EL MUNDO › MESA TOMO JURAMENTO AL NUEVO GABINETE BOLIVIANO

Un gobierno sin partidos

Los ministros del flamante presidente son apartidarios y de perfil técnico. Hay tregua y hoy habrá asamblea para decidir si se levanta la protesta. Quispe anunció una guerra civil.

El presidente de Bolivia, Carlos Mesa, tomó juramento a su nuevo gabinete y estrenó una nueva fórmula de gobierno, eligiendo ministros independientes y técnicos, que no forman parte de los partidos políticos históricos. Mesa responsabilizó ayer “al poder político” por la represión militar de las protestas, y aseguró que su gobierno respetará las inversiones extranjeras. El flamante presidente dijo que está investigando si hay un “contrato secreto” ya firmado que obligue a Bolivia a exportar gas a California a través de Chile. Las organizaciones populares que derrocaron al gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada marcharán hoy desde El Alto, el suburbio paceño que fue foco de las protestas, al centro de la capital, para realizar una asamblea que decida si se levantan los bloqueos.
El gabinete que juró ayer en el Palacio del Quemado cuenta con dos ministros indígenas. Mesa pidió a su equipo que ayude a reconstruir al país después de “la hecatombe” sufrida y destacó que “el abismo está ahí todavía”. Mesa destacó que por primera vez en 21 años de democracia, Bolivia tendrá un gobierno sin partidos políticos, pero dijo que “soy un convencido de que los partidos políticos como concepto y como estructura son esenciales para la arquitectura de la Constitución y la democracia”.
Los sindicalistas, campesinos y mineros que derribaron al presidente Sánchez de Lozada respetaron la tregua informal y las rutas bolivianas estuvieron ayer abiertas casi en su totalidad. Hoy realizarán una marcha desde El Alto hasta el centro de La Paz, para decidir en asamblea qué pasos seguir. Sin embargo, el líder de los campesinos Felipe Quispe anunció que su grupo realizará ahora apenas “una retirada táctica” y que en abril del 2004 volverá para “patear el tablero político del país” y tomar el poder. Quispe aclaró que está dispuesto a llegar a la guerra civil si es necesario, pero dijo que hablará con Mesa para exigirle que derogue el decreto que impuso el libre mercado en Bolivia y la ley nacional de hidrocarburos. “Sabemos que Mesa tiene compromiso con los gringos –definió Quispe–, no es más que otro caballito que está ahí. Va a tener problemas y lo decimos públicamente.”
En una tónica totalmente diferente, Mesa dijo horas antes de asumir que respetará las inversiones extranjeras y que “los inversionistas saben que la mejor forma de garantizar su presencia es la posibilidad de abrir con flexibilidad una negociación en los términos vinculados, por ejemplo, al tema de los hidrocarburos”.
El nuevo presidente también relevó al ejército de culpas por la represión que dejó 77 muertos y 400 heridos. Hablando en el Colegio Militar por la mañana, dijo que “la responsabilidad del poder político coloca a las Fuerzas Armadas en el ámbito operativo. Las Fuerzas Armadas cumplen las órdenes del poder político en función de su responsabilidad y en función de lo que es la instrucción de lo que tienen que cumplir. Hemos estado al borde de una confrontación que ha costado muchas vidas de compatriotas, es indispensable que en un momento como éste los movimientos sociales reflexionen sobre la necesidad de buscar la paz”.

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Pese a la composición de su gabinete, Mesa dijo que los partidos son indispensables para la democracia.
También habló ante los militares y dijo que la culpa de las 77 muertes es “del poder político” y no de ellos.
 
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