EL MUNDO › JOHN KERRY Y SUS RIVALES AFRONTAN UN COMBATE EN SIETE ESTADOS

Cuídate, George W., que vamos por ti

El senador John Kerry, el favorito demócrata, empezó a hacer campaña ayer en Missouri rumbo a la crítica fecha del próximo martes 3.

Por Rupert Cornwell*
Desde Manchester, New Hampshire

John Kerry, el senador de Massachusetts, llevó ayer a su exitosa campaña a Missouri, saboreando su convincente triunfo en New Hampshire y dejando a sus rivales tratando de encontrar la forma de parar su marcha hacia la nominación presidencial demócrata. Al final, la victoria de Kerry en la primera primaria de la temporada fue más amplia que lo previsto. Con el 39 por ciento de los votos, terminó cómodamente por delante del ex gobernador de Vermont, Howard Dean, que protagonizó una especie de recuperación al reunir un 26 por ciento.
Kerry se aseguró más apoyo que el tercero, cuarto y quinto finalistas sumados, cada uno de los cuales se declaró como el único hombre capaz de vencer a George W. Bush en noviembre. En definitiva, fue el factor “elegibilidad” lo que llevó a Kerry, un senador durante cuatro períodos y héroe de la guerra de Vietnam, a la victoria. Dean todavía genera pasión, pero las encuestas demostraron que su rival de Nueva Inglaterra ganó fácilmente entre los demócratas que creen que temas y política son secundarios a la prioridad de recapturar la Casa Blanca. Ese deseo también explica la concurrencia sin precedentes de 200.000 a las urnas, eclipsando el record anterior de 160.000 de 1992, cuando Bill Clinton terminó segundo aquí.
En su discurso de victoria el martes a la noche, Kerry sonaba como un hombre que hubiera ganado la nominación, sin ni siquiera mencionar a sus rivales y presentándose como el desafiante de Bush. Advirtió a los “mercaderes de intereses, los corruptos, a los intereses especiales y a los lobbistas” de Washington, que empezaran a empaquetar sus cosas. En cuanto a Bush, usó una de las frases con marca de fábrica del presidente: “Tráiganlo acá”. Kerry puede estar adelantándose, antes de que su atractivo en otras partes del país haya sido comprobado.
La batalla se corre ahora a los siete estados que llevarán a cabo primarias el martes –Carolina del Sur, Delaware, Nuevo México, Arizona, Missouri, Oklahoma y Dakota del Norte–, donde la etiqueta de “liberal (progresista) de Massachusetts” puede no vender tan bien. Pero sus victorias consecutivas en Iowa y ahora en New Hampshire representan un asombroso vuelco para un candidato que casi estaba descartado hace unas pocas semanas, y que iba 30 puntos detrás de Dean en diciembre. La historia también está de su lado. Los dos últimos demócratas que ganaron en Iowa y New Hampshire, Jimmy Carter en 1976 y Al Gore en 2000, se convirtieron en nominados y ganaron el voto popular (aunque no la Casa Blanca en el caso de Gore) en la elección general. “Esto podría definirse en un par de semanas”, dijo James Carville, el consultor que guió la exitosa campaña presidencial de Bill Clinton en 1992, cuando comenzaron a llegar los resultados el martes.
Los rivales de Kerry prometen seguir en cada estado, a la espera de que la convulsionada temporada electoral les depare más sorpresas. Pero todos enfrentan grandes problemas. Dean todavía es el que tiene más dinero, pero ya ha sido derrotado en dos estados en los que se esperaba que ganara. Como lo demostró Iowa, su estilo combativo y radical puede no resultar tan bueno fuera de su nordeste nativo. John Edwards, el senador de Carolina del Norte, pone sus esperanzas en el sur, concediendo en una entrevista a la CNN que si no ganaba en Carolina del Sur, donde nació, su candidatura estaría acabada. A pesar de toda su brillantez en la tribuna, y su sorprendente fuerte segundo lugar en Iowa, Edwards no logró nada mejor que un cuarto puesto con el 12 por ciento en New Hampshire, detrás del tercer puesto del general retirado Wesley Clark.
Sin embargo, el ímpetu de Clark se evaporó, después de un temprano surgimiento en enero que lo catapultó brevemente al segundo lugar en New Hampshire detrás del entonces boyante Dean. Pero en la última semana de campaña aquí, el general, en su primera elección para la función pública, mostró su inexperiencia política. Una y otra vez, se vio obligado a explicar por qué era un demócrata y aclarar su posición sobre varios temas importantes, incluyendo el aborto. Ahora necesita por lo menos una victoria decente el martes para permanecer viable. Las encuestas muestran a Clark fuerte en Oklahoma y Arizona, pero las dos victorias seguidas de Kerry seguramente van a cambiar el panorama.
Por el momento, al menos, el senador de Massachusetts tiene dinero, los medios y el impulso. Nuevamente está recibiendo efectivo, lo que le permite montar una imponente campaña de publicidad de televisión en los siete estados. Contrariamente, sus rivales simplemente tienen que ganar en algún lugar; de no ser así sus fondos se secarán, obligándolos a retirarse. Los demócratas además quieren un nominado que surja muy rápido, de manera que el partido pueda cerrar filas para la pelea común contra Bush. La presión para que los candidatos débiles se retiren será más intensa luego del próximo martes.
La perspectiva es particularmente sombría para Joe Lieberman, el senador de Connecticut que salteó el caucus de Iowa para concentrarse en New Hamphsire. Lieberman, un centrista que apoyó firmemente la guerra contra Irak, pudo lograr sólo un quinto lugar, con el 9 por ciento. Galantemente, pero casi farsescamente, trató de convertir eso en una victoria en un acto poco concurrido después de la elección.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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El senador John Kerry de Massachusetts a bordo del avión que lo llevó a St. Louis, Missouri.
 
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