EL MUNDO › LA CIUDAD DE FLINT, EN MICHIGAN, VIVE LAS CONSECUENCIAS DEL GRAVE PROBLEMA DE CONTAMINACIóN

Agua tóxica se filtra en la campaña

Clinton dijo que se sentía indignada, ya que los afectados llegan a 30 mil. “Tenemos una ciudad de EE.UU. donde la población ha estado bebiendo y bañándose en agua tóxica.” El gobernador republicano es señalado como el responsable.

 Por Gustavo Veiga

El grave problema de Flint, en Michigan, y su agua contaminada con plomo se filtró en las elecciones primarias de Estados Unidos. Su visibilidad era relativa hasta que Hillary Clinton aprovechó una pregunta en el debate demócrata para decir que se sentía indignada. En abril de 2014, aquella ciudad cambió su suministro de agua potable para abaratar costos. Casi dos años después, diez personas murieron, unos 8 mil niños podrían sufrir daños cerebrales irreversibles, el gobernador republicano del estado, Rick Snyder, es señalado como el responsable del desastre medioambiental y el presidente Barack Obama lo definió como “terrible tragedia”.

Flint, una localidad de cien mil habitantes donde predominan los afrodescendientes, el 40 por ciento de su población es pobre y su tasa de criminalidad per cápita es siete veces superior a la media de EE.UU., ha sido víctima de políticos y funcionarios inescrupulosos. El principal acusado es el gobernador de Michigan. Todavía en su cargo, tuvo que pedir perdón por los daños causados. Su detención es exigida por un célebre nativo de la ciudad, el cineasta Michael Moore (ver recuadro) y la cantante Cher.

“El agua del río Flint corroe las tuberías de plomo hasta 19 veces más que la proveniente de Detroit”, dijo Marc Edwards, profesor de la Universidad de Virginia que analizó muestras del líquido. Ese curso de agua de 106 kilómetros fue elegido por funcionarios locales designados por Snyder para reemplazar otro que se había utilizado durante medio siglo: el del lago Hurón, conectado al sistema de agua de Detroit, la principal ciudad del estado. El objetivo era bajar costos. El gobernador encuadrado en el Tea Party sabía los riesgos que corría. Impuso un severo plan de austeridad, mediante una ley pasó por encima del propio ex alcalde de Flint, Dayne Walling y el agua viscosa haría lo demás.

Aún hoy, y después de que se declaró el estado de emergencia, se cortó el suministro proveniente del contaminado río Flint y a la ciudad homónima se enviaron miles de bidones de agua mineral, el problema sigue. La precandidata demócrata mencionó el tema en su campaña, cuando los afectados ya llegan a 30 mil. “Tenemos una ciudad de Estados Unidos donde la población, en su mayoría pobre y en su mayoría negra, ha estado bebiendo y bañándose en agua tóxica contaminada con plomo. Y el gobernador del Estado actuó como si no le importara”, dijo. El 8 de marzo son las primarias en Michigan. La disputa de Hillary Clinton por la nominación demócrata con Bernie Sanders no es ajena a esta intervención.

Snyder, según el sitio Democracynow.org, no asistió a declarar a una audiencia en el Congreso sobre el tema de los niños contaminados de Flint, porque tenía que presentar el presupuesto ante la Legislatura de su estado. Correos electrónicos difundidos recientemente lo comprometen demasiado. Dennis Muchmore, jefe de Gabinete de la gobernación, lo había alertado sobre el agua envenenada con plomo el año pasado: “Los habitantes de Flint están preocupados, con razón, por los estudios de los niveles de plomo del agua que están recibiendo (...) Esta gente está atemorizada y preocupada por los efectos en la salud, y básicamente los estamos ignorando (como estado, no nos estamos solidarizando con su problema)”, publicó el mismo medio de EE.UU., uno de los pocos que investigó la crisis en el lugar.

Es tan escandalosa la situación, que los responsables de brindar el suministro de agua anunciaron que les cortarían el servicio a los que no habían pagado la factura del agua contaminada. La nueva alcaldesa de Flint, Karen Weaver, vino a poner un poco de orden en este caos.

Asumió el cargo después de ganarle las elecciones locales a Walling en diciembre pasado. En una conferencia de prensa, comentó: “Estamos traumatizados emocionalmente y necesitamos nuevas tuberías. Es la única manera para que la comunidad tenga confianza en lo que ocurre”. También prometió: “Vamos a restaurar el agua potable casa por casa, tubería por tubería, hasta que los ductos sean retirados”. Se trata de 885 kilómetros de viejas tuberías carcomidas por el sarro y por donde se filtró el plomo del río Flint. Las obras solo serían posibles si dispusiera de un presupuesto de 55 millones de dólares. Obama la recibió. El gobernador Snyder le ofreció 25 millones. Weaver dijo: “No podemos darnos el lujo de seguir esperando”.

Algunos datos adicionales a la contaminación del agua y sus consecuencias para la salud de los habitantes de Flint, son: hay dos investigaciones oficiales en curso para determinar si hubo delito, una federal y otra del estado de Michigan. Son miles los juicios en marcha de los damnificados. Que se sepa, hasta ahora solo renunció una funcionaria de menor rango: Susan Hedman, la administradora de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) para el Medio Oeste de Estados Unidos. Un grupo de propietarios de 1700 viviendas se sumó a una demanda colectiva patrocinada por abogados de Detroit. Era previsible, el valor de sus casas o departamentos se fueron a pique.

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El cineasta Michael Moore pide la detención del gobernador de Michigan, Rick Snyder.
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