EL MUNDO › EN LA CAMPAñA POR LA CANDIDATURA PRESIDENCIAL REPUBLICANA PRIMA EL ATAQUE A LOS INDOCUMENTADOS

Compiten por ver quién insulta más

En sintonía con Donald Trump, Jeb Bush usó el término “bebés ancla” para hablar de los hijos de inmigrantes sin papeles, y Chris Christie comparó a las personas que llegan a EE.UU. en condiciones irregulares con paquetes de correo.

 Por Gustavo Veiga

Delincuentes, violadores, paquetes de FedEx, bebés ancla, son los agravios antiinmigrantes que se colaron en la campaña por la candidatura presidencial de los republicanos en Estados Unidos. La dialéctica injuriosa que inauguró Donald Trump y cosechó repudios en cadena la continuaron durante la última semana sus adversarios en la interna, Jeb Bush y Chris Christie. Como si tuvieran que ponerse a tono en el lenguaje empleado por el empresario multimillonario que encabeza las preferencias en las encuestas y que cosifica a los indocumentados.

La definición de bebés ancla (“anchor baby”), una expresión que se remonta a los años ’80 y que se utilizaba para definir a los hijos de refugiados vietnamitas, volvió a ser aggiornada por el menor del clan Bush. El ex gobernador de Florida y principal rival de Trump en la interna, dijo durante el programa televisivo del periodista ultraconservador Bill Bennet: “Si existe abuso, si hay mujeres embarazadas que vienen a este país a tener bebés porque pueden hacerlo, debemos impedirlo. Tenemos que prevenir esto para evitar que existan estos bebés ancla, como se los llama, para que no entren al país”.

Jeb tuvo tiempo de retractarse cuando otro grupo de periodistas lo consultó. Uno de ellos le preguntó: “¿Tiene usted un mejor término?”. A lo que respondió: “Yo dije que es un término comúnmente usado, no que fuera mi propio lenguaje”. Bush alega a menudo que nada tiene contra los inmigrantes, que su esposa Columba es mexicana y hasta recordó una anécdota a principios de agosto que involucra a uno de sus hijos, George P. Cuando jugaba al béisbol con sus compañeros hispanos, en un viaje al norte –contó– “se dijeron cosas horribles sobre las personas de Miami”. Para refrendarlo agregó que su hijo “tiene piel oscura”.

El hermano del ex presidente George W. recibió una andanada de críticas. Y se defendió de un cuestionamiento de Hillary Clinton, la precandidata demócrata, con el argumento que utiliza siempre: “Yo estoy orgullosamente casado con una mexicana. Mis hijos son hispanos”. Sus credenciales en la comunidad de ese origen lo ponen en contradicción con su propio discurso antiinmigrante. Bush integra la Red de Liderazgo Hispano, una influyente organización que ha publicado un documento donde se señala que no debe usarse la expresión bebé ancla.

En Estados Unidos se estima que cada año nacen 300 mil niños que al menos tienen un padre indocumentado, según datos del Pew Hispanic Center, otra ONG que hace estudios sobre el tema y señala que hubo una caída en la inmigración desde 2010 hasta hoy. Sobre todo se apoya en la disminución de la cantidad de mexicanos que ingresaron a EE.UU. La mayoría de los migrantes de ese origen vive en California, Texas y Florida y en menor medida en Nueva York, Illinois y Nueva Jersey, según datos de 2012.

Los intentos para quitarles sus derechos a los hijos de indocumentados son recurrentes. En estados con gobiernos xenófobos como el de Arizona –donde se levantó un muro mediante aportes privados–, se ha intentado legislar contra los llamados bebés ancla. Con todo, la pretensión de arrebatarles la ciudadanía choca con la enmienda 14 de la Constitución aprobada en 1868 y que les otorgó ese derecho a los antiguos esclavos tras la Guerra de Secesión.

El empeño en quitarles un derecho constitucional a los bebés de padres indocumentados sin embargo no se compadece con la potencial “peligrosidad” que le atribuyen a esas criaturas los halcones republicanos. Recién al cumplir 21 años y ya adultos, esos bebés ancla podrían transmitirles el beneficio de un status migratorio legal a sus padres. Se conocen miles de casos en que estos últimos fueron deportados y sus hijos permanecieron en EE.UU. Según un reporte de 2013 del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), desde 1998 hasta 2007 se había deportado a más de 100 mil inmigrantes, todos padres de hijos estadounidenses. En 2011 la cifra llegó a poco más de 46.500 padres deportados, mayormente de México, Guatemala y Honduras.

A la dialéctica antiinmigrante que instaló Trump en la interna republicana y que siguió con las expresiones de Jeb Bush, se sumó el último sábado el precandidato y gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie. Comparó a quienes intentan llegar a EE.UU. en condiciones irregulares con paquetes de un correo privado. Aludió al slogan de una empresa que dice: “En cualquier momento FedEx puede decirte dónde está tu paquete”. Propuso que para frenar la inmigración irregular iba a pedirle “a Fred Smith, fundador de FedEx, que venga a trabajar con nosotros. Sólo tiene que venir durante tres meses a Inmigración y Aduanas a enseñarles” cómo hacerlo. Hasta precisó que, bajo un determinado sistema de control, la inmigración podría reducirse un 40 por ciento.

“Tenemos que crear un sistema que rastrea a la gente desde el momento en que entra al país. Y cuando se acabe el tiempo, entonces iremos por ti y te diremos: ‘perdón, gracias por venir pero es hora de irse’”, dijo Christie tratando de cautivar a su potencial electorado ultraconservador en un encuentro en New Hampshire.

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Bush alega a menudo que nada tiene contra los inmigrantes y que su esposa Columba es mexicana.
Imagen: AFP
 
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