EL MUNDO › QUE SE ESPERA TRAS EL DESENLACE DE LA GUERRA EN IRAK

Preámbulo para un nuevo Apocalipsis

Después de los atentados de Ryad, Casablanca y Estambul, expertos antiterroristas europeos creen que Al-Qaida y sus aliados locales pueden estar preparándose para lanzar una ola de terror sobre Europa y aliados clave de EE.UU. en Irak. Gran Bretaña, Israel, Australia, Francia, Bélgica –sede de la OTAN y de la UE–, España, Alemania y Polonia estarían en la lista negra, en ese orden.

 Por Eduardo Febbro

Multinacional rica en hombres y en fondos, insaciable en sus actos y presente en casi 100 países, a la vez coherente y sorprendente, las “redes” del terror son uno de los principales dolores de cabeza de los dirigentes mundiales. ¿Cuántas hay realmente? ¿Quién manda en la cúpula? ¿Los grupos terroristas pertenecen acaso todos a Al-Qaida? ¿Existe una estructura central o las redes actúan aisladamente? Las preguntas que se acumulan bajo forma de fichas sobre los escritorios de los jefes de los servicios de inteligencia occidentales tienen el mismo perfil y encierran un mismo interrogante. ¿Hacia dónde va el terrorismo? “¿Hacia dónde?”, pregunta con ironía un diplomático francés de alto rango, que luego responde: “Hacia lo peor, tal como lo señalamos antes de que se desencadenara la guerra en Irak”. Los atentados cometidos en el mundo desde que Estados Unidos y Gran Bretaña invadieron Irak vinieron a sumarse a un cuadro ya complejo que, según los especialistas de los servicios secretos, puede agravarse cada vez más.
Los cuatro actos terroristas perpetrados en Estambul el 15 y el 20 de noviembre, el atentado de Casablanca y el cometido en Ryad aparecen como “plenamente” ligados a la guerra en Irak. Las manos destructoras golpearon los Estados que mantienen buenas relaciones con el “invasor” norteamericano y, en lo que atañe a Turquía y Marruecos, incluso con el aliado privilegiado de Washington, es decir, Israel. La metodología empleada por los terroristas lleva la marca de Al-Qaida y, sin embargo, los observadores ponen de relieve que en tres de los cuatro países afectados las acciones fueron protagonizadas por islamistas nacionales y no por redes extranjeras infiltradas en el país. La pregunta queda siempre en suspenso: ¿los terroristas responden acaso a la estructura de Bin Laden o se trata únicamente de la aplicación de una “estrategia autónoma” pero inspirada de los principios popularizados por Bin Laden? Para los expertos de la Cancillería francesa, lo que ocurre hoy es la consecuencia directa de la guerra en Irak. Quienes temían que el conflicto iraquí acarreara la desestabilización de Medio Oriente y el incremento del terrorismo contra los intereses norteamericanos, británicos y las comunidades judías tuvieron razón antes de tiempo. “Lo que temíamos antes de la guerra terminó siendo una realidad. Estamos asistiendo al nacimiento de una nueva forma del terror cuyo motor es la venganza y sus protagonistas son pequeños grupos extremistas que funcionan de manera autónoma”, analiza un militar francés. Mucho más claro aún, el general August Hanning, jefe del servicio alemán de inteligencia, asegura en las páginas del semanario francés Le Nouvel Observateur que “Al-Qaida se regeneró con la guerra en Irak. Si bien es difícil definir el papal exacto que tiene Bin Laden en la planificación de los atentados, sabemos perfectamente que, gracias a sus mensajes, él sigue movilizando a sus partidarios y explota muy bien la situación que impera en Irak”. El militar alemán está convencido de que, “a escala mundial, los extremistas islamistas ven en Irak el punto de cristalización”. Para los europeos, los cuatro atentados cometidos en Estambul representan “el preámbulo” de “un nuevo Apocalipsis”. La mayoría de los especialistas de la lucha antiterrorista interpreta esos atentados como una advertencia lanzada no sólo a Turquía sino, sobre todo, al conjunto de los países de la Unión Europea. “Elegir Turquía como blanco y actuar sobre objetivos judíos y occidentales equivale a decirle a Europa que la próxima vez será su turno”, comenta sin muchas esperanzas un diplomático francés.
