EL MUNDO › GRECIA NEGOCIA SU DEUDA

Rechaza el ultimátum

El gobierno griego de Alexis Tsipras (foto) rechazó ayer todo “ultimátum” después de que su ministro de finanzas, Yanis Varoufakis, recibiera el jueves un contundente “no” de su par alemán, Wolfgang Schauble, a las propuestas de su país sobre la deuda griega, y agregó que “romper las negociaciones no es una opción”. “No admitiremos ningún ultimátum”, declaró el portavoz del gobierno de Grecia, Gavriil Sakelaridis, a la radio Vima FM. “Nuestra intención es negociar de buena fe con todas las instituciones europeas para alcanzar un acuerdo beneficioso para todos”, afirmó. El portavoz del Gobierno recalcó que “Syriza nunca anunció una quita unilateral de la deuda griega” y que, por el contrario, presentó propuestas “para una reducción razonable”. Frente a eso, recalcó el vocero, “nos pusieron el cuchillo en el cuello”.

En la reunión del Grupo de Trabajo del Euro celebrada el jueves en Bruselas todos los países de la Eurozona exigieron a Grecia que pida oficialmente una prórroga del programa de rescate existente y se comprometa al cumplimiento de todos los compromisos del gobierno anterior, señalaron fuentes del Ministerio de Finanzas griego. “Si firmáramos tal cosa caería el gobierno”, explicó Salekaridis, quien recalcó que el sistema bancario griego no tiene problemas urgentes de liquidez pues “utilizó hasta ahora tan solo la quinta parte de la cantidad de dinero que podría pedir prestado a través del mecanismo urgente de provisión de liquidez (ELA)”.

Pero también precisó que “romper las negociaciones no es una opción” y agregó que Atenas “presentará en la reunión extraordinaria del Eurogrupo del 11 de febrero sus propuestas para un programa de reformas e insistirá en la necesidad de buscar una solución para garantizar a Grecia la liquidez necesaria”.

Salekaridis hizo notar que hasta el gobierno de Antonis Samaras (que terminó como mero ejecutor de órdenes que recibía de la troika) “resistió durante ocho meses” para evitar la “reducción drástica de las pensiones, el aumento de los despidos y de modo negativo a los salarios”.

De regreso a Atenas luego de una gira europea con pocos resultados, los dirigentes del nuevo gobierno griego reiteraron ayer sus demandas de un plan de ayuda al país, manteniendo su posición antes de las difíciles reuniones de la semana próxima. La posición del gobierno, y el tiempo que pasa cuando hay fechas límites y cruciales para cumplir con sus acreedores, llevaron a la agencia Standard & Poor’s a degradar de un nivel la calificación del país, de “B” a “B-”.

Anteayer, ante una multitudinaria manifestación de apoyo contra el “chantaje”, Tsipras había asegurado que “Grecia no aceptará más órdenes, especialmente órdenes que llegan por e-mails”, refiriéndose a los correos electrónicos que solía enviar la troika con los pasos a seguir para garantizar el pago de los millonarios “rescates”.

“En sólo una semana ganamos aliados que no habíamos ganado en los últimos cinco años de crisis”, agregó el nuevo premier griego y recordó el respaldo prometido por los gobiernos de Reino Unido, Francia y Roma.

Solo Alemania expresó su desinterés por el resultado de la elección griega, y dejó en claro su total disidencia con Tsipras a través de su ministro de finanzas, Wolfgang Schauble.

La capacidad de financiamiento del país reposa ahora sobre las facilidades del BCE para no ir a la quiebra, lo que podría desencadenar un pánico con imprevisibles consecuencias en los mercados. Tras haber enviado un mensaje de rigor a Grecia, el BCE abrió sin embargo una puerta para dar un poco de oxígeno a los bancos griegos, que podrían pedir prestado a la institución hasta 60.000 millones de euros. El programa de ayuda europeo a Grecia termina a fines de febrero.

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