

Atenas avisó que no va a contradecirse pidiendo una prolongación de ese programa de asistencia financiera, que obligaría a Grecia a mantener la política de austeridad, lo cual podría costarle un tramo del rescate europeo.

La Eurozona y Grecia plantearon ayer sus diferencias: Bruselas advierte que no se pueden “ignorar” los compromisos y el gobierno de Atenas afirma que no trabajará con los encargados de supervisar una política de austeridad que rechaza de plano.

El gobierno griego anunció ayer que está dispuesto a renunciar a un último tramo de ayuda financiera y a dejar de trabajar con los delegados de la troika encargados de supervisar una política de austeridad que rechaza de plano. Los anuncios los hizo el ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, en una tensa conferencia de prensa con el jefe del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem.

“Ignorar los acuerdos previos no es el camino a seguir”, dijo el jefe de los ministros de Finanzas de la Eurozona, Jeroen Dijsselbloem, en una conferencia de prensa con el ministro griego Yanis Varoufakis en la que ambos parecieron tensos. Después de dos planes de rescate internacionales por un total de 240 mil millones de euros, el Ejecutivo griego quiere negociar una reducción de su deuda (175 por ciento del PIB) y un abandono de las medidas de austeridad aparejadas a dicha asistencia.

Grecia todavía debe recibir unos 7200 millones de euros de aquí a un mes, como parte del programa de rescate, que expira el 28 de febrero.

Varoufakis dijo que rechaza recibir ese dinero, y que su gobierno fue elegido con la promesa de poner fin a la austeridad. Por eso, el ministro aseguró que su gobierno no va a contradecirse pidiendo una prolongación de ese programa de asistencia financiera, que obligaría a Grecia a mantener la política de austeridad.

En la conferencia de prensa con Dijsselbloem, Varoufakis explicó que su gobierno buscará “la máxima cooperación” con los acreedores del país (UE, BCE y FMI), pero no trabajará con los delegados de la troika que desde 2010 vigilan al detalle el cumplimiento de las reformas y recortes exigidos a Atenas.

El Ejecutivo griego pide además una conferencia internacional para eliminar una buena parte de su deuda y también la de otros países europeos, como la que se hizo en 1953 en Londres para reducir la deuda alemana. Respondiendo a una pregunta sobre este punto, Dijsselbloem contestó secamente que “esa conferencia existe, y se llama el Eurogrupo”, el foro de los 19 ministros de Finanzas de la Zona Euro.

Como parte de los esfuerzos para renegociar la deuda y la salida de la austeridad, el primer ministro Alexis Tsipras hablará el martes en Roma con su homólogo italiano, Matteo Renzi, y el miércoles en París con el presidente francés, François Hollande. Varoufakis, por su lado, viajará del domingo al martes a Londres, París y Roma para reunirse con sus pares en esos países. Por ahora, ni él ni Tsipras irán a Alemania, el país que mantiene la posición más dura sobre la salida del plan de austeridad que exige el gobierno griego.

La Bolsa de Atenas reaccionó negativamente ayer, y cerró la sesión con una caída de 1,59 por ciento. El mercado de deuda también se tensó, y el rendimiento del bono griego a diez años se acercaba al 11 por ciento por encima del alemán.

El gobierno griego dejó claras sus intenciones desde el miércoles, anunciando una lluvia de medidas contrarias a las reformas y recortes dictados desde 2010 por la troika de acreedores, la UE, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. En virtud de los rescates, los socios de la Eurozona (integrada por 19 países) tienen una exposición de unos 200 mil millones de euros a la deuda griega, a través de garantías a un fondo común y de préstamos bilaterales. Por eso, tanto la Comisión Europea como Francia y Alemania, los dos países más expuestos (42 mil millones y 56 mil millones de euros, respectivamente), no paran de advertirle a Atenas que deberá tener eso muy en cuenta.

“Grecia no va a conseguir llegar a fines de febrero”, dijo alarmado Theodoros Pelagidis, del think tank Brookings, a la agencia Bloomberg.

Según el diario griego Kathimerini, actualmente hay menos de dos mil millones de euros en las arcas del Estado griego, que se habrán agotado a fines de febrero.

El banquero francés Matthieu Pigasse, directivo del banco Lazard, que asesora al fondo de reestructuración de los bancos griegos, estimó por su parte que es “absolutamente necesario” reestructurar la deuda griega.

Según él, hay que “reducir a la mitad” la deuda griega en manos de acreedores públicos, lo que implicaría la quita de unos 100 mil millones de euros.

Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión, el órgano ejecutivo de la UE, dijo al diario francés Le Figaro que “no se plantea eliminar la deuda” griega, aunque “sea posible hacer algunos arreglos”. En la misma línea, el ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, descartó también una anulación de la deuda, y dijo que lo que sí es posible es aminorar la carga de ésta. “Hablaremos de la deuda para aliviar la carga. Pero no para anular la deuda, porque eso equivaldría a transferir el peso del contribuyente griego al contribuyente francés”, dijo Sapin.

El vicecanciller de Alemania, Sigmar Gabriel, dijo que espera que Grecia cumpla con sus compromisos de reformas y disciplina fiscal, adoptados a cambio de la asistencia internacional.

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El premier griego Alexis Tsipras recibe al presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem (se ve la sombra), en Atenas.
Imagen: EFE
 
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