Militares, jueces, servicios especiales europeos, todos los interlocutores ligados a la lucha antiterrorista reconocen que tienenenfrente un enemigo invisible y plural. Nadie sabe a ciencia cierta de cuántos supuestos miembros consta Al-Qaida. Consolidada en torno de la guerra en Afganistán, Al-Qaida es una constelación tanto más enigmática cuanto que se organiza según un esquema que no tiene precedentes en la historia del terrorismo. Richard Labévière, autor de una documentada investigación sobre los grupos terroristas (Los bastidores del terror), explica que “Al-Qaida no es una estructura organizada según un modo piramidal, como podría serlo un comité, por ejemplo. Al-Qaida designa más bien una referencia común antes que una estructura centralizada”. Si, como lo afirman las versiones oficiales, el santuario afgano de Al-Qaida fue destruido, sus cuadros y los miembros del núcleo más cercano a Bin Laden eliminados o arrestados en Afganistán y Pakistán, ¿por qué el terrorismo persiste a la escala actual? Reunidos en Bruselas a mediados de noviembre para realizar una “evaluación” de la amenaza terrorista, los miembros del Esisc (European Strategic Intelligence and Security Center) establecieron una “lista” negra de los países más amenazados. El documento muestra precisamente que esos países son aquellos que, de una u otra manera, “responden” a lo que se considera como la “política de los Estados Unidos”. Para el Esisc, luego de Estados Unidos los países que están en peligro son, en orden de importancia decreciente, Gran Bretaña, Israel, Australia, Francia, Bélgica –sede de la OTAN y de la UE–, España, Alemania y Polonia.
En ese contexto, los expertos arguyen que, lejos de haber “decapitado” al terrorismo y a Al-Qaida, el “aislamiento” en que quedaron sus dirigentes más la propagación del mensaje de Bin Laden dieron lugar al nacimiento de otra forma de terrorismo. Un especialista militar acota que “aun sin tener la más mínima conexión con Al-Qaida, los grupúsculos islamistas se sirven de esa denominación como una marca a fin de movilizar a más gente y darles un relieve creciente a sus acciones. Al-Qaida se ha convertido en una marca que identifica a miles de individuos desconectados a través del mundo. Ese es el peligro principal. Tenemos un enemigo que está en todas partes, que se puede despertar en cualquier momento y que no pertenece a ninguna estructura”. Los miembros del European Strategic Intelligence and Security Center evocan incluso una personaje más peligroso. Se trata del “mujaidin no alineado”, una suerte de individuo bien formado, aislado y, por consiguiente, totalmente indetectable. Una bomba humana que se activa según sus convicciones y las influencias del momento.
¿Hacia dónde va el terrorismo? Lo peor sería orientarlo exclusivamente hacia Al-Qaida, sugiere Alain Chouet, investigador en el Instituto francés de Relaciones Internacionales y especialista de los servicios secretos. Por paradójico que parezca, Alain Chouet afirma que desde que se produjeron los atentados del 11 de septiembre, sólo cinco acciones terroristas perpetradas desde entonces tienen un “lazo seguro con Al-Qaida”. El resto no. ¿Entonces quién? Chouet observa que la obsesión de Al-Qaida orientó las investigaciones hacia pistas falsas al tiempo que, en el seno de las poblaciones fundamentalistas, reforzó la convicción de que “ese modelo existe”. Según Alain Chouet, Al-Qaida “cedió su lugar a una multitud de pequeños activistas locales de segunda mano que expanden la violencia con estrategias tortuosas o indirectas”.
¿Hacia dónde va el terrorismo? “Si no actuamos de otra manera, si no obligamos a los Estados que se sirven de esos grupos a cambiar de actitud, los nuevos actores de la jihad se dedicarán a mantener un estado mundial de guerra sin fin”, advierte un diplomático europeo.

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Trabajadores forenses y policías trabajan entre las ruinas del banco HSBC en Estambul.
 
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